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¡PETROtríada peligrosa! Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando. Twitter: @abogadohurtado

4/17/2022

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Con el paso del tiempo hasta el final puliendo las aristas de nuestras vidas, quizás tarde o en su justo momento llega ese concluir metódico que las almas que se abrazan no necesitan de estrechar sus cuerpos y que los ojos y sus miradas son como presidiarios norteamericanos “soplones, delatores…”, esencialmente agujeros, necesarios facilitadores, cómplices de las fugas de todos nuestros más íntimos y caros secretos.
 
Podríamos morir en un abrazo y ningún abrazo cargará las conciencias de haber matado. Aunque abrasa, el amor más abraza y aunque los brazos se entrecrucen apenas forman refugio, puerta de cierre, pacto sagrado y silencio que solo deja audible el latir de los corazones y el jadear de una pieza fundida de cuerpos indistinguibles. Es ahí, donde nos hacemos un solo y mismo fluido, que nos penetra y que corre por nuestras venas como ríos por cauces subterráneos todos al mar, al mar, al mar…al eterno proceso.
 
Mucho me ha inquietado el facilismo extremo al que hemos llegado o al que nos han traído y en parte con nuestra culpa y complicidad y desde alguna lectura de Kant, me aferré a cuestionar y buscar las aristas cortantes para la crítica del facilismo con el que se recurre a la “sobre demanda” de tolerancia, como si el postulado Kantiano de que ella solo es posible “entre pares” fuera uno de esos “fallos que el mercado mismo corrige”; la virtud “customizada”.
 
Facilismo que por insuficiencia de la virtud debió recurrir y no de ahora, sino desde hace muchos años [Fundación Rockefeller] a la resiliencia orgánica y física de seres vivos e inertes, esencialmente hechos con la potencia de adaptarse, de recuperar sus estados y sus formas como la lombriz a la que vuelve a crecer la parte amputada o la pelota que se achata con la pared con la que choca y “reacciona” y vuelve a su esfericidad. 
 
Ya hemos andado un buen trecho del sinuoso camino; de la virtud: aguantar, soportar, resistir con paciencia avanzamos a la resiliencia como estado impostor de “desmemoria” en su empaque “verde natural de ecoperdón y ecoolvido”.
 
Y había que completar la “santísima trinidad social” ante la concienciación de la insuficiencia de la alianza virtud tolerancia-resiliencia para aguantar, soportar adaptar y recuperar estados y formas de individuos y comunidades y como pegante o aglutinante de la débil alianza ha debido recurrirse a la “customización” del perdón extraído con fórceps como residuo de humanidad que queda en algunos animales humanos y extrapolarlo como “perdón social”.
 
Primero nos expropiaron el lenguaje y La Palabra y la música y la poesía y los diccionarios de la Real Academia de la Lengua y los diccionarios de los enamorados y los alfabetos para ciegos y el lenguaje de señas y de las miradas furtivas aunque todo el mundo las esté viendo y destruyeron los ritos del inefable “amor ciego” y ya nada es lo que la palabra dice, ni la palabra es lo que dice, ya no sabemos siquiera si la palabra es, ni si es lo que se dice y de tal modo que ya no tenemos memoria, por el irrefrenable deseo de olvido apenas sintiendo dolor por los árboles talados que se consumieron Kant, Kierkegaard, Austin, Wittgenstein, Bertalanffy, etc., en el papel usado en sus escritos…del pasado y borraron la “creencia por ser creencia” que: “no puede cortarse una rosa sin que se perturbe una estrella” y ya el “domesticar nuestra propia rosa” legado en El Principito tiene la lectura de los “intelectuales seriales” en palabrejas de dominación, esclavitud, alienación, lucha, ferocidad, odio…porque para ellos sí son las palabras y sí son lo que dicen y el resto de mortales mientras tanto no vamos siquiera equivocados, sino en eterna huida.
 
Tolerancia-resiliencia a las que ya sabemos se “acoplan algunos cerebros” en los que aún no se puede leer su “totalidad eléctrica”, pero a los que se les puede incorporar todo lo que “deben y han de tener por leído” desde la cajita de “diccionario universal” que contiene, por supuesto y enjaulados a Mizaru, Kikazaru, Iwazaru, los “tres monitos sabios”, como para que no sea muy visible la nueva condición propia de monos sabios.
 
Así, la tolerancia-resiliencia nos cubrirá los ojos, las orejas y las bocas. No veremos el mal, no escucharemos el mal, no diremos el mal y la demanda de “tolerancia” será cada día más creciente, mientras crecen en progresión geométrica los monos sabios resilientes.
 
Perdida por saturación la utilidad de la tolerancia-resiliencia haciéndose inocuas en el “cuerpo social de los monosabios” y aunque en “fase de experimentación” se trajo a cuento la “tercera dosis” salida de los laboratorios de la “izquierdocidad global” en presentación de “cuentas de camándula” de Santo Rosario cristiano, en “pequeñas dosis” de “Perdón Social”. 
 
Bien conoce el "intelectual serial", estratega, táctico, sinuoso, manipulador, que someter al hombre no consiste tanto en atar su cuerpo, como en sofocar su espíritu.
 
¿Qué individuo de la especie animal humano por vacío de humanismo que se hallare no vería plausible el “perdón social”?
 
Mas, no contaron los “laboratorios de la izquierdocidad global” con los “efectos colaterales” que produciría esta “tercera dosis” entre la heterogénea comunidad de monos sabios, oscilantes, en ir y venir de péndulo entre Bukele y Roa Duterte.
 
Tampoco faltaron los empresarios de la [in]formación democrática que vieron “entrampado” al singular filósofo “intelectual serial” de viejo cuño, pero sin ojos y sin cámaras para mirar que los monos sabios aún conservaban algo de su “piloto automático” en buen funcionamiento y que al contrario no fueron entrampados en las redes tendidas del “perdón social”.
 
Y es que el purgante magistral “perdón social” como salido de botica antigua, no solo estaba indicado para “personas adultas”, sino para aquellas que trae un relato de mi pueblo que cuenta que “un día un campesino llegó a la botica de don Efraín y le preguntó que si tenía un jarabe bien bueno para una mujer adúltera”, a lo cual el boticario y dirigiéndose al campesino le responde: “Tengo varios jarabes muy buenos, pero, decime primero: ¿qué tan puta es la vieja?”
 
Inviable la sociedad sin derechos fundamentales, pero perversa cualquier sociedad en la que su garantía de plena vigencia y eficacia quede librada no a la interpretación plausible como sí a su útil acomodo económico-político-ideológico.
 
Es inocultable que el "fundamentalismo de los derechos fundamentales" ha sido  combustible y matriz de odio de las actuales convulsiones.
 
El discurso del empoderamiento, en orden de civilidad, más ha consistido en la devaluación de los derechos fundamentales, la pauperización del derecho y del orden jurídico-legal y el campear de unas y otras consignas, como la del “perdón social”.
 
Las “dictaduras presidenciales democráticas”, las del “izquierdocismo global” no tienen hoy necesidad de cerrar las Cortes; les basta designar en ellas a sus corifeos y esto ha sido un proceso copado en las tres últimas décadas en Latinoamérica.
 
Si la democracia la reducimos a "elegir y ser elegido" diremos que Chile vivió su proceso democrático, pero, si vemos el "proceso democrático" de Chile, como estrategia exitosa de "todas las formas de lucha", sabremos que, Chile perdió su democracia. 
 
Ergo, en Colombia, no es de ahora, ni de dos décadas atrás que estemos concurriendo a las urnas a elegir en nombre de la democracia “al menos malo” y forzados por el miedo y el terrorismo en todas sus especies, aquí en alguna medida nos hemos adaptado al mundo actual, mundo cuyos signos distintivos son el miedo, el temor, el riesgo, el terrorismo, la incertidumbre como lo plantea U. Beck, mundo frente al cual podemos predicar que también nos ha proveído de otras violencias que se suman a las nuestras y para las cuales también nos ha proveído de las mismas armas, no así siendo eficaces las distintas recetas para la paz.
 
En las últimas recetas para la paz, la del “perdón social” si tocara escoger entre dos filósofos marxistas: J. Derrida y A. Gramsci, indudablemente me quedaría con Derrida, quien en alguna medida ha sido honesto desde la crítica al trabajo del obispo Tutu.
 
Necesario es recordar que el concepto de “Tercera Vía”, fue mencionado por el presidente Santos en la versión de su amigo Tony Blair, una tercera vía política abierta en tapete rojo en Colombia para la “izquierdocidad global” y que en algo coincide con la propuesta por Tutu en cuanto a como perdón social, encarna verdad y responsabilidad, lo que en el sentir de los colombianos no se ha logrado a través de la justicia transicional vigente.
 
De ahí que los efectos colaterales de la propuesta de “perdón social” hecha por el candidato presidencial Petro, le ha pasado cuenta de cobro express, porque en Tutu como en Petro “perdón social” es el ampuloso término que político-jurídico-legalmente abraza amnistía y/o indulto general de lo cual el primer beneficiado sería el mismo Petro, quien apenas sí ostenta el status de “desmovilizado”¿? del M-19. 
 
En algún escrito decía Derrida de la inescindible relación del olvido-perdón, en alguna medida similar a Kant sobre la imposibilidad de la tolerancia entre quienes no son pares, entre quienes por plausible que sea no pueden ser pares, sin abandonar su humanidad de la que algo queda por monos sabios que vayamos.
 
La proposición del “perdón social”, en boca del señor Petro no puede aislarse de la “izquierdocidad global” y menos de la cubana con su expansión dominante por Latinoamérica desde el Pacto de Sao Paulo y el Grupo de Puebla que sigue por mucho que se pretenda camuflar de “izquierda progresista” de “izquierda democrática”, como una religión política del odio, de la venganza, de la destrucción a lo cual resuena como mandamiento y como dogma lo dicho por el Ché Guevara: “El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así, un pueblo sin odio no puede triunfar”.
 
El “perdón social” del candidato Petro, no es entonces aquel en que podríamos morir fundidos en un abrazo y que ningún abrazo cargará las conciencias de haber matado. Que aunque abrase, el amor más abraza y aunque los brazos se entrecrucen apenas formen refugio, puerta de cierre, pacto sagrado y silencio que solo deje audible el latir de los corazones y el jadear de una pieza fundida de cuerpos indistinguibles. Es ahí, donde nos hacemos un solo y mismo fluido, que nos penetra y que corre por nuestras venas como ríos por cauces subterráneos todos al mar, al mar, al mar…al eterno proceso. No es este el ofrecido “perdón social”.
 
Desde el cálculo en medio de la rapiña, desde el interés personal, político, económico e ideológico, desde la utilidad, ninguna convicción-acción política puede tener valor y sentido humano-humanista como para que tal sea el “perdón social” que debe ser con sus fuertes raíces religiosas en todos los credos y en todas las culturas, a lo que como buen cristiano finalmente diría que el señor Petro le ofrece a Colombia un “perdón social” maniqueo recordando que “Cristo condenó la venganza, pero no dijo nada del desquite”.
Qué diría Francia, ¿Cristo o el Ché Guevara? 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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REVOCATORIA: “largos pantalones cortos”. Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando. Twitter: @abogadohurtado

4/10/2022

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Vais equivocados. Llevamos en la piel vuestras cicatrices y las heridas aún sangrantes desde la prehistoria de cada uno de vosotros y de toda la humanidad. Los abogados tenemos un alma hecha de sauce y de acero; del sauce, la humildad para inclinarnos ante la tormenta para que no nos rompa, ni nos descuaje y del acero, la fortaleza y la rigidez para rompernos en añicos, cuando corresponda antes que doblarnos genuflexos.
 
Establece el artículo 314 de la “Sustitución política” [Constitución de 1991] de Colombia, que: 

ARTICULO 314. En cada municipio habrá un alcalde, jefe de la administración local y representante legal del municipio, que será elegido popularmente para períodos institucionales de cuatro (4) años, y no podrá ser reelegido para el período siguiente.
Siempre que se presente falta absoluta a más de dieciocho (18) meses de la terminación del período, se elegirá alcalde para el tiempo que reste. En caso de que faltare menos de dieciocho (18) meses, el gobernador designará un alcalde para lo que reste del período, respetando el partido, grupo político o coalición por el cual fue inscrito el alcalde elegido”.
 
Ni la abogada Gloria Yanet Vélez P, ni quien escribe hemos sido tentados a posar en ningún momento de nada distinto a ciudadanos-abogados-juiciosos-estudiantes sobre el tema de la revocatoria y de manera especial por razón de la conflictividad que en torno a ella se ha generado desde el mismo Estado y sin interés en ascender como “influencers jurídicos”, ni coleccionistas de “likes” y mucho menos de contratos o canonjías o de graduación mediática, espuria y por “ventanilla” como “juristas cum laude”.
 
Lo hemos dicho y reiterado y muy a pesar de que nuestras visiones sobre el entramado jurídico-legal supere el contexto de las frías normas nacionales, para situarlo en el discurso del paradigma de la “Seguridad Humana” y las vertientes del neoconstitucionalismo-izquierdocista global, el relativismo en todos los órdenes, el pragmatismo en un mundo de vértigo, la minusvalía de los Estados nacionales y la supremacía de sistemas jurídico-legales globales y con inocultable pretensión de validez general y universal, ajenos a los distintos pueblos y culturas en un avance de revaluación y destrucción, sin consideración al peso axiológico en la civilización humana y en la dignidad humana, que es como si se hubiese confundido el “silencio de los fusiles” con el estado real de postguerra: la paz en “UCI” durante más de siete décadas.
 
Algún exmiembro del Consejo Nacional Electoral ha dicho que solo hasta antes del 31 de mayo de 2022, se podría hacer la votación revocatoria para que a más tardar el 30 de junio de 2022, se pueda realizar la elección de quien deba reemplazar a Quintero si le es revocado el mandato y faltando más de 18 meses para terminar su período.
 
Dentro de los requisitos constitucionales y legales para la procedencia de la revocatoria, está que se solicite y se realice entre el segundo y tercer año del mandato o cuando hayan transcurrido mínimo doce meses del inicio del mandato y no falte menos de un año para su terminación.
 
En la original Constitución de 1991, antes de la “Sustitución” vigente, el texto del artículo 314 decía: 

“ARTÍCULO 314. En cada municipio habrá un alcalde, jefe de la administración local y representante legal del municipio, que será elegido popularmente para períodos de tres años, no reelegible para el período siguiente.

El Presidente y los Gobernadores, en los casos taxativamente señalados por la ley, suspenderán o destituirán a los alcaldes.
​

La ley establecerá las sanciones a que hubiere lugar por el ejercicio indebido de esa atribución. 
 
La ley 134 de 1994 en el artículo 75 preveía que revocado el alcalde, la facultad de designar el alcalde de reemplazo hasta la terminación del período correspondía al presidente o gobernador, disposición que fue declarada inexequible por la Corte Constitucional en sentencia C-180-94 y con la precisión que la designación del reemplazante era en interinidad o encargo hasta que se produjera la elección, dando prevalencia a la Constitución que establece que los alcaldes han de ser elegidos popularmente.
 
Con fundamento en el discurrir histórico, hemos sostenido que entre los mandatos constitucionales y legales de excelso “gatopardismo” en Colombia, se halla el de la revocatoria del mandato.
 
Es así como los congresistas, antes que propiciar la participación democrática y su progresividad impusieron como principio constitucional el de “que todo cambie para que nada cambie”.
 
En efecto, el “mico-condición” establecido en la ley 134, artículo 75, sobre la facultad del presidente o gobernador de designar reemplazo definitivo para el alcalde revocado en consideración al tiempo faltante para terminar el período, la hizo saltar el Congreso, de la ley al cuerpo normativo mismo de la “Sustitución vigente”en el actual artículo 314, desde donde el “animalito” se devora en “combos”, ciudadanía, canonjías, burocracia, presupuesto, contratos, legitimidad, gobernabilidad, juridicidad, legalidad, buena fe, confianza legítima, debido proceso, seguridad jurídica, igualdad, justicia, dignidad humana, soberanía popular y democracia. 
 
En efecto, a la revocatoria del mandato son aplicables las normas de remisión a la ley estatutaria electoral (1475) en lo que no sean incompatibles y así de la ley 134 son aplicables disposiciones de los artículos 91 a 98 para los fines de la VOTACIÓN de la revocatoria y el artículo 106 para los fines de la ELECCIÓN del alcalde de reemplazo, en tanto la revocatoria no es un acto electoral, como sí lo es la elección.
 
Trasegando por las numerosas sentencias de constitucionalidad C-011/94, C-180/94, C-448/97, C-150/15, SU-077/18, no encontramos una sola línea que en relación con los mecanismos de participación democrática -revocatoria del mandato-, de manera expresa, clara, diáfana, atribuya al Consejo Nacional Electoral la facultad y la competencia para certificar y expedir certificación sobre los estados contables de la revocatoria y mucho menos que la competencia para investigar “excesos en los topes de financiación” en la revocatoria que le otorga el inciso final del artículo 35 de la ley estatutaria 1757 y en los términos de la sentencia SU-077/18 tan siquiera le habilite para usar de la repudiable analogía para aplicar el procedimiento sancionatorio previsto en la ley estatutaria electoral 1475 en su artículo 26 y concordantes con el artículo 183 de la Constitución y la Resolución 1437 de 2003 y menos aplicar la Resolución 150/21y mucho menos el procedimiento sancionatorio del CPACA.
 
No hay una sola norma con entidad de ley estatutaria que entregue competencia al Consejo Nacional Electoral para “suspender” el trámite de la revocatoria, como en efecto está probado que fue suspendida, con la expedición en sentido contrario del auto del 5 de abril de 2022, por medio del cual: “se levanta la suspensión decretada mediante Auto de 13 de enero de 2022 y se exhortará al Fondo Nacional de Financiación Política y Campañas Electorales para que presente ante la Sala Plena de la Corporación lo de su competencia” y suscrito por el miembro de dicho consejo señor César Abreo.
 
Que los demás miembros de dicho consejo ahora se despeluquen y “se despachen” en contra del señor Abreo, en necesaria y “cómplice solidaridad de cuerpo” como propiciadores en buena medida por omisión y silencio de las tropelías propiciadas por Abreo, no los libera de las responsabilidades que les caben por el daño irresarcible, irreparable ya hecho al Estado Social de derecho, democrático y participativo, al ordenamiento jurídico nacional y bloque de constitucionalidad, a la débil noción de patria, a la frágil vivencia de la democracia, al atributo de la soberanía popular y a un sinnúmero de derechos fundamentales y colectivos por la abrogación y consecuente imposición no normada, sino armada, de decisiones producto no del error sino de la arbitrariedad de un sujeto que imaginamos que al tomar posesión del cargo y acceder mensualmente al cobro del sueldo juró cumplir con la Constitución y las leyes y garantizar mínimamente las proposiciones constitucionales del preámbulo y los artículos 1° a 5° del actual pacto político la  “Sustitución de 1991” y que decidió “motu proprio¿?” romperlo para poner un petardo o una mina más al fortalecimiento de la avanzada discurso-acción de la antidemocracia en Colombia.
 
Hay quienes se soslayan con la “solución mediatista” que pudiera destrabar el proceso de la revocatoria y es respetable y no obstante, en nuestras convicciones de vida como personas-ciudadanos-abogados-docentesno podemos renunciar, por ser como sauces, a rompernos en añicos como el acero.
 
Y saliéndonos conscientemente de las formas cultas de la juridicidad, del buen decir, de la etiqueta, del buen sentarse a la mesa, solo podemos decir para cerrar que: cortos son los pantalones largos de algunos “masculinos”, ante los largos y bien puestos pantalones-cortos de excelsas damas, como la inmolada y esa sí, Magistrada, Fanny González Franco que subida al patíbulo, al mismo al que hoy los mismos de entonces quieren subir a todos los colombianos y que en sus últimos instantes de vida y como premonitoriamente, dictó, para ante la boca de fuego de un fusil convertida en micrófono y para los actuales señores servidores públicos miembros del consejo nacional electoral y registradoras especiales delegadas en Medellín y para “todo el país y todo el mundo” y para todos “los juristas” y para todos los conciudadanos colombianos el que debería ser el juramento que constitucionalmente se exija en Colombia al tomar posesión de cualquier cargo público o privado y que espera uno, que, por lo menos, si los señores del CNE y de la RNEC, no lo conocían o lo olvidaron, no sea demasiado tarde cuando camino al patíbulo sus conciencias se los recuerde:
 
“Por voluntad de Dios y autoridad de la Ley, vine a la Corte a administrar justicia en nombre de la República de Colombia... no a llorar ni a pedir clemencia. Dios está conmigo y me ayudará a conservar mi dignidad de magistrada. Si es designio de Dios que yo muera para que se conserven inmaculadas las instituciones jurídicas y vuelva la paz a Colombia, entonces que Dios, el Presidente y las Fuerzas Armadas salven la Patria. Muero, pero no me doblego”.
 
Sea este nuevo juramento la mejor expresión de toda felicitación a la colega Gloria Yanet Vélez P., en su cumpleaños, para quien ni en relación con su edad es practicante de ningún “secretismo”. Dios le bendiga con más “envejecer” con salud, paz y sabiduría, viviendo lo que es, VIVIR.
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Colombia “Compraventa de cosa ajena, falsa tradición y lesión enorme”. Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando. Twitter: @abogadohurtado

4/3/2022

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De la lógica elemental aprendimos de Aristóteles los tres principios capitales: de identidad, de no-contradicción y tercero excluido y el cuarto agregado posteriormente y en discusión llamado principio de razón suficiente.
 
A pesar del título que enuncia dos institutos socialmente legítimos y lícitos bajo específicas condiciones jurídico-legales, me atrevo a relacionarlos en un contexto ampliado con los tres principios de la lógica formal y en vínculo con la llamada seguridad jurídica, para apenas mencionar que solo puede ocurrir en Colombia que una autoridad certificadora, respecto de un mismo objeto y para finalidades distintas en un período de un mes pueda extender dos certificaciones completamente diferentes y con efectos jurídicos en ambos casos lesivos de los derechos de un ciudadano, contrarios a los principios, valores y fines constitucionales, al derecho económico fundamental de propiedad privada, de tal modo que según las dos certificaciones, el mismo objeto y bajo la lógica jurídica: es y no es al mismo tiempo permitido y prohibido, o que dos conceptos jurídicamente contradictorios entre sí, son ambos válidos o que entre dos conceptos jurídicos opuestos solo uno puede ser válido.
 
No sé cuándo, ni cómo, ni dónde empezó el “bazar Colombia”, ni cuándo la luz rompió los cristales que atraviesa, ni cuándo en las “ferias de la transparencia” perdimos las pupilas. Cómo recuerdo al cura de mi pueblo procurándome su regaño -que agradezco- por haber dicho y escrito en un “papel de la calle” y en medio de la efervescencia política de la juventud que: << “Dios dijo: hágase la luz” y la luz nos rompió las pupilas, creando en el mismo instante a los tuertos para que fueran reyes de los pueblos de ciegos>>.
 
“Compraventa de cosa ajena y falsa tradición y lesión enorme” y otros institutos, tal parece que rompieron “las redes del poema” del Código Civil y desaforados saltaron a reproducirse en serie bajo toda suerte de “tecnicaturas jurídico-económicas”, por “vías sin semáforos” y al ojo de miles de “cámaras” que no vigilan, lo que no las hace inútiles [como llegamos a suponer] sino que las convierte en “pajillas crioconservadas” de “imágenes para inseminación y reproducción masiva gratuita” no desde “las redes de un poema”, sino desde “Meta, Whatsapp, Twitter, Instagram…”,  medios por los que la “humanidad marcha convencida que propinó la final derrota a todos los imposibles y a todas las incertidumbres”, por la virtuosa magia de millones de “aparatos interconectados a cada instante y en tiempo real”, libres de “poemas, libres de normas, de autoridades” desde las cuales hasta “se protesta por la paga” contra “todo autoritarismo”.
 
“Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesión enorme” que no se sufren y no se padecen en tanto la seguridad [humana] ha sido confiada a un buen “software antivirus” a un “certificado SSL…” o en casos extremos a la “marihuana medicinal o recreativa”. 
 
“Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesión enorme”, por las que a los colombianos <<nos venden todo lo ajeno que no queremos, ni necesitamos comprar y  “nos compran” incluso lo poco propio que “juramos nunca ni siquiera pensar vender” y a sabiendas que jamás nos quieren pagar>>, excepto con un “efectivo like” y bajo la “inducida inocencia” de creer que “entregar contiene a dar” y de tal “modo” que hasta olvidamos que: “Por la sangrante herida de nuestro inmenso amor…”
 
Que sobre un mismo hecho y punto de derecho y por finalidad de la plena garantía del derecho fundamental a la propiedad privada y a la vivienda digna, un servidor público “certifique” respecto de un mismo bien inmueble que: “A es A” y “A no es A” y que ambas certificaciones son “válidas” a la “imagen que ven sus ojos que no miran” va más allá de todo “exceso ritual manifiesto”. Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes”, pero democráticas.
 
Y que el 13 de marzo en ejercicio del derecho fundamental a elegir y ser elegido y renunciando a “la elegancia” que se tuvo en las “elecciones de 1970” se hubiera por lo menos “contaminado el proceso electoral”, no deja duda a proclamar: ¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes”, pero democráticas!
 
Igual, que el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Registrador del Estado Civil (RNEC) “se inventen” un procedimiento no establecido en la ley de revocatoria o que quieran aplicar el procedimiento sancionatorio de la ley electoral, no autorizado legalmente o que quieran aplicar el procedimiento sancionatorio del CPACA excluido expresamente para este asunto o que el CNE “quiera certificar” lo que la Constitución y la ley no le mandan o que un juez [colegiado) “le ordene certificar” lo que no está en el ámbito de sus competencias constitucionales y legales y que mientras “tintos y tintas van y vienen” el RNEC se haga el “de la vista gorda” para no notificar al presidente no deja duda a proclamar: Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes”, pero democráticas!
 
Del mismo modo, que en Colombia se “ejerza el derecho a la protesta por la paga”, mientras los ciudadanos, -digamos, medio buenos ciudadanos- nos dedicamos a “disparar trinos” que no apagan los “incendios pagados” de vehículos y otros bienes públicos y privados en las “PPPP” [protestas populistas pacíficas pagadas] o a “obtener los microperforados” pa´l vidrio de atrás, pa´rrastrar la democracia no deja duda a proclamar: ¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes”, pero democráticas!
 
Que Colombia, en la mira de la desestabilización democrática, no de ahora, sino por lo menos desde las cuatro últimas décadas con patrocinios internacionales [dudosos premios Nobel] y alguna connivencia de “sectores nacionales tradicionales” [cúpula capitalista-socialistoide-comunistoide] forjadas al “fuego de la paga” de los mercados, de los presupuestos públicos, de la contratación pública, del “secuestro del Estado” y del servilismo e infidelidad de no pocos servidores públicos, deba enfrentar de nuevo a las camufladas modernas “todas las formas de lucha” de las que no queda duda alguna que se montan desde Medellín bajo la marquilla general de “…siglo XXI” como marca “enchavetada” en Venezuela, pero “registrada para América Latina” desde el Foro de Sao Paulo, no deja duda a proclamar: ¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”!
 
Colombia, [y no es que se merezca], sino que precisa de un discurso nuevo, no contemporizador y distinto a la “seguridad democrática, la confianza inversionista, etc.] porque es una verdad de a puño, que el ciudadano “medianamente educado” tiene cansancio del doctor “Uribe presidente” y de “Uribe presidente” como referente malo y peor para todos sus contradictores respecto del acontecer nacional, pero también como que sea el único punto de fuga o única estrella luminosa en el firmamento democrático colombiano.
 
No es de ahora la inequidad, la pobreza, la desigualdad, la exclusión, la corrupción que cual putrefacto estercolero anega la débil ficción democrática del “alma y la voluntad nacional y popular”; no es mal endémico, sino pandémico y menos mal que tampoco es bicho que llevemos los colombianos en nuestro ADN.
 
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”! Abierto está el “mercado del miedo”, que no es tampoco de ahora [Gramsci] y de cuyo discurso sobre la educación, no distan, en contexto, las prédicas de los actuales candidatos presidenciales, en especial el monodiscurso del señor Fajardo. Habíamos escrito en alguna ocasión: los extremos ya no se repelen. Extraña uno en “el educado” que sus “conectores ideológicos” estén como “monjas en clausura”.
 
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”! Abierto está el “mercado del miedo” y por la formación socio-cultural como colombianos, el miedo también se vende desde los templos cuando los ojos perciben un Petro arrodillado ante el Crucifijo y no porque dudemos de la probabilidad de su “autocrítica y reconducción”, sino por la apelación en un debate electoral al “trinitrotolueno religioso” como explosivo de alto poder, al que también “tibiamente” se ha acercado don Fajardo diciendo que: “todos los días al levantarse, ora”.
 
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”! Abierto está el “mercado del miedo”, miedo que no es una ficción, que no es una “predicción de horóscopo”, pues como la energía, el modelo socialismo-comunismo “no se destruye, se transforma” para no escapar a los beneficios de la economía capitalista de mercado, ni a las ventajas de “ser insertados y reinsertados” a la democracia, cuando es visible que sus nuevos constructos ideológicos no apuntan tanto al control político de los países  a través “de fieles agentes nacionales”, como a la consolidación del saqueo económico como si se tratara de una tara del antiguo “laissez faire, laissez passer", sin que se haya estudiado a fondo la expresión de Deng Xiaoping que dijo: “enriquecerse es glorioso”, celebrando la incursión capitalista en el régimen comunista chino y sin que para ir muy lejos, solo baste mirar como la Rusia de Putin acaparó y bajo su absoluto control cerca del 90 % de las reservas de oro de Venezuela.
 
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”!Abierto está el “mercado del miedo”: tres hinchas MÁS de equipos de fútbol pierden la vida “por su equipo” enfrentados en una carretera, lejos de su ciudad, lejos de su familia, de sus amigos, de sus conciudadanos, porque somos “extraños extranjeros en el propio suelo”, pero, como la economía indica que crece el “PIB”, entonces “educación, educación, educación” y más “escuelas de fútbol”.
 
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”! Abierto está el “mercado del miedo”, el que da “rating” por TV, radio y prensa, el que baja la “nitidez y la duración de las imágenes”, cuando los miembros de la policía o del ejército son acosados y vejados por fuego y plomo y secuestrados por “cívicos ciudadanos” en acciones ya no de “reivindicaciones históricas”, sino de “venganzas históricas”, como venganza de los buenos “Abel”, contra todos los malos “Caín” o contra todos por ser parientes próximos o lejanos de ladrones, maricas y putas venidas de España o de África o de los nativos del suelo Latinoamericano y contra todas las generaciones presentes que en “esos pasados de conquista, colonialistas, neocolonialistas, ancestrales, etc.”, ni siquiera éramos contenidos de ninguna vesícula seminal. 
 
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”! Abierto está el “mercado del miedo”, desde la [IN]seguridad solo asociada a bandidos, delincuentes, criminales, de esos que nos sacan sangre o nos arrebatan la vida y la casa y la finca y el sueño tranquilo de la noche y los proyectos de vida o los planes de negocios o a los que no toleran que el auto propio sobrepase en la calle o en carretera al de ellos, o a los que ven en una direccional trasera una orden de “no le ceda el paso a ese hijueputa” o a los que en la asamblea de la propiedad horizontal van a buscar se les reconozca el “derecho al ruido” sobre la almohada del vecino del piso de abajo o a que se les reconozca el “derecho a la hijueputez” de apropiarse de un parqueadero de visitante para otro auto propio, sin que le cueste predial ni expensas comunes mayores o el que asiste a que se le reconozca el “derecho a ser obedecido” por el vigilante-rondero para que le saque el perro a “miar”, le lleve la leche, la prensa y los huevos…
 
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”!Abierto está el “mercado del miedo”, que no es de ahora que al “agua le revuelvan leche” en Colombia, ni que miles de niños se levanten sin desayuno y se acuesten sin comer, ni que a otros tantos se les convierta en los objetivos del Programa de Aniquilamiento Escolar [PAE]…talvez sean estos y otros los precios que debemos pagar por el acostumbramiento indiferente a que <<nos vendan todo lo ajeno que no queremos, ni necesitamos comprar y a que “nos compren” incluso lo poco propio que “juramos nunca ni siquiera pensamos vender” y a sabiendas que jamás nos quieren pagar>>. 
 
Asunto de dignidad, de vigencia y mejoramiento democrático de la calidad de vida de todos los colombianos es la elección del próximo presidente de la República y el voto del ciudadano de carne y hueso, debe ser esa certificación fundada en los principios de identidad, no-contradicción y tercero excluido que nos legó Aristóteles, lo que en buen decir paisa no es más ni menos que repetirle a Colombia, “bueno, ya lo sabe, blanco es, gallina lo pone y frito se come”. Después, no bastarán “los huevos”. 
 
Preferimos un sancochito de “gallina Knorr” pa´tres o cuatro, que un “vale pa´un mercado virtual”.

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