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¡Cayos al Petróleo.  Columna delAbogado Nelson Hurtado Obando @abogadohurtado

11/22/2012

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¡Cayos al Petróleo!

​Por:  Abogado Nelson Hurtado Obando

Al menos para que sea un recordatorio, a propios y extraños, de nuestra historia reciente, me atrevo a sugerirle al restaurante MONDONGO´S de Medellín, Miami, que incluya este plato en su oferta gastronómica. Está llamado a ser no solamente plato nacional, sino internacional.

El fallo en EQUIDAD, proferido por la CIJ, en el diferendo limítrofe planteado por Nicaragua contra Colombia, no es para despacharse entre las fiebres tropicales que calientan el alma nacional, ni para agitar las banderas de todas las extremas, -que a la postre solo son una-, ni para amplificar el “yoismo”, del yo lo dije, yo lo advertí, yo…

El fallo, en mi sentir, tiene unas más finas características, no es casual, ni mucho menos en equidad; al punto, es preciso fijar algunos mojones que han de tenerse en cuenta, siendo el primero el conformado por los EE.UU. que según la Agencia Internacional de Energía (AIE), será hacia el año 2020, el mayor productor mundial de petróleo, con lo cual supera su dependencia, de importación de crudo, de países políticamente inestables, Arabia Saudita, Irak, Irán, etc.

El que EE.UU. logre tal propósito, quizás ayude a enmendar la crisis de la democracia americana, agudizada en la administración Bush y sobre todo cumpla el efecto de repotenciación de la nación americana, en el contexto mundial, seriamente debilitada por las llamadas “mentiras de Estado” del presidente Bush, en los incidentes vinculados con la ejecución de Sadam Hussein, la guerra contra Irak, el 11S y Al Qaeda y los levantamientos civiles en otros países, contra sus dictadores, política exterior americana de la que ya se sabe, solo tenía como causa y fin el aseguramiento de los intereses de la élite petrolera  americana, de la cual  Bush era el fiel escudero.

Obviamente, los mayores productores de crudo en la actualidad, tienen el sartén por el mango, de alguna manera limitan o son contrapesos a toda la política exterior americana, en una línea múltiple que empieza a caracterizarse, no solo por ser la misma línea del petróleo, sino por incluir la de la energía nuclear. Y es una línea que no solo está trazada, sino que está en plena producción y que desde Irán especialmente, se extiende allende todos los mares, a Latinoamérica con socios y aliados en Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y con alta probabilidad política, Colombia.

No es casual, que Nicaragua hubiera promovido el pleito limítrofe contra Colombia, hacia el año 2001, cuando era presidente el periodista Andrés Pastrana Arango, quien inauguró los “diálogos de paz” con la guerrilla comunista colombiana, afectivamente unida a Hugo Chávez Frías, presidente de la recién inaugurada República Bolivariana de Venezuela, satélite de los hermanos Castro, de Cuba, quien desde entonces, no ha ocultado su ánimo de liderar el llamado “socialismo siglo XXI” y de definir la política exterior venezolana, como opositora a los EE.UU., incluyendo la expulsión del embajador americano del territorio venezolano y hasta amenazando a los EE.UU., con el corte de suministro de crudo.

En la región y para el caso del diferendo limítrofe, no fueron pocos los graves incidentes protagonizados por Chávez, contra Colombia, en los precisos momentos en que el señor Juan Manuel Santos, (actual Presidente), era el Ministro de Defensa, del Señor Presidente Alvaro Uribe Vélez: incidentes en la frontera colombo-venezolana, sobre vuelos venezolanos en espacio aéreo colombiano y tránsito de guerrillas colombianas hacia el vecino país venezolano, armas venezolanas en Colombia, incluyendo la amenaza de dirigir misiles sukhoi contra la Patria colombiana y la pública y reiterada descalificación de Juan Manuel Santos, como Ministro de Defensa colombiano.

El Dr. Alvaro Uribe Vélez, en las postrimerías de su último período presidencial, hizo el “guiño”, para que Juan Manuel Santos fuera su candidato presidencial a sucederlo y dicho y hecho: Juan Manuel Santos, fue elegido presidente de Colombia, quien prontamente reivindicó a Chávez, llamándolo, “mi nuevo mejor amigo.” El rompimiento con el Dr. Uribe era inminente y evidente y esto ha marcado la dañina división o polarización de la opinión política nacional, básicamente y lo  más grave, entre Uribistas y No Uribistas, sin importar que muchos colombianos, pueden o no reconocerse, por así decirlo, como Santistas.

Pero, hubo un giro  inesperado en el  Presidente Juan Manuel Santos, al aceptar la iniciación de diálogos con la guerrilla colombiana, en busca de la “anhelada paz” para Colombia, diálogos que se inician en Oslo y continuarán en Cuba, donde actúan como “garantes” o intervinientes internacionales, Cuba y Venezuela. Diálogos,  que se inician con la notificación a toda la población civil colombiana, que se adelantarán sin cese de hostilidades, ni alto al fuego.

Nunca antes del 19 de noviembre de 2012, - no que yo recuerde-, se destacó en los medios nacionales, algún informe o declaración de los  correspondientes cancilleres, que dieran alguna información sobre el estado de la demanda de Nicaragua que cursaba desde 2001 en La Haya; la Comisión de Relaciones Exteriores, tampoco tuvo mucho protagonismo y a mi memoria tampoco acude el recuerdo de que el Congreso de Colombia, hubiera hecho control político a tan delicado asunto, ni siquiera cuando la actual Canciller Holguin, sugirió o indujo la petición de “fallo salomónico” para el diferendo, que quiere eludir ahora, entendiendo por “fallo salomónico”, como justo, como si hubiera sido muy justo el Rey Salomón, al dividir con su espada a un niño, para entregar cada mitad a las madres que lo disputaban entero.

Pero, el 19 de noviembre de 2012, ocurren tres hechos que marcarán la historia de Colombia: 1°- Se reinician las “negociaciones de paz,  entre  el GOBIERNO de Colombia y las guerrillas de las FARC, en Cuba. 2°- Contra todo el convenio protocolario, el vocero de las FARC, emite un comunicado anunciando CESE de HOSTILIDADES en Colombia, entre el 19 de noviembre de 2012 y el 20 de enero de 2013, “atendiendo el clamor del pueblo colombiano”. 3°- El mismo 19 de noviembre de 2012, la  CIJ, desde La Haya, emite el fallo, en el diferendo limítrofe promovido por Nicaragua contra Colombia.

La CIJ, en el fallo en EQUIDAD, le arrebata a Colombia, aproximadamente 80.000 Kms2 de territorio y mar; RECONOCE la SOBERANÍA COLOMBIANA sobre los Cayos Serrana y Quitasueño, pero los  ENCLAVA en el “nuevo mar Nicaragüense”, dejando alrededor de ellos, solo 12 millas de mar colombiano y le concede a Nicaragua 200 millas. El acceso a los Cayos enclavados, no es realmente el problema, que puede ser regulado entre gobiernos y que tiene soluciones en el D.I. Pero, además de lo anterior, la CIJ, DESCONOCE y ALTERA los límites definidos a través de TRATADOS,  entre Colombia y otros países vecinos, arrebatándole mar a Colombia y entregándolo a Nicaragua, dentro de las 200 millas.

De este oscuro e inequitativo o –(In) salomónico- fallo, el punto toral, lo constituye el enclavamiento de los cayos Serrana y Quitasueño, con solo doce millas náuticas colombianas a su alrededor, pero circundadas por las 200 millas del mar asignado a Nicaragua. Y es que la importancia de los Cayos Serrana y Quitasueño, está más allá de las 12 millas colombianas, su importancia quedó en las 200 millas de mar asignadas a Nicaragua, pues es en ellas donde se encuentra la mayor riqueza ictiológica, que de manera fundamental, es la fuente primaria de alimentación de la población de la Isla de San Andrés y su primera fuente de ingresos económicos; pero además,  en el suelo y subsuelo marino de esas 200 millas, se encuentran importantísimas reservas de petróleo. Recordemos que hacia 1920, el Presidente Norteamericano W. Gamaliel Harding, dijo: “se presume que llegara el día en que la hegemonía mundial pertenezca a la nación que posea petróleo y sus derivados.’, lo que con lo ocurrido a Colombia el 19 de noviembre de 2012, por lo menos obligaría a Jorge Villegas, autor colombiano, a cambiar el título de su libro: “Petróleo colombiano ganancia gringa”, por el que corresponde al nuevo acomodamiento geopolítico, respecto de Colombia, de la región y de toda américa y que quizás y siendo suspicaz, no es del todo casual, que haya ocurrido justamente en el mismo día en que el Gobierno colombiano reinicia los diálogos de paz, con las FARC en Cuba y que estas anuncian, su unilateral cese de algunas actividades hostiles en el territorio continental de la Patria y cuando se rumora que Nicaragua y con anterioridad al fallo de la CIJ, ha celebrado acuerdos o convenios para la exploración y explotación del petróleo que hay en el fondo marino de las 200 millas, exteriores a los cayos serrana y quitasueño. ¿Garrote y zanahoria?

Estudiosos del Derecho Internacional, como el Dr. Gaviria y otros, son coincidentes en el mal manejo de este litigio, desde el 2001 y hasta la fecha del fallo, por parte del gobierno colombiano y su diplomacia de “cosmetólogos, diseñadores y publicistas”; por la ausencia de control político por parte del Congreso; por una canciller mal hablada, que olvidó que en la diplomacia  prima el dicho que dice que: “todo lo que diga podrá ser usado en su contra” y además y según los chismes que circulan en las redes, muy cercana al Canciller venezolano, Nicolás Maduro y por creer que en el litigio, solo  había compromiso jurídico, como si se tratara de arreglar un problema doméstico de cercos, entre dos paisas de machete, poncho y carriel!

Si a Chávez, el presidente W. BUSH, le olió a azufre, -el mismo diablo-, a mi personalmente, toda la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el 19 de noviembre de 2012, fue pasada por muchos barriles de petróleo.

Si el fallo fue en equidad, ejemplos han aflorado en el concierto mundial, incluso uno mismo entre Nicaragua y EE.UU., que no fue acatado.

Desde la ONU, debe alertarse y promoverse acciones, porque este fallo compromete la SEGURIDAD HUMANA de amplia población de la nación colombiana, desde la seguridad alimentaria, la salud, la seguridad personal y política, medioambiental, la seguridad jurídica, la pobreza, la exclusión y el desplazamiento, etc. Queda además así demostrado lo que vale la SOBERANÍA, ante la voracidad de una economía global, neoliberal o de mercado.

Si el fallo fue en equidad, como así lo sostienen más valiosos y profundos estudiosos, COLOMBIA EN PIE, no debe acatar el fallo. 

Al punto, si el fallo fue en equidad, los límites del territorio del Estado Colombiano, son los que consagran la actual Constitución, las leyes y los Tratados y no debe procederse a ninguna reforma  constitucional.

De cuenta mía y desde MONDONGO´S de Medellín, a cada uno de los “jueces” de la CIJ, en La Haya, de a plato de ¡CAYOS AL PETRÓLEO!
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La Seguridad No es el Problema.  Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando @abogadohurtado

11/18/2012

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La Seguridad No es el Problema

Por:  Abogado Nelson Hurtado Obando

Tampoco es justo que todo el peso de la crítica, acerba y hasta politiquera, por el tema de la “seguridad” en Medellín, se descargue impía en los hombros del Dr. Aníbal Gaviria Correa, como alcalde de la ciudad, al menos respecto del componente seguridad personal.

Lo que nos está ocurriendo en Medellín, no es asunto propio o exclusivo de esta parroquia, ni siquiera del Departamento o de la Nación colombiana; nos duele más en Medellín y Antioquia, por ser lo más cercano a nosotros, porque toca más directamente nuestras vidas y nos impacta mucho más, que las mismas situaciones que pueden ocurrir en las más lejanas regiones del mundo.

El tema de “seguridad” en Medellín, se aprecia como si la ciudad fuera el contexto, propio, individualizado, singular, especial y creo que allí reside una primera equivocación; este problema grave de Medellin, apenas sí es un texto, cuya lectura no puede hacerse por fuera de los contextos mundial, nacional y departamental.

En esta materia y aplicable a otras situaciones, incluidas las propias de las ciencias, bastaría tan solo una pregunta: ¿Cuál es el problema mayor del mundo actual? Y desde la O.N.U., el B.M. el B.I.D., la O.M.S. y hasta el más común y silvestre de los conciudadanos del mundo, la respuesta es unívoca: la INSEGURIDAD!

Profundos y prestigiosos estudiosos del tema, como U. Beck, A. Giddens, Al Gore y muchos más, han coincidido en significar que el signo distintivo de los tiempos que corren, son justamente el temor, el miedo, la incertidumbre o inseguridad, que incluso han transformado el paradigma científico, en tanto ya las ciencias no producen verdad, como certezas, sino más altas probabilidades respecto de un fenómeno y de impredecible temporalidad y aún con apoyo en estadísticas científicas y no meramente empíricas.

Tan certera es la realidad del mundo actual, que la misma O.N.U. en todos los componentes del Desarrollo Sustentable y acorde con el cambio de paradigma hacia la Seguridad Humana, ha sintetizado que no podrá existir un mundo seguro, mientras los seres que habitamos el planeta, no seamos seres libres frente al temor y libres frente a la necesidad.

Si los ilustres estudiosos y los organismos mundiales, no andan equivocados, en nuestra parroquia si estamos equivocados; hemos hecho de la “SEGURIDAD” el problema, cuando realmente ese no es el problema y desde esa manera de leer los textos que a diario se presentan, en los diversos hechos sociales, recurrimos a un falso reduccionismo, como si las cosas ocurrieran por fallas exclusivamente imputables a las autoridades: alcalde, cuerpo de policía y organismos de seguridad y el origen de la conflictividad, fuera solamente la marginalidad, la exclusión y la inequidad. Reducimos de un tajo y falsamente el problema, a un evento de SEGURIDAD HUMANA- Seguridad Personal.

Delineado someramente el contexto e identificado el problema: la INSEGURIDAD, que es lo que debe resolverse, la SEGURIDAD, no ha de significar más que un fin, en el contexto del BIEN COMÚN, de la UTILIDAD PÚBLICA o el INTERÉS SOCIAL.

Si abordamos la actual crisis desde la INSEGURIDAD, el espectro discursivo se abre, frente a respuestas y acciones que deben emprenderse, en tanto la finalidad es la SEGURIDAD HUMANA, en sus diferentes componentes: medioambiental, alimentaria, salud, personal, económica, jurídica, etc., en tanto propicien la LIBERACIÓN frente a la necesidad y frente al miedo, de todos y cada uno de los integrantes de la comunidad.

De seguir abordando la crisis, desde el hacer de la SEGURIDAD el problema, la respuestas no serán otras distintas a pedir y obtener cada día, el incremento del pie de fuerza policial y hasta militar, con el consecuente consumo de recursos públicos, en un círculo vicioso, al que se agrega, la ineficacia del Servicio Público Esencial de Administración de Justicia, cuya mayor evidencia es el sistema penal acusatorio, con soporte constitucional, desde el cual se privilegia la libertad y se hace de su privación o pérdida la excepción, lo que indudablemente, -no es mera percepción- ha creado desazón en la comunidad e incredibilidad e ingobernabilidad del aparato de justicia, que por lo general, desestimula la acción de la policía, el cuerpo militar y de otros organismos de seguridad, pero muy especialmente de la ciudadanía, que en no pocos casos, prefiere contribuir a la impunidad, que acudir ante las autoridades, es decir tenemos ciudadanos que no son libres de la necesidad, ni libres del temor, alimentados además por fenómenos de corrupción y de desinformación.

Se habla de inversionistas extranjeros, es decir de la transnacionalización de capitales y poco se repara en que a la par con ellos, vienen fenómenos de delincuencia internacional: común y política, previstos y costeados en la inversión extranjera, pero tratados de manera separada, por las autoridades nacionales y locales, como si fueran asuntos aislados e independientes entre sí y no como facetas de un mismo orden. En la transnacionalización de capitales y en las inversiones extranjeras, la inseguridad personal, prácticamente se resuelve como un costo y con un poco de vigilancia privada, de tal modo que los capitales e inversores extranjeros, lo que más demandan nacional y localmente, como finalidad, es la seguridad jurídica. Sea que se trate localmente, de inseguridad por delincuencia común o política, -ya inseparables-, el asunto no es meramente doméstico; la transnacionalización de capitales, trae distintos y diferentes referentes axiológicos, culturales, de usos y costumbres y prácticas sociales diversas, que sin lugar a dudas están presididos por el ánimo de lucro, que sin hesitación percute negativamente la tendencia hacia ALTOS NIVELES DE VIDA (consumismo), en detrimento de la CALIDAD DE VIDA, como reafirmación de NO LIBERTAD frente a la necesidad y frente al miedo. Por eso hoy se habla con mayor rigor,  de conglomerados urbanos, no tanto de ciudad y ciudadanía, hasta tal punto que en no pocos casos hablamos de lugares “Déjá Visité”, en tanto la internacionalización de las ciudades, tiende a un urbanismo a imagen o referente, perdiendo así la identidad local, como vínculo relacional entre hombre y entorno local inmediato, en tanto nuestra urbe primero perdió su suelo urbano y ahora tiende a perder su territorio. En parte, la inseguridad de Medellín, es un componente asociado a  procesos de internacionalización, globales, no atribuible, al menos en la totalidad del fenómeno a sus autoridades locales, pues la inseguridad a nivel global, es uno de los problemas asociados al paradigma económico y como tal la solución ha quedado librada igualmente al mercado, como al mercado han quedado libradas las soluciones al hambre, la pobreza, la exclusión, la inequidad, el cambio climático, etc. Podría afirmarse, que cada inversión, trae aparejada de manera propia o indirecta, fenómenos de inseguridad, independientemente de la licitud o ilicitud de la inversión. En este sentido preciso, que la inseguridad de la ciudad, no es un hecho social, propio, exclusivo de Medellín y menos atávico o que su control a “límites tolerables”¿?, sea tarea de las autoridades locales o fruto de meras dinámicas, de pie de fuerza policial. En este sentido y sin que crea tener que auto corregirme, al Señor Alcalde de Medellín, en materia de INSEGURIDAD (no de seguridad), le han jugado una mala pasada, en primer lugar: las estadísticas oficiales empíricas, (“Tiranía de los Promedios” que la ONU mandó a derrotar), en segundo lugar: el flujo de información y por supuesto los medios. Al punto, es destacable lo que dijo el Cr. Yesid ante las cámaras de TV., luego del incidente en la comuna 8, todo lo cual en su conjunto, por lo menos refuerza el argumento de que el problema no es la seguridad, sino que el problema a resolver o controlar es el de la INSEGURIDAD. Al menos, bondadoso, el gesto del Señor Alcalde, de caminar la ciudad-noche, impredecible, misteriosa, y ojalá no olvide que son otras muchas más las INSEGURIDADES que nos carcomen como comunidad. Dios aliente a este pueblo, a cada uno de los seres humanos que lo habitamos y a sus autoridades a encontrar el Norte, que nos merecemos, donde la coexistencia sea nuestra única meta!
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¡INDIGNADOS: Nuestra parte oscura! Columna del Abogado Nelson Hurtado @abogadohurtado

11/11/2012

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¡INDIGNADOS: Nuestra parte oscura!

Por:  Abogado Nelson Hurtado


“Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos”, es lo que, desde el diccionario, más nos acerca a la sociología del movimiento “INDIGNADOS”. INDIGNADOS hemos estado desde muchos estancos de nuestra historia, hasta los presentes días, solo que ahora la indignación ha encontrado canales de circulación más expeditos, pudiendo llenar todos los espacios de la esponja social, en tiempo real.
 
Como con el agua, -al decir de los ingenieros-, con la indignación no se pelea, se negocia y eso es lo que hemos visto que ha ocurrido en todas partes del mundo y recientemente en Colombia.
 
Pero si bien, los motivos o causas de INDIGNACIÓN, que nos determinan a los INDIGNADOS a asumir alguna posición, encuentran en la nobleza del bien común agraviado, su detonante, no es menos cierto que por noble y racionalmente probable y justificable que la INDIGNACIÓN SEA, ella, en y para sus efectos causales, no tiene canales racionalmente probados, por los cuales pueda circular sIstémicamente, como VALOR SOCIAL.
 
De esta manera, la INDIGNACIÓN, como valor social y además legítimo y potencialmente legitimador, empieza a mostrar su parte oscura o lo que es la indignación irreflexiva, que finalmente es la contención o el dique y la negación de la nobleza de sus causas determinantes, para serenarla y re conducirla, por cauces o canales artificiales.
 
Así, la INDIGNACIÓN tiene una existencia efímera.
 
Pero es que además, la INDIGNACIÓN, ya como valor social, democrático, como causa común, serena, aquietada en medio de la tempestad, empieza su discurrir racional, ni siquiera desde las cuestiones acerca de qué, quién, cómo  o dónde la ha originado, sino desde la respuesta de tener hallado, casi de manera pre determinada, un escenario del mal y uno o unos culpables.
 
Y  el lado oscuro de la indignación, la indignación irreflexiva, cumple su rol, de tal modo que la indignación deja de ser:  “Enojo,  ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos”, para convertirse en discurso, en retórica y en juicio, respecto del halladoo construido culpable y hasta aquí, aún no habría maleficencia,  predicable respecto de sus causas nobles.
 
Pero como estamos hablando de valor social, de una sociedad interdependiente e intersubjetiva y por lo tanto de existencia de fuerzas  sociales y considerando que la indignación sea así como una fuerza social de reacción, deviene no solo canalizada, sino capitalizada  políticamente, no desde CAUSAS y BANDERAS, sino desde la lectura o notificación del juicio al que ya fue construido y hallado culpable,  lo que facilita la solidarización, -no la solidaridad- y la cohesión del aglomerado, -no su coherencia-, lo que deviene útil, desde el hacer innecesarios el pegamento ideológico y las escalas axiológicas y deontológicas, en tanto todo lo justifica y se justifica en el culpable,  desde lo cual podría tener cierta corrección política la expresión de un gobernador, que ha dicho que en su gobierno, “no será el fin, el que justifique los medios, sino que serán los medios los que justifiquen el fin.”

Así, el aglomerado, sin ninguna clase de pegamento, mantendrá cohesión, estará reunido, pero no tendrá coherencia, por lo que su existencia  termina con la capitalización política, que por lo general es un reclutamiento espontáneo y masivo de adeptos, pero no de afinidades deológicas, doctrinales, programáticas, axiológicas, ni deontológicas; transitorios, en tanto no hay tampoco principialística que oriente y guie; esa parte oscura o indignación irreflexiva, es descubierta y capitalizada a su vez, por otros grupos a través de personajes o caudillos, cuyo discurso es referente diacrónico, en tanto se cumple aquello que nos informa que: “en política, no todo lo que se piensa y se siente, se dice y tampoco todo lo que se dice, es lo que se piensa y se siente”.

A la capitalización política de la indignación irreflexiva, le basta, quien haga remembranza de la nobleza de la indignación, de la justicia y  racionalidad de las causas detonantes, de la referencia constante al bien común, las cuales finalmente resultan sacrificadas por lo general en la piedra de ara, del culto a los personalismos y a las individualidades del caudillo,  no escogido, no elegido, no producto del consenso, sino de la concomitancia de circunstancias y tan solo por el hecho de estar allí, a la hora justa y en el lugar adecuado. El caudillo sabe bien, que la indignación irreflexiva, se deja seducir y no hay mejor manera de lograrlo, que decirle y repetirle lo que quiere oír,  (J.  Goebbels. N. Chomsky),
pero de modo trascendente, de tal modo que la indignación irreflexiva, pueda ser vestida como el “común acuerdo”, la “feliz coincidencia”, desde el unanimismo o creencia, en que todo el mundo está pensando, sintiendo y diciendo lo mismo: ese es el enemigo, esa es la causa del mal, no importa que sea uno o muchos; el construido y hallado culpable, será la sumatoria de todos los culpables y de todos los males, lo que permite consolidar un discurso de un único frente de batalla.

Pero lo grave del unanimismo, en que finalmente se transforma la indignación irreflexiva, no es la carencia de pegamento ideológico, sino el uso de un aglutinante perverso, discursivamente inodoro, insaboro e incoloro, en tanto está como legitimado, pero que es subyacente, subterráneo, que es el odio, puro odio, pasional y que se expresa o materializa en la magnificación del desacierto del otro, del error del otro, del hacer o no hacer del otro, del decir o no decir del otro, en el plano de referencia de lo que el caudillo dirá o diría, de lo que hará o haría o desde lo que dijo o lo que hizo, a lo cual se le va denominado programa, plan o estrategia, para la restauración, la salvaguarda del bien común……y todo lo que a ello se quiera pegar, como la democracia, la institucionalidad, la seguridad, la paz, la justicia, etc., sin que importen los tiempos y los espacios y los estancos históricos superados. Desde la indignación irreflexiva, como subproducto de baja calidad de la INDIGNACIÓN, los  INDIGNADOS, pueden ser conducidos dócilmente, por la alta maleabilidad que tiene el aglomerado, desde la inconsistencia en su proceso formativo, pero de manera especial, por la incoherencia de que carece, desde lo cual, las supuestas “causas comunes” que les aglomera o mantiene reunidos, -no unidos-, dan lugar a la desaglomeración, cuando los derechos y más los intereses personales, particulares o privados de los adeptos, no negados, no desconocidos retóricamente, no encuentran realización práctica en escenarios de libertad frente al temor y de libertad frente a la necesidad.
 
Mientras la INDIGNACION primera, como valor social y democrático, se apaga, -y bien que así ocurra cumplidos sus fines-, su lado oscuro o indignación irreflexiva, se consolida, se proyecta, se retroalimenta, se engorda, desde el “todo vale”,  -compendio perfecto de Goebbeles-, y actúa, supuestamente encauzada en el contexto democrático, a través de movimientos u organizaciones, con apariencia de organización político– partidista, sin principios, sin doctrina, sin idearios, sin filosofía, sin programas, en tanto les basta mantener encendido el fuego pasional, a lo que es buena sustancia combustible, el pegamento del aglomerado.

Pareciera que las sociedades hayan iniciado un camino de regreso, a estadios o estancos históricos ya superados y que la parte oscura de los  INDIGNADOS y de la INDIGNACIÓN, legítima y legitimadora, su parte de indignación irreflexiva, esté abriendo el camino a lo que en la historia se conoce como la “crispación política” , que en cada contexto pareciera espontánea, pero que no es más que reacción a cualquier estímulo, polarizante y altamente comburente. Desde M. Duverger, pasando por Tocqueville y hasta llegar a los más modernos politólogos, la sociedad humana ha podido reconocer y aprehender que los Partidos Políticos, como organizaciones institucionales, son inmanentes a la construcción, vigencia,  permanencia y estabilidad de la democracia, como expresión de la madurez de la  civilidad y que los escenarios verdaderamente democráticos, más que en el consenso, están fundados sobre la comunión, a cuya formación para nada es útil la indignación irreflexiva; al punto tómese como muestra de estudio, como objeto de estudio, cualquier discurso y en cualquier país y nótese que el discurso político, es además de ambiguo, ambivalente, tanto desde lo lingüístico, lo político, como desde lo sicológico, por lo cual indistintamente podrá ser como una especie de “cuenta de cobro” y subsiguientemente un “programa de gobierno” o ser una profunda declaración de pasión, emoción o sentimiento patriótico, como una declaración de guerra, dado que la indignación irreflexiva, finalmente es como una puerta, a través de la cual se pasa del amor al odio y viceversa y sin ninguna dificultad. 
 
La INDIGNACIÓN primigenia, la reacción primaria, legítima y legitimante, ha quedado atrás, los INDIGNADOS primigenios, han desaparecido en el aglomerado que es la indignación irreflexiva, que no es más que reunión, -no comunión-, incluso de intereses en conflicto, que subsisten, latentes y que podrían llegar a imponerse, a la  noción misma de la “causa común” que la aglomera. 
 
La indignación irreflexiva, es pues, más emocional que racional, es como arena movediza, desde la cual,  obtiene cierto movimiento pendular, que provee la energía suficiente al marketing político, pero que no es en definitiva construcción de civilidad, ni de democracia, pues no abandona el contexto, al decir de Chomsky:  ”problema-reacción-solución” , que es en definitiva una articulación, diría  que algorítmica, que para efectos de la política en su relación sustancial con la democracia y la vida institucional, no provee información sobre  previsibilidad y control de consecuencias y hechos no deseables. 
 
La gobernanza del Estado Democrático, no es pues cuestión de meros sentimientos, emociones y pasiones exacerbadas.
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