A pesar del título que enuncia dos institutos socialmente legítimos y lícitos bajo específicas condiciones jurídico-legales, me atrevo a relacionarlos en un contexto ampliado con los tres principios de la lógica formal y en vínculo con la llamada seguridad jurídica, para apenas mencionar que solo puede ocurrir en Colombia que una autoridad certificadora, respecto de un mismo objeto y para finalidades distintas en un período de un mes pueda extender dos certificaciones completamente diferentes y con efectos jurídicos en ambos casos lesivos de los derechos de un ciudadano, contrarios a los principios, valores y fines constitucionales, al derecho económico fundamental de propiedad privada, de tal modo que según las dos certificaciones, el mismo objeto y bajo la lógica jurídica: es y no es al mismo tiempo permitido y prohibido, o que dos conceptos jurídicamente contradictorios entre sí, son ambos válidos o que entre dos conceptos jurídicos opuestos solo uno puede ser válido.
No sé cuándo, ni cómo, ni dónde empezó el “bazar Colombia”, ni cuándo la luz rompió los cristales que atraviesa, ni cuándo en las “ferias de la transparencia” perdimos las pupilas. Cómo recuerdo al cura de mi pueblo procurándome su regaño -que agradezco- por haber dicho y escrito en un “papel de la calle” y en medio de la efervescencia política de la juventud que: << “Dios dijo: hágase la luz” y la luz nos rompió las pupilas, creando en el mismo instante a los tuertos para que fueran reyes de los pueblos de ciegos>>.
“Compraventa de cosa ajena y falsa tradición y lesión enorme” y otros institutos, tal parece que rompieron “las redes del poema” del Código Civil y desaforados saltaron a reproducirse en serie bajo toda suerte de “tecnicaturas jurídico-económicas”, por “vías sin semáforos” y al ojo de miles de “cámaras” que no vigilan, lo que no las hace inútiles [como llegamos a suponer] sino que las convierte en “pajillas crioconservadas” de “imágenes para inseminación y reproducción masiva gratuita” no desde “las redes de un poema”, sino desde “Meta, Whatsapp, Twitter, Instagram…”, medios por los que la “humanidad marcha convencida que propinó la final derrota a todos los imposibles y a todas las incertidumbres”, por la virtuosa magia de millones de “aparatos interconectados a cada instante y en tiempo real”, libres de “poemas, libres de normas, de autoridades” desde las cuales hasta “se protesta por la paga” contra “todo autoritarismo”.
“Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesión enorme” que no se sufren y no se padecen en tanto la seguridad [humana] ha sido confiada a un buen “software antivirus” a un “certificado SSL…” o en casos extremos a la “marihuana medicinal o recreativa”.
“Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesión enorme”, por las que a los colombianos <<nos venden todo lo ajeno que no queremos, ni necesitamos comprar y “nos compran” incluso lo poco propio que “juramos nunca ni siquiera pensar vender” y a sabiendas que jamás nos quieren pagar>>, excepto con un “efectivo like” y bajo la “inducida inocencia” de creer que “entregar contiene a dar” y de tal “modo” que hasta olvidamos que: “Por la sangrante herida de nuestro inmenso amor…”
Que sobre un mismo hecho y punto de derecho y por finalidad de la plena garantía del derecho fundamental a la propiedad privada y a la vivienda digna, un servidor público “certifique” respecto de un mismo bien inmueble que: “A es A” y “A no es A” y que ambas certificaciones son “válidas” a la “imagen que ven sus ojos que no miran” va más allá de todo “exceso ritual manifiesto”. Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes”, pero democráticas.
Y que el 13 de marzo en ejercicio del derecho fundamental a elegir y ser elegido y renunciando a “la elegancia” que se tuvo en las “elecciones de 1970” se hubiera por lo menos “contaminado el proceso electoral”, no deja duda a proclamar: ¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes”, pero democráticas!
Igual, que el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Registrador del Estado Civil (RNEC) “se inventen” un procedimiento no establecido en la ley de revocatoria o que quieran aplicar el procedimiento sancionatorio de la ley electoral, no autorizado legalmente o que quieran aplicar el procedimiento sancionatorio del CPACA excluido expresamente para este asunto o que el CNE “quiera certificar” lo que la Constitución y la ley no le mandan o que un juez [colegiado) “le ordene certificar” lo que no está en el ámbito de sus competencias constitucionales y legales y que mientras “tintos y tintas van y vienen” el RNEC se haga el “de la vista gorda” para no notificar al presidente no deja duda a proclamar: Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes”, pero democráticas!
Del mismo modo, que en Colombia se “ejerza el derecho a la protesta por la paga”, mientras los ciudadanos, -digamos, medio buenos ciudadanos- nos dedicamos a “disparar trinos” que no apagan los “incendios pagados” de vehículos y otros bienes públicos y privados en las “PPPP” [protestas populistas pacíficas pagadas] o a “obtener los microperforados” pa´l vidrio de atrás, pa´rrastrar la democracia no deja duda a proclamar: ¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes”, pero democráticas!
Que Colombia, en la mira de la desestabilización democrática, no de ahora, sino por lo menos desde las cuatro últimas décadas con patrocinios internacionales [dudosos premios Nobel] y alguna connivencia de “sectores nacionales tradicionales” [cúpula capitalista-socialistoide-comunistoide] forjadas al “fuego de la paga” de los mercados, de los presupuestos públicos, de la contratación pública, del “secuestro del Estado” y del servilismo e infidelidad de no pocos servidores públicos, deba enfrentar de nuevo a las camufladas modernas “todas las formas de lucha” de las que no queda duda alguna que se montan desde Medellín bajo la marquilla general de “…siglo XXI” como marca “enchavetada” en Venezuela, pero “registrada para América Latina” desde el Foro de Sao Paulo, no deja duda a proclamar: ¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”!
Colombia, [y no es que se merezca], sino que precisa de un discurso nuevo, no contemporizador y distinto a la “seguridad democrática, la confianza inversionista, etc.] porque es una verdad de a puño, que el ciudadano “medianamente educado” tiene cansancio del doctor “Uribe presidente” y de “Uribe presidente” como referente malo y peor para todos sus contradictores respecto del acontecer nacional, pero también como que sea el único punto de fuga o única estrella luminosa en el firmamento democrático colombiano.
No es de ahora la inequidad, la pobreza, la desigualdad, la exclusión, la corrupción que cual putrefacto estercolero anega la débil ficción democrática del “alma y la voluntad nacional y popular”; no es mal endémico, sino pandémico y menos mal que tampoco es bicho que llevemos los colombianos en nuestro ADN.
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”! Abierto está el “mercado del miedo”, que no es tampoco de ahora [Gramsci] y de cuyo discurso sobre la educación, no distan, en contexto, las prédicas de los actuales candidatos presidenciales, en especial el monodiscurso del señor Fajardo. Habíamos escrito en alguna ocasión: los extremos ya no se repelen. Extraña uno en “el educado” que sus “conectores ideológicos” estén como “monjas en clausura”.
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”! Abierto está el “mercado del miedo” y por la formación socio-cultural como colombianos, el miedo también se vende desde los templos cuando los ojos perciben un Petro arrodillado ante el Crucifijo y no porque dudemos de la probabilidad de su “autocrítica y reconducción”, sino por la apelación en un debate electoral al “trinitrotolueno religioso” como explosivo de alto poder, al que también “tibiamente” se ha acercado don Fajardo diciendo que: “todos los días al levantarse, ora”.
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”! Abierto está el “mercado del miedo”, miedo que no es una ficción, que no es una “predicción de horóscopo”, pues como la energía, el modelo socialismo-comunismo “no se destruye, se transforma” para no escapar a los beneficios de la economía capitalista de mercado, ni a las ventajas de “ser insertados y reinsertados” a la democracia, cuando es visible que sus nuevos constructos ideológicos no apuntan tanto al control político de los países a través “de fieles agentes nacionales”, como a la consolidación del saqueo económico como si se tratara de una tara del antiguo “laissez faire, laissez passer", sin que se haya estudiado a fondo la expresión de Deng Xiaoping que dijo: “enriquecerse es glorioso”, celebrando la incursión capitalista en el régimen comunista chino y sin que para ir muy lejos, solo baste mirar como la Rusia de Putin acaparó y bajo su absoluto control cerca del 90 % de las reservas de oro de Venezuela.
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”!Abierto está el “mercado del miedo”: tres hinchas MÁS de equipos de fútbol pierden la vida “por su equipo” enfrentados en una carretera, lejos de su ciudad, lejos de su familia, de sus amigos, de sus conciudadanos, porque somos “extraños extranjeros en el propio suelo”, pero, como la economía indica que crece el “PIB”, entonces “educación, educación, educación” y más “escuelas de fútbol”.
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”! Abierto está el “mercado del miedo”, el que da “rating” por TV, radio y prensa, el que baja la “nitidez y la duración de las imágenes”, cuando los miembros de la policía o del ejército son acosados y vejados por fuego y plomo y secuestrados por “cívicos ciudadanos” en acciones ya no de “reivindicaciones históricas”, sino de “venganzas históricas”, como venganza de los buenos “Abel”, contra todos los malos “Caín” o contra todos por ser parientes próximos o lejanos de ladrones, maricas y putas venidas de España o de África o de los nativos del suelo Latinoamericano y contra todas las generaciones presentes que en “esos pasados de conquista, colonialistas, neocolonialistas, ancestrales, etc.”, ni siquiera éramos contenidos de ninguna vesícula seminal.
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”! Abierto está el “mercado del miedo”, desde la [IN]seguridad solo asociada a bandidos, delincuentes, criminales, de esos que nos sacan sangre o nos arrebatan la vida y la casa y la finca y el sueño tranquilo de la noche y los proyectos de vida o los planes de negocios o a los que no toleran que el auto propio sobrepase en la calle o en carretera al de ellos, o a los que ven en una direccional trasera una orden de “no le ceda el paso a ese hijueputa” o a los que en la asamblea de la propiedad horizontal van a buscar se les reconozca el “derecho al ruido” sobre la almohada del vecino del piso de abajo o a que se les reconozca el “derecho a la hijueputez” de apropiarse de un parqueadero de visitante para otro auto propio, sin que le cueste predial ni expensas comunes mayores o el que asiste a que se le reconozca el “derecho a ser obedecido” por el vigilante-rondero para que le saque el perro a “miar”, le lleve la leche, la prensa y los huevos…
¡Colombia en “Compra y venta de cosa ajena y falsa tradición y lesiones enormes, pero democráticas”!Abierto está el “mercado del miedo”, que no es de ahora que al “agua le revuelvan leche” en Colombia, ni que miles de niños se levanten sin desayuno y se acuesten sin comer, ni que a otros tantos se les convierta en los objetivos del Programa de Aniquilamiento Escolar [PAE]…talvez sean estos y otros los precios que debemos pagar por el acostumbramiento indiferente a que <<nos vendan todo lo ajeno que no queremos, ni necesitamos comprar y a que “nos compren” incluso lo poco propio que “juramos nunca ni siquiera pensamos vender” y a sabiendas que jamás nos quieren pagar>>.
Asunto de dignidad, de vigencia y mejoramiento democrático de la calidad de vida de todos los colombianos es la elección del próximo presidente de la República y el voto del ciudadano de carne y hueso, debe ser esa certificación fundada en los principios de identidad, no-contradicción y tercero excluido que nos legó Aristóteles, lo que en buen decir paisa no es más ni menos que repetirle a Colombia, “bueno, ya lo sabe, blanco es, gallina lo pone y frito se come”. Después, no bastarán “los huevos”.
Preferimos un sancochito de “gallina Knorr” pa´tres o cuatro, que un “vale pa´un mercado virtual”.