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“Maleficracia”. Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando. Twitter: @abogadohurtado

5/22/2022

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VOTO BENÉFICO. Hemos escuchado desde los abuelos que: “el bien no es querido sino hasta que es perdido”.
 
Por muy plausible e ideal que sea la democracia, es frágil y la civilización humana así la ha padecido y no obstante el devenir de la historia del hombre y de la sociedad humana dan testimonio que sus grandes logros han sido conquistas bajo su amparo.
 
Crisis democráticas se han padecido con inusitada frecuencia y severidad en Latinoamérica y paulatinamente se han restablecido a pesar de la intervención militar como en la transición chilena entre Allende-Pinochet-Aylwin.
 
Se ha dicho que Latinoamérica ha sido tierra fértil para los caudillismos y las dictaduras, sin que entre unos y otras se halle diferencia práctica en términos de libertad, democracia y progreso humano y con la clara materialidad de las dictaduras y más allá de ellas que no son solo de origen militar.
 
Parafraseando a Madame Roland que antes de perder su cabeza en la guillotina, en 1793 exclamó para el mundo y su posteridad: “¡Oh, Libertad!, ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”  también hoy y con plena vigencia podríamos gritar: “¡Oh, democracia cuántos crímenes se cometen en tu nombre y contra tu nombre”!
 
Y entre el año 1793 y el actual 2022, no creo que exista registro ninguno que dé cuenta de que la humanidad o tan siquiera una nación o un pueblo se hayan alzado pidiendo la abolición de la libertad a pesar de tantos crímenes o de tantos actos de heroísmo y de humanidad que en nombre de ella se han cometido o se han celebrado y de la tanta gloria que muchos hombres le han dado.
 
Pero, como decía mi abuelo: “mijo, somos como los marranos, con la trompa entre la aguamasa y chillando”.
 
Por la libertad nos jugamos hasta la vida misma y en la trastienda y como truhanes nos las jugamos a los dados, “…marranos, con la trompa entre la aguamasa y chillando”.
 
Sin vida no hay libertad y sin libertad no hay democracia y sin democracia no hay vida, ni vida digna; habrá una existencia igualitaria a las demás especies animales no racionales ejerciendo funciones primarias, un ir y venir azaroso.
 
Y nos jugamos la vida por la libertad y esa misma vida y libertad nos la jugamos a perderlas y también en nombre de la vida y de la libertad y contra ellas ¡cuántos crímenes cometemos! Levedad y liviandad que arrasa toda grandeza humana.
 
Decía igual mi abuelo, que: “la mejor manera de aprender a distinguir el bien del mal y para toda la vida, era permitir la experiencia controlada que el niño metiera el dedo al enchufe eléctrico o a la llama de la vela” y reforzándola con el mandamiento de “mal que no quieras para ti, no lo quieras para nadie”. Algo debieron “aprender del abuelo”, [que fue el director de su propia escuela con catorce hijos a la espalda] la Montessori, Piaget, Freud.
 
Nos hallamos en Colombia centrados, pero desconcentrados en esta campaña electoral por la presidencia de la República; difusos, confusos, abatidos, avasallados, bombardeados por la liviandad de encuestadoras y medios que son como putas unidas por el mismo pecado del ¡todo por la paga!
 
Claro que el socialismo y el comunismo son grandes logros de la civilización humana, las naciones que en sus países los han abrazado han alcanzado la “igualdad real entre los hombres”, los ha hecho masa, instrumentos del Estado “igualados en la pobreza, el desempleo, la ignorancia, el subyugamiento, el hambre, la enfermedad, el desarraigo, la penalidad del pensamiento libre divergente del estatal, la “fila y ficho”, el muro, el paredón, la purga…”
 
Claro que el socialismo y el comunismo son grandes logros de la civilización humana y como el “enchufe eléctrico o la llama de la vela, al dedo del niño”, los pueblos donde fueron implantados dichos regímenes le han demostrado a toda la humanidad con sus caídas y “adaptaciones” [URSS, Alemania, China capitalista y hoy en crisis Corea del Norte] y la actual crisis de Chile, que son humanamente insoportables.
 
Atroz el señor Petro en su cierre de campaña en Medellín; puede ser que el presidente Duque no haya sido el más competente gobernante de un país “minado” en sus instituciones, pero, de eso a decir que ha instaurado en Colombia una dictadura solo comparable a la de Maduro, no puede tener sino una dañada intención, maléfica, cruel, despiadada y que solo busca la “narcotización” de las huestes que le aúpan, impedidas para contemplar lo que ocurre alrededor, de tal modo que no sienten el dolor de la pérdida de su libertad para discernir y privados de percibir el enorme tirano, de baja estatura corporal y moral, que ellos y contra ellos mismos y contra la humanidad, erigen. 
 
Sin vida no hay libertad y sin libertad no hay democracia y sin democracia no hay vida, ni vida digna y la oferta de futuro del señor Petro a los colombianos no es que no sea siquiera comparable con las de otros países vecinos, sino que no tiene con ellas ninguna diferencia y para no ser repetitivo basta echar la mirada por Chile a escasos tres (3) meses de la elección de Boric entrañable camarada de Petro.
 
Parece insignificante lo que ocurre en Chile y no vamos a referir a expropiación, pensiones y solo situémonos en algo que cualquier mortal diría que es un simple giro, un simple modismo idiomático, pero, que hoy no lo es y que es apenas como el portal de entrada a un “agujero negro” y nos referimos al nuevo “ente” lejano y ajeno a la juridicidad chilena, la “Persona menstruante”, que en todo caso ya no será la MUJER, así, MAYÚSCULA. ¿Qué serán, entonces, esas “cosas” que son absolutamente amenorréicas? ¿Constará esta circunstancia en la cédula de ciudadanía como el tipo sanguíneo? ¿Si pretendemos “enamorar” a una “persona menstruante” debemos pedirle la cédula para según conveniencia saber si es menstruante o amenorréica? Estos son partes de los cambios que ofrecen y ejecutan los agentes del “pacto global izquierdoso”: degradación del lenguaje-ser humano-dignidad humana como antesala a la posterior subyugación y represión sin que para ello y en esos casos: Cuba, Nicaragua, Venezuela y ahora Chile, se haga expresa y eficaz la “jurisprudencia de la justicia supranacional”.
 
La coyuntura electoral colombiana, lo hemos dicho y no de ahora, es compleja y con algo de suspicacia, en el “espetro” político hemos olfateado en su aparente “amplio y democrático mercado electoral” un “solo espetro” y tal como se sabe por las redes, el señor Petro no cursó invitación a dos (2) candidatos a reunirse con él, el lunes próximo, sino que envió una “moción de orden” en el “espetro de su operación avispa”.
 
Nos rompieron como familia humana, como personas humanas, como ciudadanos y a ello solo les bastó desapropiarnos del lenguaje y del amor.
 
En el “espetro” solo rueda un discurso de odio, violento, arcaico, eufemístico y estratégico y útil a alimentar a la masa predispuesta a que con tal de lograr el “triunfo electoral”, no importa que consista en perder la vida en libertad y democracia. 
 
Desde la cima de mi parábola vital y como muchos, excluidos y por esta misma razón de los discursos del “espetro” que rueda desde Medellín y por toda Colombia, desde mi “alma sangrante” empiezo por reconstruirme desde “el lenguaje y el amor” y la bondad y la esperanza y la cooperación y la solidaridad y me sumo a los tejedores y reconstructores de humanidad-humanismo contra la tiranía de lo útil que justifica todo odio, rencor y violencia y legitima la conversión del ser humano en medio o instrumento de su propia autodestrucción de su dignidad humana, de su vida y de su libertad en democracia.
 
Repetimos que en Colombia “está en peligro la democracia” y esto no va más allá de ser “un lugar común”,como estuvieron en peligro antes de perderlas y quizás para siempre, las democracias de Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Perú y ahora Chile.
 
En Colombia más allá de estar en peligro la democracia, están en peligro la vida, la dignidad humana, la libertad y la democracia, ya amenazadas y puestas en peligro inminente por el discurso del “espetro” y que bien saben los prójimos y conciudadanos, en especial los más pobres, que de ese “nuevo paraíso” que prometen los nuevos “Adán y Eva” ni siquiera tendrán las llaves, porque tan pronto mordisqueen el “fruto prohibido”, maligno, maléfico, quedan expulsados del “pacto histórico”; al paraíso, al edén prometido, jamás entrarán; los nuevos “Adán y Eva” cerrarán todos los caminos con avisos similares a: “propiedad privada, no pase sin autorización; perros bravos; púas electrizadas; guardas colectivos armados…no hay fichos para mercado, no hay fichos para salud…” y el oro de la patria muy probablemente volará directo de “la Mina” a “cajillas de seguridad” en Cuba, Rusia…
 
No hemos comprendido que: “siendo la democracia el menos malo de todos los sistemas de gobierno”, la misión de cada ciudadano no consiste en defenderla por defenderla, sino en cada día construirla, forjarla, mejorarla, hacerla perfectible, universalizar sus logros y beneficios, lo que no puede lograrse jamás desde un discurso que nos desapropia del lenguaje y el amor, para “poder hablarnos, entendernos y unirnos” y menos desde un discurso en el que la democracia misma [siendo tan mala] le abre espacio de expresión a la perversidad del ser humano, a su egoísmo, a su codicia y avaricia, a su perfidia, a su ánimo de lucro, a su “quite que ahí voy yo”, como se contrasta y verifica en el actual “espetro” en Colombia.
 
No se defienden la vida, la libertad y la democracia con el llamado “voto útil”.
 
Y no puede hacerse porque no pueden existir “ciudadanos útiles”, [excepto idiotas útiles], porque jamás podrán existir “hombres, seres humanos útiles”.
 
Si de hablar con verdad cercana a la verdad-real por subjetiva, incierta e inasible que sea y reconociendo la evolución enriquecedora de Federico Gutiérrez en su lenguaje-discurso desde el momento en que al lado de Eugenio Prieto nos sumamos a su campaña por la alcaldía [y así lo escribimos en su oportunidad] y sin dejar de señalarle algunas impropiedades en materia jurídico-legal, me hallo hoy ante un Federico Gutiérrez labrado, de fina textura y contextura, con un verbo limpio, directo y cercano y con un lenguaje ajeno y distante de impostura [saturación del doctor Uribe], con una prospectiva programática diferente en tanto vida, libertad, justicia y seguridad alcanzan dimensiones de valor y no de meras variables de consideración económica o democrática. Sabido es que en Colombia, la economía siempre ha ido bien aunque el país haya ido mal, verdad inocultable como colombiano y demócrata.
 
No es tarea fácil defender la vida en libertad y en democracia, cuando sobre Colombia y lo reiteramos, se cierne el flujo de dinero internacional de la izquierdocidad global, la cual no opera bajo el “proletarios de todo el mundo, uníos”, sino bajo la nueva divisa de “saqueadores de los países unidos”, trampa que cuenta con no poca infiltración en la institucionalidad democrática nacional, sino además con algunos nichos de derecho internacional ejerciendo burdo poder político supranacional por encima y en contra de las identidades culturales, raciales, históricas, sociológicas, jurídicas y legales, poder que debe ser replanteado.
 
No es concebible desde la dignidad humana de cada connacional que “al elegido por voto popular” se le extienda “patente de corso” para la tropelía, la insidia, la camorra, el atropello, la dilapidación del erario, la lapidación mediática de los ciudadanos contradictores y la imposición contra todo orden jurídico nacional de prácticas lesivas de derechos fundamentales discriminatorias, segregadoras, excluyentes y estigmatizantes y sin juicio con la complacencia y amparo supranacional aún ante las ostensibles violaciones de insoslayables deberes funcionales. 
 
La Constitución colombiana en su preámbulo y en los artículos 3°, 40° numerales 3° y 6° [acción pública disciplinaria], son un “perfume derramado sobre un bollo” y preguntamos: ¿ha celebrado Colombia Tratados Internacionales o ha constituido sobre la soberanía, el control político ciudadano y la acción disciplinaria nacional “prendas con tenencia” a favor de organismos supranacionales?
 
En el apretujado contexto, el requerimiento máximo que hace Colombia a su “país político y a su país nacional” es concurrir a las urnas el 29 de marzo y sufragar con discernimiento, con entereza, con valor, con sentido de pertenencia y con la plena conciencia que países de nuestra Latinoamérica también bajo la promesa de “votar por el cambio” ya hace más de dos décadas los más recientes fueron convertidos en verdaderos “agujeros negros”, de los cuales, increíblemente, es  remota su salida, cuando para ello ni siquiera cuentan con instancias de burdo poder político supranacional.
 
Es hora de empezar a romper el mito de la “intelectualidad izquierdosa” siempre avalando la subyugación del hombre y de los pueblos, con aires, además, de superioridad moral como se verifica en los pueblos y naciones que padecen los regímenes izquierdocistas, “adanistas, mesiánicos, redentoristas”.
 
Es muy difícil creer en la honradez y en la rectitud de los servidores públicos de la organización electoral colombiana, el menos en sus cúpulas y por el acumulado de irregularidades [no solo errores] recientes y porque Tibisay Lucena, no es "déjà vu"   y porque el software como tal se puede poner a servir pa´lo uno o pa´lo otro. Ojalá tengan un momento de reflexión, no es obedecer al mandamiento de Stalin: “Los que sufragan no deciden nada, los que cuentan los votos lo deciden todo”.
 
“El sufragio, el voto, es un puñal de papel” y qué bien lo saben en el “espetro” y qué infames esperando que el ciudadano colombiano se “autoapuñalen”.
 
¡Que viva el miedo, porque el miedo le ha sido dado naturalmente a la especie para que pueda vivir y sobrevivir!
 
Hay futuro y con “reservas de vigencias futuras” muy apreciado doctor Enrique Gómez Martínez.
 
Colombia, ni la autoridad electoral nos conducirán a la “MALEFICRACIA”, no al voto útil, no al voto maléfico y todos los ciudadanos demócratas depositemos nuestro VOTO benéFICO.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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¡Cambio y amor: infieles, desleales, cínicos!. Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando. Twitter: @abogadohurtado

5/14/2022

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​Stendhal, si mi memoria no falla, en su obra cumbre “Rojo y Negro” nos relata un asunto de infidelidad, deslealtad y cinismo en estrecho vínculo del poder y el amor, que cae como anillo al dedo para el contexto que viven Medellín y Colombia. 
 
Protagonistas son: la cónyuge del alcalde de Verrières y el joven Julián Sorel y el pobre señor alcalde  Renal, que apenas si fue testigo de “reparto”.
 
Narra Stendhal, que regresado intempestivamente a casa el alcalde Renal, encuentra a su cónyuge en la cama matrimonial en plenas faenas amatorias con el joven Sorel.
 
El alcalde Renal, ante lo que vieron y miraron sus ojos, no dijo nada distinto a que se marchaba para siempre y disponiéndose a abandonar el que fue su hogar común, abre la puerta y en ese momento su cónyuge le pregunta: 
 
“Renal, ¿me vas a abandonar? ¡Yo te amo con toda mi alma! y ¿me vas a abandonar, Renal? Renal, amor mío, ¿vas a darle más sentido y valor a lo que ven tus ojos, que a la sinceridad de mis palabras?”
 
Cambio es una palabra, que como la palabra amor y hasta el amor mismo como actos humanos, tienen y bastante de “Caja de Pandora” que recoge y guarda todos los males, pasados, presentes y futuros. Del mismo modo, las palabras cambio y amor y hasta el amor mismo, tienen el poder del “encantamiento”, son, -diría- como un enorme y poderoso imán que todo lo atrae y lo atrapa y no lo suelta, que es como la magia que hay en no pocas bellas damas; así, el cambio y el amor como palabras y hasta el amor mismo nos asombran y llenan, incluso antes de que ocurran con su “poder de encantamiento” todos los vacíos del camino hacia el destino final y los reconocemos plausibles, nobles e ideales como si se tratara del sellamiento final y eterno de la maléfica cajita. Dicen los que saben de cambio y amor que “ensimisman”.
 
Diría que la palabra cambio, como la palabra amor y hasta el amor mismo, como actos humanos, cosquillean en el alma y exacerban emociones, pasiones y sentimientos  tendentes y cercanos a la bondad, a la solidaridad, a la belleza, a la verdad, a la justicia, a la compasión y hasta a la misericordia como conciencia de autodirigirnos por fines plausibles,  nobles, al encuentro del gozo, de la dicha, de la felicidad, de la gratificación de la prosperidad espiritual y material, del autodirigirnos con toda fuerza y decisión libre al propio autorreconocimiento y al reconocimiento de los demás y en los demás, que hoy, los más livianos proclaman como “éxito y mérito del iluso yo solito” y que los que conservamos poco o mucho de humanidad sentimos y vivimos como el diario milagro de ser vida, biológica y vida biográfica, de ser, seres con sentido y valor en sí y capaces de dar sentido y valor a los semejantes y a todo lo existente no solo en el universo material, sino en los mundos de la cultura y la civilización.
 
Diría también, que, la palabra cambio, como la palabra amor y hasta el amor mismo, como actos humanos, en tanto sellamiento o envoltura de la “Caja de Pandora”, de igual modo como “actos en potencia” tienen su lado oscuro, su válvula de escape, la semilla o potencia de su propia y misma maldad y muchas veces conocibles y reconocibles, aun, como acto heroico o como acto de mal, como si la tendencia al bien o al amor no estuviera exenta de hacer el mal o por egoísmo, odio, rencor, venganza o ruindad o por sacrificio pro libertad plausible no fuesen a veces injustos pero discutibles en aras de su post justificación.
 
En la palabra amor y en el amor mismo, es imposible no reconocer la tendencia primigenia al cambio-bondaden la acción, moral y ética desde lo cual es posible predicar que el  cambio  no solo tiene justificación moral y ética y que tratándose de la vida humana en sociedad y desde antes de ser normado moral o jurídicamente como externalidad debe ser moral y ético pues de lo contrario carecería de todo sentido y valor en sí y negando sentido y valor a la dualidad vida biológica-vida biográfica y confinándola a un ámbito de no-libertad.
 
Sin embargo, en un ámbito de libertad, de una existencia en condiciones de no-necesidad y de no-temor, el cambio, como el amor, como palabras y como actos humanos, tienen la potencia suficiente para en su nombre y de manera subliminal fundar cuarteles de no-libertad con sus vigías: necesidad-temor instalados y ejerciendo sus funciones en un nivel de subconciencia como imperceptibles estímulos a la emocionalidad. No son pocos los amores que como el cambio, dominan, subyugan, someten, instrumentalizan al ser humano y destruyen en su vida el sentido y el valor en los altares de la vanidad, la apariencia, la lisonja, la soberbia, el interés, el lucro, la utilidad, que en los tiempos tormentosos que corren se denotan como plausibles, nobles y justificados desde el patrón de considerar que “todo es medible” cuantitativamente y con no poco desprecio por lo cualitativo.
 
La palabra cambio, como la palabra amor y hasta el amor mismo no solo exigen altos componentes de fidelidad y lealtad [que no son tan sinónimos como se supone], sino también de coherencia como madre de la honradez frente a sí y con mayor exigencia frente a los demás. No obstante, el cambio, el amor y el amor mismo no escapan de ser prisioneros de la estulticia normalizada del necio que “confunde valor con precio” o de “el fin justifica los medios” o la de “los medios justifican los fines” y o el irresoluble criterio de “si es preferible que mueran miles para salvar uno o de si es preferible que muera uno para salvar miles” o el de “lo que en política no sea posible es un error” o el de lo “políticamente correcto” como respuesta o satisfacción concreta a las demandas contradictorias de los ciudadanos-administrados o de la sociedad en general o del amor en el matrimonio en cuyo haber patrimonial no se contabilizan hijos, para mantenerlo sano de “pasivos onerosos”.
 
Del cambio muy pocas veces predicamos ¡qué miedo!, como sí lo predicamos en la “nueva normalidad”, del amor, expresa o tácitamente, como si lo plausible fuera pedir: del amor, líbranos Señor.
 
¡Qué miedo del cambio y del amor! Y por eso: ¡Que viva el miedo, si el miedo nos hace vivir! [LEER AQUÍ : https://bit.ly/3vTchfH
 
Podemos caer en las trampas del amor y rompernos, perdernos, perecer, algunos pocos, muchos, pero jamás todos. El amor también tiene sus vacíos, sus abismos.
 
¡Que miedo del cambio y del amor como palabrejas y del amor mismo!
 
En el cambio y en el amor, en lo plausible, reconocemos la esencia del poder-fuerza de la bondad en la dirección de abandonarnos como “tú y yo” y liberados forjar el “nosotros libre”.
 
Pero, el cambio como el amor, también pueden ser como en Stendhal y repetir “¡Yo te amo con toda mi alma!” desde el amor mismo y en el instante mismo infiel, desleal y cínico.
 
Con Stendhal, diría que, Medellín y Colombia viven en este instante crucial la infidelidad, la deslealtad y el cinismo del “cambio y el amor” que gritan: “¡Yo te amo con toda mi alma!”.
 
“¡Yo te amo con toda mi alma!”, es el discurso de Petro en la boca de Daniel Quintero Calle, para Medellín y para Colombia; “¡Yo te amo con toda mi alma!”, “gente pobre y humilde” y por cuenta de Diana Osorio, de Amaury Chamorro, de Alex Flórez, de Esteban Restrepo, de Juan Pablo Ramírez, de la Villamizar y de la “alias” o Arias, de Albert Corredor, de Gustavo Bolívar y de Gustavo Petro y otros. Cambio y amor que solo han producido miedo desde y para Medellín, Antioquia y para toda Colombia.
 
Son las palabrejas de los empresarios de la ruin politiquería que carcome y amenaza la poca humanidad y el poco humanismo que nos queda, que amenaza la patria, la libertad, la dignidad, la democracia, la justicia y la administración de justicia y toda la institucionalidad, la convivencia, la fraternidad, la cooperación y que ha “desaparecido” el sentido y el valor de la común unión, del bien común, del “sentido de pertenencia” y donde es claro que han forjado un nuevo “apartheid”, zonas de exclusión para los “ciudadanos viejos” pues en el discurso y en la praxis “petro-sexagenaria y quintero-cuarentona y cuaternaria” la materia prima es la “eterna juventud” en “primera línea y triple AAA”.
 
“¡Yo te amo con toda mi alma!”, es el mismo grito infiel, desleal y cínico que escuchó el alcalde Renaldesde la boca de su cónyuge y desde la misma relación amor-poder político con el joven Sorel, lo que no es nada nuevo para la humanidad que siempre ha sabido que: “Todo poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”, como también sabemos que el corrupto si ejerce poder, lo ejerce para legitimar la corrupción invocando hasta a la autoridad legítima.
 
“¡Yo te amo con toda mi alma!”, desde Petro-Quintero nos ha sido permitido conocer, saber y adquirir desde sus discursos, conciencia anticipada de que no son ese “cambio y ese amor” que como actos humanos predican por cuanto ese repetido “¡Yo te amo con toda mi alma!” es contra el sentido y el valor de la vida y de la existencia misma, a las que no solo amenazan, sino a las que ponen en permanente e inminente peligro.
 
“¡Yo te amo con toda mi alma!”  en la cadena Calle – Petro: es amenaza, exclusión, discriminación, hostigamiento, derroche de riqueza social, fanfarronería, resentimiento, sectarismo, odio, venganza, miedo, temor, terror, lo que resumimos en las primeras escaramuzas quinterianas en una columna que en pleonasmo titulamos: alcalde troglodita cruel.
 
Sonora y sororal sí es la palabreja cambio, palabreja que en boca de toda la cadena Quintero- Petro adquiere identidad material como el cambio mismo, vacío de valor y de sentido que abre la “Caja de Pandora” para diseminar todos los males contra el hombre, la humanidad, sus prójimos y sus conciudadanos desde su trono como príncipe usurpador de la integralidad de la RES PUBLICA ET SACRA.
 
¡Así es, aquí y ahora el cambio y el amor que prometió y prometen Quintero y Petro a Medellín y a Colombia!
 
Un cambio y un amor, infiel, desleal y cínico con la Constitución y las leyes, como primer acto de infidelidad, deslealtad y cinismo contra el hombre, la humanidad y el humanismo, contra sus conciudadanos, contra la sociedad, contra la democracia, contra la justicia, contra la administración de justicia, contra la RES PUBLICA ET SACRA, contra los prójimos y conciudadanos que ejerciendo el derecho fundamental a elegir, no sufragamos por él, contra los ciudadanos y empresarios que crean empresa y puestos de trabajo, contra los conciudadanos que pagan impuestos, contra los prójimos y conciudadanos pobres, no pudiendo ocultar su infidelidad, deslealtad y cinismo perversos de sus actos cuyo objetivo es subyugarlos como “su capital político electorero” con el eterno “discurso de la pobreza” y llevarlos alrededor de sus “mesas de ricos Epulones” a recoger las migajas del erario de Medellín y de Colombia, por siempre porque “cuatro años es muy poquito”en un Medellín y una Colombia que “ya no les pertenece”.
 
“Discurso de la pobreza” que, en épocas pretéritas, no redimió a los pobres de la URSS antes personas y ciudadanos de: Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán, Estonia, Georgia, Letonia y Ucrania hoy nuevamente aterrorizada por el espectro reencarnado, macabro y siniestro de J. de Stalin en el cuerpo y alma de Putin. 70 años de la URSS en los que los pobres no desaparecieron de su suelo, los mismos que debieron obtener sus alimentos, medicinas y vestidos con “fila y ficho” hasta que la URSS cayó disuelta y se cayó el Muro de Berlín y la Alemania comunista se reunificó con su propia Alemania democrática alcanzando en la actualidad el más notable desarrollo humano y económico debiendo exaltarse las dotes de una mujer mayúscula Angela Merkel.
 
“Discurso de la pobreza”, que se mantiene en Cuba desde hace 70 años gracias a la dictadura Castrista ofrendado hombres, niños, mujeres y ancianos a las fieras del mar, a las balas del régimen y a las cárceles de donde quien llega casi nunca sale vivo, de cubanos en el exilio y deportistas, médicos y artistas que huyen o se asilan en los países a donde se les envía en “misión oficial” obligados a hacer remesa de los salarios que obtienen en el exterior a la “caja menor del régimen”.
 
“Discurso de la pobreza”, que acabó con la industria del petróleo que hizo en otra época de Venezuela el país más rico de Latinoamérica donde no pocos colombianos llegaron a hacer empresa y fueron prósperos; que acabó con la industria automotríz, de cerveza, lácteos y que acabó con la prensa escrita, la radio y la Tv privada y que controla y limita hoy el internet y las redes sociales, mientras cerca de 6 millones de venezolanos van  de ”turismo por Latinoamérica”, “gratis y con viáticos oficiales” que en nombre del “Discurso de la pobreza” les ha asignado el régimen de Maduro, para que sus mujeres, muchas profesionales: médicas, abogadas, contadoras, ingenieras deban emplearse en cualquier ciudad de todos los países de Latinoamérica en restaurantes, lavaderos de carros y en la industria de la prostitución, lejanas y alejadas de su patria y separadas de sus familias.
 
O un Nicaragüa, un Bolivia, un Ecuador, un Brasil, una Argentina y ahora un Chile, donde el recién electo presidente izquierdocista Boric, íntimo de Petro, es a escasos dos meses de su posesión abucheado y malquerido por los mismos chilenos que lo eligieron porque les resultó un auténtico “paquete chileno”.
 
La línea Daniel Quintero Alcalde de Medellín – Petro candidato presidencial, son la mujer infiel, desleal y cínica de Stendhal. Nada más comparemos lo que han dicho -palabrejas del cambio- y lo que han hecho –como cambio mismo- en estos dos últimos días: desde sus megalomanías y sus condiciones de mentirosos compulsivos siguen apelando a “la gente y a los humildes” que lo eligieron y que creen que los elegirán sucesivamente en 2022 y en 2026 presidentes de Colombia [Discurso de la pobreza] y como el alcalde Renal podemos ver y mirar, que desde las palabrejas cambio-amor, hay cambio por amor al odio, al rencor, a la venganza, a la dominación, a avasallar y sojuzgar y someter a “sus propias leyes” a quienes como conciudadanos no somos sus “de-votos” y también a sus propios “devotos de-votos”, desconociendo y rebelándose contra las propias leyes de la República de Colombia, de la democracia y sus instituciones en un juego de doble peligrosidad pues a las leyes que desconocen y subvierten son las mismas leyes a las que apelan cuando sus perfidias quedan al mirar escrutador de la ciudadanía.
 
El discurso que han usado está lleno de epítetos de odio, de grosería y vulgaridad contra todas las autoridades públicas, contra todas las instituciones, contra todos los que a punta de tesón y resistencia han forjado empresa y fortuna, dividiendo al pueblo, a la ciudadanía, en la hábil estrategia de “divide y serás rey”, entre buenos y malos, ricos y pobres y sin cubierta alguna difundiendo odio y resentimiento, burla, mentira y engaño dotaciones morales y éticas muy personales de Quintero Calle desde chiquito como él mismo lo dio a conocer en un video y que como los males de la “Caja de Pandora” se le salieron con su elección como alcalde de Medellín y que se han alebrestado en estos dos últimos días por razón de haberlo puesto la República, en la “suspensión del agua bendita de la civilidad”: el derecho, la Constitución y la ley, que osadamente pretende desconocer no desde la armonización que debe existir desde la relación: Constitución-Tratados Internacionales, sino desde la perversa SUPRANACIONALIDAD espuria en que actúan sus pares en algunos organismos internacionales refractarios a las exigencias ciudadanas nacionales que demandan de las autoridades de cada país, elegidas o no, las plenas garantías de seguridad jurídica y política desde el cumplimiento de sus deberes humanos, cívicos y funcionales en todo conforme a la Constitución y a la ley nacionales. 
 
Lo mismo que dijo Petro a sus ciudadanos de Bogotá, es lo que Quintero Calle dice ahora a sus ciudadanos de Medellín y juntos a los conciudadanos de Colombia: “¡Yo te amo con toda mi alma!”.
 
Y como la mujer del Alcalde Renal en Stendhal y desde el “cambio y el amor, infieles, desleales y cínicos” Petro y Quintero pillados en “Bogotá y Medellín” por sus conciudadanos, como reales infieles, desleales y cínicos ahora apelan en medio de sus faenas amatorias infieles, desleales y cínicas con la “izquierdocidad” Latinoamericana-Europea a preguntar a los conciudadanos de Medellín y de Bogotá y Colombia:
<<¿No vais a votar por mí gente pobre y humilde? ¡Vosotros sabéis que os adoramos, son vuestra hambre, vuestra ignorancia, vuestro odio, vuestro resentimiento las razones que forman nuestro preciado tesoro, sois el oro en polvo de nuestro “capital político electoral”>>! “Que cuatro (4) años no son nada…”
<<¿Cómo no vais a votar por mí, nos vais a abandonar “gente pobre y humilde”>>? <<¿Cómo es que vosotros “gente pobre y humilde” vais a dar más crédito a lo que ven vuestros ojos, que a la sinceridad de nuestras palabras”.
 
“Gente pobre y humilde” de Medellín, Bogotá y Colombia, les “¡Amamos con toda el alma creed en la sinceridad de nuestras palabras, no deis crédito a lo que han mirado vuestros ojos”, porque vuestros ojos, nunca, han podido haber mirado:  a nuestras familias y  parentelas bien empleadas y prosperando, con valiosas propiedades; a la contratación de Bogotá y Medellín directa, a dedo, sobremedida y con los amigos o “donantes de nuestras campañas”; a la importación de chatarra de carros de basura pa´echar a la basura; a la EMPESA de SEGURIDAD URBANA en poder de un Venezolano; al Jardín Botánico sin recursos económicos y en manos de un contratista aliado y prosperando; a Buen Comienzo casi en su mal final; ni han mirado a nuestro benefactor Gillinsky-Banco Sudameris” en acciones que no sean nobles como derrotar a los ladrones del GEA…”
 
¿Vais a dar más crédito a lo que ven vuestros ojos, que a la sinceridad de nuestras palabras”? Os hemos hablado del paraíso: del “valle del soguar”, no más exploración ni extracción de petróleo, cierre de Ecopetrol; de “ expropiación democrática” de edificios para vivienda compartida e inquilinatos y de tierra rural para siembra extensiva de “aguacate Hass” para el sancocho de cuadra dominguero  mientras “el picaito” porque respetamos vuestras costumbres.
 
 “No deis crédito a lo que han mirado vuestros ojos”, porque vuestros ojos, nunca, han podido haber mirado: el “turismo a pata por Latinoamérica” y sin alpargatas: ni el “ficho y fila” para medio pollo como ración pa´ quince días; ni escasez de medicamentos; ni mirarán el cierre de El Colombiano, ni su entrega a Quintero como indemnización; ni mirarán la ocupación de la lechería de Genaro (q.e.p.d) como en Chile; ni mirarán la desaparición de las Fuerzas Armadas de la República, a lo sumo mirarán vuestros ojos a “nuestra juventud de la primera línea”, como las nuevas “fuerzas armadas colectivas populares”; porque vuestros ojos nunca ha podido mirar a ninguno de nuestra juventud en primera línea, parando una ambulancia y que en ella muera el paciente, ni quemando los alimentos y los tractocamiones que los transportan, ni torturando, secuestrando y matando soldados y policías, ni han mirado a nuestros altos comandantes reclutando menores para la guerra, ni han mirado vuestros ojos, en pira arder, vetustos magistrados>>
 
Nuestra palabra cambio-amor es de: cambio- amor por la venganza, cambio- amor por el odio, cambio-amor por el rencor, cambio-amor por el “ficho y fila”, cambo-amor por la escasez, cambio-amor por la pobreza, cambio-amor por todas las delincuencias incluidas las internacionales para todas las que proponemos “perdón social” a través de “nuestros jueces en el exterior” guiadas por el apóstol español “Santiago”, cambio-amor por el resentimiento necesarios para asegurar nuestro “capital político electoral”  y el tiempo, [que no sabemos cuánto ha de ser] para poder hacer el paraíso que os prometemos desde la sinceridad de nuestras palabras…y que pasados unos meses, ahí sí podréis mirar con vuestros ojos.
 
DECLARAOS: Daniel Quintero y Gustavo Petro que:
 
“Os amamos con toda el alma” (Vendidas al diablo) y
 
Os PREGUNTAMOS:
 
¿Vais Medellín y Colombia a dar más crédito a lo que ven vuestros ojos, alrededor: en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile…que a la sinceridad de nuestras palabras? 
 
El 29 de mayo nos vemos con Fico presidente.
 
 
 
 
 
 
 
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¡Que viva el miedo!. Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando. Twitter: @abogadohurtado

5/8/2022

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¿Cuál miedo? ¿El que gobierna nuestro “piloto automático natural” para hacer frente a las adversidades de la frágil vida humana?
 
¿El miedo a la oscuridad de la noche en un cuarto sembrado de fantasmas, brujas y cocos? ¿El de una cucaracha que vuela enorme desde donde menos pensamos? ¿El de un temblor en el apartamento de un piso 20 o 25 construido con desafío a la física estructural en aras de la eficiencia económica? ¿El miedo a un legislador que a sabiendas promueve y expide leyes ordinarias a pesar de saber y tener “UTL” y asesores que le dicen que deben ser leyes estatutarias? ¿El miedo a la tenaza a la democracia desde un conciliábulo de vanidosamente pretendidos “magistrados”? ¿Cuál miedo, el del Consejo Nacional Electoral y la Registraduría y la Procuraduría que somete a los dos anteriores a “severos controles para evitar un nuevo fraude” en las elecciones del 29 de mayo?
 
¿La humanidad solo conoce un miedo? O ¿Tenemos “pilotos automáticos naturales” para todos los miedos?
 
Diríamos que el miedo es como una antinomia o un oxímoron, siendo el significante de nuestra fragilidad es también el significante de nuestra fortaleza en situación extrema cuando la libertad se reduce a optar por una entre dos opciones iguales de perversas: luchar o huir, porque no somos ni siquiera como las aves que alzando vuelo, no huyen sino que también están luchando.
 
¿A cuál miedo, le tenemos miedo, aquí y ahora en Colombia? Al del temblor de tierra o al de la cucaracha que vuela como dron?
 
El miedo que sentimos aquí y ahora en Colombia diría que no es ese miedo vital, que no es el miedo natural de la especie, que es más bien el miedo propio de los aventureros, el del azar, el de los filibusteros…
 
El miedo que sentimos es de una parte el que nos determina por la opción de luchar, pero que es a la vez la confusa opción huir, un miedo con todas las razones y las sinrazones, el miedo de las descreencias y de los nuevos mitos y de los nuevos dioses que antes que la fusión patrocina “<<a fisión de los núcleos “adánicos y adénicos”>> de la especie bajo el imperio de un supuesto “filosofar de lo útil”, la felicidad de la economía, acortando la vida a cuenta de prolongar los años.
 
El miedo regalo de los nuevos dioses, que, del agua ya no hacen vino, sino el licor ordinario que nos mantiene en estado de coma profundo por la embriaguez del tener, hasta el amor, adquirido en “cómodas cuotas mensuales y sin financiación”, todo reducido a la espuria legitimación de los deseos y los más aviesos intereses desmontando toda la estructura de la más alta conquista de la civilización humana: el derecho, reduciéndolo a anémicos procesos discursivos contemporizadores del pragmatismo y la instrumentalización del hombre, migrando a la humanidad, bajo diversas pulsiones, desde la “deseocracia” de los “nuevos paraísos” hacia la “mercanciocracia” donde aquellas adquieren materialidad en la ausencia de sentido y valor del animal humano y de la vida humana equiparado o “igualitariamente” considerado en el universo “sintiente” aun en contra de todas las escalas, cadenas y macro y microsistemas físico-químicos y biológicos, diríamos bióticos y abióticos, desde los cuales quiérase o no se edificó toda la historia de la humanidad, para su “trasteo” al universo de lo artificial y artificioso, lo que nos permite mantener la idea que repetimos que: ha sido maravilloso que el mundo haya cambiado y nos haya permitido descubrir que lo malo y perverso ha consistido en dividir a la humanidad entre: aquellos pocos que por su sentido y valor se avienen al cambio y de él se sirven y sirven; aquellos muchos que no se han dado cuenta de él; otros tantísimos que regresivamente se oponen a él y por pulsiones estrictas de dominación, excluyentes de sus “discursos identitarios e igualitaristas” y con el sin-sentido y el disvalor de “funcionales multiapartheid”, de género, sexo, raza, nacionalidad, sistema de “descreencias” y la masa incuantificable cuya humanidad sucumbió a la tecnología. Es un imposible la humanidad y el humanismo desde el cacareado “multiculturalismo” desde la proposición que como hombres somos por lo menos un 80 % "actos de habla" y un 20% fluidos, huesos, carne, desechos y deshechos, contexto en el cual el miedo rompe todo vínculo y relación lingüística constituyendo la primera falla que derrumba la estructura social porque: no podemos hablar, no podemos vivir juntos, porque no queremos-no podemos seguir reglas, que talvez sería el conjunto proposicional que hallaría, de vivir, Searle y en conjunto Habermas, Luhmann y el mismo Wittgenstein.
 
Quizás eso explique parte del contexto actual colombiano, que obviamente incluye las tesis de Gramsci y que los “industriales del miedo” han capitalizado desde el “elevamiento cualificado” de las masas desde el aparato educativo como producto de su homogeneización bajo la única verdad que postula respecto de la no existencia de la naturaleza humana, per se.
 
No de otra manera podría intentarse construir el contexto que nos horroriza; el miedo tiende a gobernar la masa indiferenciada desde la inconsciencia, diríamos que en su primera fase de “estampida psicológica y psíquica” que solo es una masa de “yoes dándose sus propias razones y corriendo en cualquier dirección”pagando todos, el alto precio de no estar nunca ninguno a salvo, porque: no podemos hablar, no podemos vivir juntos, porque no queremos-no podemos seguir reglas.
 
La segunda fase que puede ser cercana, lejana o usualmente coetánea con la primera, es la fase de la “estampida factual”, el miedo ascendido a terror, la gran industria de los tiempos presentes, con todo su aparataje publicitario no clandestino a través de los “medios independientes bajo la libertad de información y de prensa”, sobre lo cual fue contundente M. Thatcher y de buena fe presumimos que los medios al menos actuantes en el sistema democrático y capitalista no cobran al terrorismo, pero a él sirven y la paga la reciben indirectamente en su propio “canje monetario” el rating, increíblemente y por lo general pagado por legítimas empresas e industrias capitalistas.
 
Si el mundo lograse romper los “actos de habla del miedo-terrorismo”, podría avanzarse en la reconstrucción de la sociedad, del poder vivir juntos, desde el poder hablarnos. Y es que el no-poder hablarnos no es asunto que pueda considerarse individualmente, esa es la magia y el misterio del lenguaje humano, hoy roto, fracturado, en añicos.
 
Ergo, si desde el, no podemos vivir juntos, porque no queremos-no podemos seguir reglas, porque no podemos hablar, entonces, sí hay que hacer, darle sentido y valor al miedo, hay que derrotar el dicho antiguo y “ponerle pantalones al miedo”.
 
El “miedo-terrorismo político-económico-armado” usa de “todas las formas de lucha” que a pesar del “evolucionado discurso” sigue usando sus métodos arcaícos -doble moral-, sanguijuelas o garrapatas, aferradas al Estado democrático que en actitud obscena en contexto de humanidad-humanismo los recibe y ampara como simbiontes.
 
“Ponerle pantalones al miedo”, es no caer en los mismos “lugares comunes” de “rodear al presidente, a las fuerzas armadas y de policía, a las instituciones” dado que: no podemos vivir juntos, porque no queremos-no podemos seguir reglas, porque no podemos hablar.
 
“Ponerle pantalones al miedo”, saliendo de los “lugares comunes” parte de la autoexigencia individual en perspectiva de “summa”: recomponernos, hablarnos, juntarnos-unirnos y utilizando la misma táctica del miedo-terror desarrollado por Gramsci, autocomponernos para mirar y percibir la “homogeneizada única realidad” que vive Latinoamérica: el “turismo de millones de niños, jóvenes, ancianos, profesionales” sacados de sus patrias, expulsados incompletos [no migrantes] que dejan y se traen partes de sus familias, desarraigados, desposeídos de todo bien y fortuna, víctimas de las pulsiones de la dominación de un sistema que homogeniza “igualitariamente a sus conciudadanos, en la pobreza” o como bien lo dijo Winston Churchill"El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de la riqueza; la virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de la miseria".
 
“Ponerle pantalones al miedo”, es salir de los “lugares comunes” es poner a <<hablar todos nuestros “yoes”, desde los tractocamiones, buses, autos y motos quemados en las carreteras y desde los ciudadanos, soldados y policías asesinados a bala o degollados, porque abrieron sus negocios o no atendieron el horario y desde los pueblos fantasmas que dejan estos días de miedo-terror>>.
 
Como decía un amigo: “mi apreciado don Fulgencio, usted queda interinamente hijueputa, hasta nueva orden” y hasta nueva orden estos días de miedo y terror, que no es asunto de simple delincuencia con origen en el narcotráfico y por la sola extradición, quiérase o no del conocido connacional;  quizás no llegue a conocerse la historia completa y así como no pueden descartarse vínculos con algunas autoridades del Estado, corruptas e infortunadamente a todos los niveles y en muchas de sus instituciones, no es menos cierto que de igual modo deban descartarse los nexos corruptos, entre la industria de la droga a nivel mundial y muchos de los sectores políticos, unos más que otros, en la escena electoral colombiana.
 
Hay exigencias claras a todo el sector productivo nacional, lucha de frente contra toda práctica empresarial privada corrupta y contra sus agentes corruptos y la misma lucha dentro del Estado y abrir las orejas, más que los ojos, pues los ríos subterráneos corren tranquilos aunque tormentosos y Churchill “no les va a durar toda la vida” y por más que crean en los “pikettes” de los nuevos ejércitos…
 
¿Miedo a qué? A todo y a nada, desde la inconsciencia del no saber que el punto final de toda existencia nos descubre en la triste realidad actual, que somos: "summa" de desechos y deshechos.
 
Alguna vez un hombre contó que hubo un terremoto, un cataclismo que acabó con todo el mundo y sólo él había sobrevivido; recuperado un poco de tan verraco susto y del milagro de tener la misión de repoblar la tierra, se dio a la tarea de ordenar aquel desastre y para lograr liquidez para el proyecto, empezó por vender edificios que quedaron en pie, fincas, casas, apartamentos, autos particulares, aviones, barcos, taxis, buses y hasta el Metro de Medellín…todo, todo y de repente…una voz del más allá le preguntó: “¿Y a quién le vendiste todos esos bienes?” y el muy cínico respondió al preguntón: “ A la calavera de tu madre”.
 
El gran jusfilósofo Juan A. García Amado, en su gentil respuesta a uno de mis tuits, dijo: “Saludos Nelson. A este paso, necesitarán un exorcismo. A partir de cierto grado de irracionalidad, la crítica jurídica deja de tener sentido” lo que cae como anillo al dedo ante varios despropósitos en las Cortes, el Consejo Nacional Electoral, la Registraduría, etc. de Colombia. Casi me petrifico del miedo.
 
A este tiempo vital, madrugar no es nada distinto a preguntar, ¿cómo crees que te amanece más temprano, juventud?
 
Un ser humano desapropiado de la palabra, de la esencia humana vital del lenguaje, ningún humanismo ha de esperarse cuando sus acciones han sido escindidas de los verbos rectores. El lenguaje del derecho es el lenguaje del hombre y el “nuevo bolívar petrificado” ya nos mostró cómo de la muerte, las turbas hacen del sepelio, carnaval anticipado…¡Entonces que viva nuestro miedo!
 
Ergo, pa´no quedar como ciudadano fósil, como Lot y en estatua de sal convertido, mi voto será por FICO…porque yo no me petrifico: no te petrifico, no les petrifico, para la vida, la libertad, la justicia, la democracia, el derecho, porque podemos hablar, porque podemos vivir juntos, porque queremos y podemos seguir reglas.
 
¡FELICITACIONES! A las madres vivas, a las madres muertas y a las madres vivas que vamos y nos van lentamente matando. Todos los días, son días de la madre y hoy no es día para llevarlas a hacer fila en un restaurante por un plato de lentejas... 
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Protervo “Cartel electoral”. Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando. Twitter: @abogadohurtado

5/2/2022

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Toda mi consideración, aprecio y respeto por la colega Gloria Yanet Vélez Pérez, enorme coequipera en esta “quijotada” de ir hasta las “fosas abisales” de los submundos y las infraculturas de la política y los juegos de poder, que anudan las leyes que nos dieron la libertad y la democracia y en relación con la revocatoria del alcalde de Medellín.
 
A esta altura del debate, uno mismo, metido en este cuento como simple ciudadano y después de conocer la integridad de la Resolución 2124 de 2022 proferida por el Consejo Nacional Electoral en la que lo fundamental es la decisión de abrir investigación contra el comité promotor de la revocatoria y la abstención de certificar los estados contables o de certificarlos negativamente.
 
Repetimos: ejercemos el derecho a estar equivocados y no obstante eso no demerita la paciente labor que hemos cumplido, con dedicación, disciplina, investigación, interconsulta profesional, debates jusfilosóficos sobre la democracia participativa, la prevalencia de los principios pro hominum (humanidad), pro electoratem (electorado) o pro sufragium (electores), sobre el principio pro homine (derechos del elegido), los rasgos constitucionales esenciales de progresividad y expansividad, la soberanía radicada en el pueblo, la entidad misma de la ley estatutaria 1757, la “reserva de ley” en materia de reglamentación de las leyes, la imposibilidad para las autoridades de diseñar y establecer procedimientos de investigación y escalas de sanciones por vía reglamentaria o sin facultad o competencia constitucional y /o legalmente asignada por el constituyente o el legislador y la imposibilidad respecto de leyes especiales como las estatutarias de guiar algunos procedimientos de investigación y sanción por las normas comunes del CPACA, la imposibilidad de impugnar vía recursos o en acciones judiciales los actos que completan el proceso de revocatoria por ser actos de trámite.

Nos asusta que en la Resolución 2124 de 2022 el Consejo Nacional Electoral establezca de facto una espuria “unidad de materia” entre las leyes 130/94- 1475 y las leyes 134/94-1757/15, las dos primeras regulando el ámbito total electoral: formación de partidos políticos, sus personerías, sus directivos, sus responsabilidades, la financiación y el régimen sancionatorio y la pérdida de investidura de congresistas, gobernadores, diputados, alcaldes, concejales por exceder los topes de financiación para lo cual el Consejo Nacional Electoral es competente constitucional y legalmente para investigar, sancionar con multas y demandar ante la justicia contencioso administrativa la pérdida de investidura y asimilar este primer grupo de leyes con el segundo grupo como constituyendo “unidad de materia” de leyes estatutarias electorales y de mecanismos de participación ciudadana democrática, que no constituyen actos electorales (elección) sino mecanismos de control político sobre los elegidos por razón o causa de “incumplimiento del programa de gobierno” o “por creciente insatisfacción ciudadana con el gobernante elegido”.

Horroriza, con la misma entidad de los relatos que se hacen en el libro de I. Müller “El horror de los juristas nazis”, el artículo 2°, de la Resolución 2114 de 2022, en el que anuncia a los investigados que, muy probablemente se harán acreedores de la sanción prevista en el “artículo 39, literal a) de la ley 130 de 1994 conforme a la Resolución 0696 de 2022 que reajusta las multas.

Y nos horroriza, pues si bien es cierto que la ley estatutaria 1757 no derogó en su totalidad la ley 134/94 y que atribuye competencia al CNE para investigar los excesos en topes de financiación de la revocatoria y que los investigados-disciplinables pueden ser el promotor y el comité promotor, no es menos cierto como lo halló probado la Corte Constitucional que el CNE puede investigar, pero hasta ahí llega su actuación, pues el legislador estatutario de la ley 1757 no determinó el procedimiento aplicable para investigar y sancionar, por cuanto tampoco estableció la escala y naturaleza de las sanciones, sin que por remisión y menos por analogía pueda el CNE aplicar procedimientos de las leyes 130-1475, ni del CPACA y sin que en el cuerpo de la ley 1757 hubiese otorgado facultad o competencia para diseñar por vía reglamentaria el procedimiento de investigación, sanción y determinación de las sanciones a imponer en relación con exceso en los topes y certificación de estados contables. 

Dijo la Corte: “Con todo, una norma de esta naturaleza no puede ser interpretada de manera tal que confiera a la autoridad electoral la facultad para definir el procedimiento derivado del incumplimiento de topes, pues ello sería tanto como afirmar que cada vez que el Legislador confiere a una autoridad una competencia sancionatoria, también la inviste de la facultad para regular el procedimiento aplicable, lo cual es irrazonabley contrario al principio de legalidad”.

Y agregó: “En efecto, la normativa que regule este asunto tendría que determinar el procedimiento de verificación sobre las cuentas respectivas, así como las consecuencias jurídicas derivadas de la violación de los topes. Por ende, se trataría de una regulación electoral vinculada al derecho sancionatorio, asunto que escapa a la potestad reglamentaria de la organización electoral, de conformidad con los márgenes planteados en esta sentencia”.

Y la Corte fulmina el asunto sosteniendo que: “si en gracia de discusión se aceptase que se está ante un vacío legal sobre esa materia, éste haría parte de las competencias propias del Legislador estatutario, al tratarse de una materia que excede el carácter residual y subordinado, que identifica la potestad reglamentaria de la organización electoral”. 

Horroriza, que ejercida la acción de cumplimiento conforme a las voces de la Corte Constitucional que la definen como: “La acción de cumplimiento es un mecanismo judicial mediante el cual se pretende obtener cumplimiento a mandatos expresos contenidos en normas con fuerza material de ley o actos administrativos…” cuya pretensión está dirigida a “…que se garanticen derechos de orden legal o que la administración aplique un mandato legal o administrativo, específico y determinado, procede la acción de cumplimiento”, los accionados sostengan que toda la actuación está enmarcada en la Constitución y la ley, de cuyo cumplimiento [como ordenamiento jurídico] se sustraen de manera deliberada, con plena conciencia, diría, de la ilicitud en que incurren.

Por respeto no dijimos nada distinto y respecto a la sentencia de tutela fallada por la Sala Civil del Tribunal Superior de Medellín contra el CNE que no era más que una “carta de amor dirigida a quien no es el amante y además enviada a una dirección equivocada”. Ninguna autoridad, ni en sede administrativa y menos en sede judicial puede ordenar a otra autoridad que ejerza, cumpla y ejecute un acto, una decisión para la cual constitucional y legalmente es incompetente y menos en el contexto de la plenitud sistémica, hermenéutica y filosófica del ordenamiento jurídico.

Hemos supuesto, por cuanto hay “certeza en las dudas” que los miembros del CNE electoral al menos “pasaron por alguna facultad de derecho” como muchos lo hemos hecho por las de Harvard, Georgetown, cuando hemos ido a EE. UU en un tour. No de otra manera puede comprenderse que a “reventar como sapos hinchados” de vanidad se pretendan “magistrados” que como nomenclatura y menos como dignidad les confiera la Constitución y la ley.

Horroriza, la facilidad que tienen ciertos burócratas del Estado colombiano, para incurrir en perjurio y doblemente: primero al jurar al optar el título de abogados y segundo al jurar al momento de tomar posesión de sus cargos y mil perjurios más contra sus seres más queridos, sus familias, sus vecinos, sus conciudadanos, sus amigos, sus universidades, la sociedad en general.

Horroriza, cómo desde Esaú en el relato bíblico, ningún “plato de lentejas” había alcanzado los exorbitantes costos que le ha asignado el “Cartel Electoral” de Colombia.

El “Cartel de la Toga” hizo mucho mal a la administración de justicia y a la justicia misma, pero no perdimos la justicia; ahora con el “Cartel Electoral” estamos perdiendo la democracia, la administración de justicia, la justicia, la libertad, la soberanía y la dignidad humana.

Talvez fue Orwell el que expuso algunas etapas hacia el totalitarismo y entre ellas identificó una de las etapas como aquella en la que: “nos empobrecen la lengua”. Táctica sin lugar a dudas “magistralmente” utilizada por el Consejo Nacional Electoral frente a la revocatoria del alcalde de Medellín y concretada en la reciente Resolución 2124 de 2022.

Protervo, es lo menos que puede decirse del Consejo Nacional Electoral, convertido en un “Cartel Electoral” obviamente en contra de la Constitución, en contra de la ley, en contra de la democracia, en contra de la libertad, en contra de los ciudadanos, de la sociedad y del Estado.

Conforme a las numerosas sentencias, doctrinas y proposiciones filosóficas, incluso abordadas en extenso por la Corte Constitucional y el Consejo de Estado, fortalecimos la tesis, demostrada a través de las sentencias C-150/15 y SU-077/18 que el Consejo Nacional Electoral no tiene ninguna competencia para establecer vía resoluciones reglamentarias ningún procedimiento sancionatorio, ni establecer sanciones para el caso de exceso en los topes de financiación de la revocatoria y menos que pueda aplicar en defecto de su no establecimiento en la ley 1757, las normas electorales de las leyes 130 y 1475.

Nunca antes de este escrito nos vimos tentados a ligar o vincular las acciones cuasidelictuales del Consejo Nacional Electoral y la Registraduría Nacional del Estado Civil con ocasión de la revocatoria con el medio político partidista electoral actual del país, pero, hoy, no nos tiembla la mano para decir o que siguen el libreto regado como peste en Latinoamérica y/o además aplican enormes dígitos de inflación al “plato de lentejas” haciendo inaccesible al ciudadano común la democracia participativa, la libertad, la seguridad jurídica, la dignidad humana.

Hemos repetido que: “Todavía hay jueces en Berlín”. Actuaremos si es menester ante la última instancia nacional en procura de la prosperidad de la acción de cumplimiento que arrebate de las garras del protervo “Cartel Electoral” la vigencia y eficacia de la participación democrática por la realización de la votación de revocatoria en Medellín.

Protervo “Cartel Electoral” que desde la mendaz “unidad de materia” entre leyes estatutarias completamente diferentes, enfila a aplicar a los ciudadanos de Medellín la sanción imprevista en la Constitución y en las leyes 134 y 1757 o falacia de “Pérdida de la soberanía”, como decisión similar a la “Pérdida de investidura” establecida constitucional y legalmente en las leyes 130 y 1475 y sin ahondar en la usurpación de las órbitas de competencia y funcionales del legislador y de la RNEC a través de la espuria Resolución 150 de 2021, cuyo pomposo ARTÍCULO OCTAVO dice: “DEL CERTIFICADO DE LOS ESTADOS CONTABLES. La Sala Plena del Consejo Nacional Electoral en ejercicio de sus facultades constitucionales y legales, previa revisión de los estados contables, el informe presentado por el Fondo Nacional de Financiación Política y demás documentos que considere pertinentes, expedirá la certificación que corresponda respecto al cumplimiento o no de las normas contables y electorales que le sean aplicables y de los requisitos establecidos en el presente acto administrativo para la presentación de informes de ingresos y gastos de la campaña de recolección de apoyos de cualquier propuesta sobre mecanismos de participación”. Es claro que la ley 1757 en ninguno de sus artículos establece que deba certificarse por parte del CNE, el cumplimiento de normas contables y electorales, y por cuanto la Corte Constitucional ha definido expresamente que el CNE es incompetente para efectos de dichas certificaciones.

Hasta el final seguiremos creyendo que “Hay jueces en Berlín”.

ÑAPA. Si algún argumento entregamos a los conciudadanos en el afán de compartir formación y de servir a mejores proposiciones ajenas, lo único que rogamos es su cita entre comillas. El parto de alguna proposición con sentido y valor, cuesta y duele para ser despojados de ellas de la misma manera que lo está haciendo la organización electoral, eso se llama reconocer, respetar y responder como conciudadanos coherentes.

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