Medellín, mercado de la democracia
Por: Abogado Nelson Hurtado Obando
Igual sucedió con una reina de Panamá; ella solo respondió (textual): <<Confucio fue un “antiguo” chino-japonés que inventó la confusión>>
¡La importancia de las reinas! No faltarán quienes aún se rían.
Vivimos en un mundo “heredado de E. Bernays, S. Freud y J. Goebbels”; diría que E. Bernays el padre de la publicidad, la propaganda, las relaciones públicas y la manipulación, fue superior a su tío S. Freud y J. Goebbels, el ministro de “educación y propaganda” del régimen nazi, el “más próspero industrial” de sus ideas.
De S. Freud y por su teoría del psicoanálisis, se insiste en la necesidad de hacer consciente “el íntimo y más recóndito pasado de cada persona, de cada individuo, de cada sujeto”, especialmente su propia “historia del trauma”, de sus frustraciones, para justificarlo como “víctima” y limitarlo a que el logro de su proyecto de vida personal, está condicionado a la superación de aquellos.
No es gratuito, entonces “ser víctima o hacerse víctima”.
Todo lo descubrió su sobrino E. Bernays, el padre de la propaganda en la década de 1920, cuando inventó el “desayuno americano”. Para 1929 en la gran crisis, las mujeres americanas “sufrían enorme y cruel discriminación” por no poder fumar libre y públicamente; la ocasión no podía ser más feliz.
La American Tobacco Company aprovecha la crisis y contrata a Bernays, quien diseña una estrategia publicitaria logrando reunir en el desfile de New York, a un grueso número de mujeres, que portaban entre sus dedos “índice y cordial”, un delgado y corto cilindro (Falo y castración en Freud), pequeño cilindro que, a una orden, todas las damas llevaron a la boca y lo encendieron entonando alegres el “jingle”: “antorchas de libertad”. Así, fumar para las mujeres se constituyó en un “símbolo de libertad y conquista del feminismo”, sin pensar que la dupla Bernays- American Tobacco Company, salvaron así la crisis económica aportando tan solo el pequeño cilindro (cigarrillo) y el fuego del encendedor. E. Bernays, también es conocido como el padre de la manipulación.
J. Goebbels, no es menos importante y podría resumirse su talante en su frase: “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.
El mundo se abrió en absoluto a la propaganda, a la publicidad, a la compra y venta y aparecieron los vendedores, los agentes viajeros, los visitadores médicos y luego la mercadotecnia, el merchandising, el marketing, la psicología de ventas con sus trucos, el neutomarketing y su ejército de psudociencias y las universidades con todas sus mercancías: politólogos, diseñadores publicitarios, gráficos, digitales, impulsadoras de productos, repartidoras de degustaciones, vallas, avisos, tableros, colores, góndolas de supermercado y la “ciencia de surtirlas”…y un mundo de seres humanos, buenos pero incautos, para quienes no hay mayor logro, ni nada que les depare mayor felicidad, que comprar lo que no necesitan, el televisor más grande que no les cabe en el comedor, o el equipo de sonido “cuadrafónico”, es decir que se escuche en toda la cuadra y el placer de pagar con “tarjeta de crédito” a treinta y seis meses, porque eso sí que es una “facilidad para pagar”.
Y ante el mercado sucumbió la democracia y la hicieron vulgar mercancía: propagandistas, publicistas, mercaderistas manipuladores, financistas, economistas, impulsadores, politólogos, asesores y consultores de campaña, diseñadores de “empaques”, pegatinas y jingles, afiches microperforados…todos, mentirosos de siete suelas, espíritus errantes de Bernays, Freud y Goebbels, que extraen todas las mieles de la “economía del bien común” y dejando a la humanidad en sin en quien y sin en qué creer.
En Antioquia recientemente se ha develado la realidad de la narrativa antecedente; el asesor, el mercaderista, el consultor, el “gurú”, “uno entre los más serios”: foto con su candidato ganador, despliegue mediático, el “pueblo ganador, la democracia ganadora, el cambio ganador” y meses después el mismo asesor-consultor, trinando y feo en redes, contra el “elegido de su estrategia electoral”, porque presuntamente le quedó a deber alguna suma importante de dinero por sus servicios. No menores sus pretensiones de “pontificar” sobre la interpretación del derecho, de la ley y el Estado Social de derecho, con inocultable designio de influir hasta en las decisiones de los jueces de la República: villana osadía y los juristas y los abogados, en silencio sepulcral.
Podríamos hablar del “mercado de la democracia o de la democracia de mercado” y poco variarían los resultados y siempre quedaría la misma pregunta: ¿somos y vivimos en una democracia?
Lo que pasa en Medellín, no es menos preocupante, cuando el alcalde, sin ningún rigor expresa en sus trinos que: “La aceptación de Fundación Carla Cristina de falsificar documentos…” y la Fundación Carla Cristina, al contrario, DENUNCIA (publicada en redes), que fue víctima de acción fraudulenta, ya en investigación por la Fiscalía.
Dejemos que sea N. Chomsky, el que configure el final, lo que hacen los mercaderes de la democracia; dice al mundo:
«La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento de importancia en la sociedad democrática. Quienes manipulan este mecanismo oculto de la sociedad constituyen el gobierno invisible que detenta el verdadero poder que rige el destino de nuestro país. Quienes nos gobiernan, moldean nuestras mentes, definen nuestros gustos o nos sugieren nuestras ideas son en gran medida personas de las que nunca hemos oído hablar.»
Medellín debe pensar y repensar en este viejo texto, que en la flor de nuestra juventud nos relatara el profesor de literatura y que creo es de Stendhal, si mi memoria no falla y que refiere algo así:
“Regresó el marido y encontró a su cónyuge haciendo el amor con otro, en el sofá; el marido solo dijo: “me voy, todo lo he visto”. Su mujer, sorprendida, se limitó a decirle: “cómo te vas, yo te amo, cómo vas a darle más crédito a lo que han visto tus ojos, que a la sinceridad de mis palabras”.
Después de Medellín, no tenemos a dónde ir, ojalá no sea demasiado tarde.
Reitero frente a mis conciudadanos que no estoy adscrito a ninguna empresa electoral, ni a movimiento revocatorio alguno, solo expreso mi sentir como persona humana y como ciudadano, pero, algo no funciona ni civilista, ni democráticamente.
ÑAPA. Pensamos que, de trasladarse el Aeropuerto Olaya Herrera de Medellín a Santa Fe de Antioquia, lo convertiría en algo novedoso, un “aeropuerto legalmente clandestino”.