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El derecho, entre los “chulos grises y los chulos azules”. Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando @abogadohurtado

2/28/2021

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El derecho, entre los “chulos grises y los chulos azules”

Por: Abogado Nelson Hurtado Obando

Hemos pensado siempre, que un abogado, no es aquella persona que carga en su cabeza las 24 horas de todos los días del año, una a una las carpetas de clientes y usuarios que conserva en el archivador físico de cajones, ni los que conserva en “la nube” facilitada por la tecnología.

Un abogado, debe ser un auténtico ser de preguntas, desde lo vital, desde lo íntimo, desde el ánima que refirió Aristóteles; un abogado, se negaría doblemente a sí mismo, si asume el rol de solo “consumidor de respuestas”: tales como “lo dijo…, es la última jurisprudencia, es la sentencia unificadora…”, pues, podrá ser en el mercado de servicios jurídico-legales y con todo el aparataje del marketing y la publicidad, un abogado que deslumbre, pero no que alumbre.

Un abogado, casi de manera natural, aprende a “separar” en el ejercicio profesional de su vocación, su credo religioso y político y a depurarse de toda contingencia de discriminación por raza, sexo, condición económica, etc.

Estamos en frente de tiempos difíciles y no solo para el ejercicio profesional, sino para los derechos y garantías civiles, políticas y económicas de todos los seres humanos y ciudadanos.

Hoy, de manera confluyente y muy temprano en la mañana, leí las preocupaciones del doctor Iván Cancino en twitter: @CancinoAbog, del exmagistrado J. Orlando Santofimio @j-o-santofimio y del doctor Javier Tamayo Jaramillo en su columna de Ámbito Jurídico, todas estas proposiciones en la misma perspectiva de un sentir ciudadano que se generaliza y de manera desconcertante, respecto del derecho, del abogado, de la administración de justicia, que en mi sentir es como el retorno a la época de Carlos V, apodado el “Rey Sabio”, que dijo: “El rey no se equivoca”, hoy, no solo predicable en relación con los actos arbitrarios de los gobernantes y autoridades del Estado, sino que incluso y de otras maneras, alcanzan las interacciones entre personas humanas, bajo el contexto del uso arbitrario de las propias razones o de la posición dominante.

Muy puntual el doctor Cancino en su protesta, (a la que nos sumamos) y respecto de las circunstancias de desigualdad que se presentan para el ejercicio profesional y de no pocos eventos de maltrato para los abogados en ejercicio, por parte de algunos servidores de la administración de justicia. Pero, la puntualidad del doctor Cancino, es apenas una “punta del iceberg” -como ahora se dice-, lo que amplía el doctor Tamayo Jaramillo y a la que en ese sentido de amplitud se refiere el exmagistrado J. Orlando Santofimio.

Hemos escrito y predicado ante auditorios más pequeños, que, en perspectiva, asistimos a un proceso que tiene un solo "punto de fuga": la conversión y/o de reconversión o  remanufactura político-económica y tecnológica del derecho. Y como lo dice Tamayo Jaramillo en su columna, somos al final “una sola golondrina”.
​
Este estado de cosas, no es gratuito, ni es espontáneo, ni es natural como si se tratara de una versión de la “Teoría de la adaptación de las especies” y en nuestros menudos buceos por la prehistoria y la historia, situamos al punto del problema que nos ocupa, el hecho innegable de la reunión del primer “Foro sobre el estado del mundo” realizado en 1995, en el Hotel Fairmont de la ciudad de San Francisco, a la cual se hizo presente Zbigniew Brzezinski, consejero de Jimmy Carter, quien propuso, bajo el término tittytainment, alimentar en el futuro a la humanidad, no solo con el alimento físico, sino con una adicción a algún objeto que produjera enorme dependencia, hallando la solución en los artilugios y artefactos tecnológicos: hardware, software, internet que ya venían en pleno desarrollo. Quisiéramos en este punto, que el lector curioso tomara la iniciativa de investigar y consultar más sobre el punto y no limitarse a Wikipedia, Google, etc. para que de pronto, la que es su “propia identidad o su propia personalidad”, la contraponga de frente y fríamente ante su “propio celular” y que ojalá pueda preguntarse: “¿quién soy yo, ahora?”.

Ni la economía puede tener códigos de ética y menos puede tenerlos la tecnología y mucho menos que de ellas pueda predicarse neutralidad, pues en ambas, lo inherente es el interés y el ánimo de lucro y con la imposibilidad de poder aparejarles tratados axiológicos y deontológicos, por lo que seguiremos sosteniendo de la tecnología, que: su carácter óntico, le inhibe de todo código ético, ergo, ¿cómo su ontología?

Es por estos rumbos – creemos nosotros- que debe existir un debate profundo: ¿automatizar la administración de justicia?  ¿Automatizar la administración de justicia y el derecho? ¿Está libre el algoritmo oculto, de supuestos económicos, ideológicos y políticos y de otros sesgos? ¿Bastará el simple jingle del “ahorro de recursos” para destinar a la “inversión social” y redistribuir la riqueza? ¿No es precisamente un tittytainment, la “zona de confort” que instaura la tecnología en nuestros despachos de abogados? No diremos, nunca jamás, que despreciamos o consideramos inútil la tecnología, al contrario, es útil y será mucho más, cuando podamos afirmar sin duda que nos apropiamos de ella, pues hasta el momento, apenas somos sus medios, sus instrumentos, su objeto de apropiación, sometidos a los dioses generadores de algoritmos y softwares, a sus rutinas técnicas, sin voluntad sobre nuestros ojos y nuestros dedos, sin nuestro tiempo, por los estándares de eficiencia y competitividad y sin siquiera tiempo para el ocio, entendida como una necesidad biológica y una práctica social y hasta ocupando sin pagar arrendamiento, ni servicios, por los espacios propios y naturales de la intimidad personal y familiar. La invasión no fue solo afuera, sino adentro y de esta última no alcanzamos a medirnos las altas dosis de dopamina que comporta espichar una tecla y ver ante los ojos la soberbia imagen de grandes pixeles.

¿Nos hemos autoevaluado acerca del lenguaje oral que estamos usando? ¿No hemos asimilado qué representan los emojis y los emoticones, respecto del lenguaje escrito y los efectos que producen? ¿Sabemos cómo ha disminuido el número de palabras que usamos en una conversación, aun con un ser querido? ¿Operan los códigos de la abreviación y el lenguaje técnico, para la insustituible comunicación entre seres humanos? ¿Cuántas veces la respuesta a una pregunta esencial, es: “el sistema está caído, el sistema está escalando la información? ¿Cuántos de nosotros ya no tenemos esos atributos de la personalidad, como el nomen y solo somos un dato, una cifra, un código? ¿No son acaso los “chulos grises y los chulos azules, las “entidades rectoras” de nuestro actual “tráfico vital”, aun en personas de “alta alcurnia y prestancia intelectual”, no son pues en algunos casos la expresa manifestación de “no reconocimiento y de negación del otro”?

Creemos que la humanidad, antes que desaparezca, necesita la deconstrucción profunda del humanismo y en ello, los abogados tenemos una enorme tarea.
 
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Quítenle el micrófono al empleado-administrador. Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando @abogadohurtado

2/14/2021

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Quítenle el micrófono al empleado-administrador
​

Por: Abogado Nelson Hurtado Obando

Decían los abuelos: “el que se casa, que tenga casa y costal para la plaza” y “Tener casa no es riqueza, pero, no tenerla, si es la mayor pobreza”.
 
Hemos tenido la oportunidad de asistir a muchos copropietarios, en estos días, a las asambleas ordinarias de propiedad horizontal.
 
No vamos a extendernos a los complejos problemas que representa la vivienda y sobre todo en las grandes ciudades, las ciudades intermedias y los pequeños poblados y más cuando antes del tiempo calculado por organismos mundiales especializados, ya hemos superado el porcentaje de poblamiento urbano estimado para décadas posteriores a la década presente y corriendo.
 
Si bien es cierto que la ley 675, en sus artículos 40 y siguientes regula los modos de reunión de la asamblea general de copropietarios, es claro que en este año 2021, es la primera vez que deben reunirse con mayor funcionalidad y desde el punto de vista tecnológico, pues es inocultable que las celebradas virtualmente en el 2020, fueron absolutamente improvisadas por causa de la pandemia.
 
No bastan a la reunión virtual de la asamblea en propiedad horizontal, un computador, una conexión de internet y un enlace de comunicación virtual de audio y video (Zoom, Face Live, Microsoft Teams, etc.)
 
Tampoco basta a la reunión virtual de la asamblea de propiedad horizontal el suculento y abundante “Orden del día” que acostumbra servir el señor empleado-administrador de la copropiedad. En el asunto virtual de la reunión, tiene que existir, además del “orden del día” un protocolo de naturaleza jurídico-legal o reglamentario, que regule todo lo atinente a la asamblea y a la participación democrática de cada uno de los copropietarios.
 
Hemos visto, cómo no hay ni control previo, coetáneo, ni posterior de “auditoría de sistemas” y sobre todo cuando el empleado-administrador, lleva a las asambleas el descreste de réplicas criollas del “sistema de voto electrónico venezolano”, sobre los cuales los copropietarios están impedidos de realizar auditoría; asambleas en las cuales a través del “sistema de voto electrónico venezolano”, el empleado-administrador, suplanta las comisiones escrutadoras, que deben operar respecto de todas las elecciones y aprobaciones o negativas que deban realizar los copropietarios, emitiendo cada uno sus votos, como las de: consejo de administración, comités de convivencia, aprobación de presupuesto, aprobación de cuotas ordinarias y extraordinarias de destinación específica, proyectos, facultades y proposiciones pro témpore, etc.
 
Se imponen, por razón de la pandemia las reuniones virtuales de las asambleas de propiedad horizontal, pero, ello no quiere decir que, esté prohibido que un número plural de copropietarios y conforme a las normas legales sobre “aglomeraciones” se reúnan presencialmente hasta un número de 50, en el salón social o en una zona común abierta de su unidad residencial, guardando entre sí una distancia mínima de dos (2) metros y reunidos todos, bajo un único “punto digital”: un PC, una conexión a internet y bajo el mismo enlace enviado por el empleado-administrador a un único correo electrónico anunciado previamente por los copropietarios que se reúnen presencialmente, para la conexión a la reunión virtual. No hay nada que lo prohíba.
 
En la propiedad horizontal, se generan muchísimos dolores de cabeza.
 
Y el principal dolor de cabeza, empieza con el “orden del día”, que elabora “técnicamente” el empleado-administrador, por lo general invariable en sus tres o cuatro primeros puntos: “verificación del quórum, designación de presidente y secretario de la asamblea, aprobación del orden del día” y a continuación los soporíferos “informes de consejo de administración, informes de comités, informes del administrador, rendición de cuentas del administrador, informe del revisor fiscal, proyectos, presupuesto, cuotas de administración, etc.” y finalmente y de manera “estratégicamente ubicados” al final del orden del día, los numerales de: elección de consejo de administración, elección de comité de convivencia y otros, elección de revisor fiscal y proposiciones”.
 
Y decimos que: y finalmente y de manera “estratégicamente ubicados” al final del orden del día, como últimos puntos, los numerales de las elecciones de: consejo de administración, comité de convivencia y otros, revisor fiscal y proposiciones, las decisiones más importantes y trascendentales de la propiedad horizontal y en cabeza de los copropietarios, pues hay que aprovechar que la “cena chatarra” servida antes con los extensos, insulsos y regordetes informes y explicaciones, ha hecho sus efectos de adormilar, amodorrar, cansar y poner en huida a no pocos asambleístas, que no aguantan hasta el final y se retiran.
 
¿Por qué se ha extendido este modelo uniforme de “orden del día” para las asambleas?
 
No es gratuito, es la forma o manera como usualmente el empleado-administrador y “su consejo de administración”, logran eternizarse en la administración de la copropiedad y por encima del malestar, la inconformidad, los reclamos, los conflictos que suelen expresar los copropietarios y desgraciadamente pasando por encima de sus legítimos y sustanciales derechos, como dueños, propietarios y copropietarios.
 
La fórmula es sencilla: ese “orden del día” ha sido elaborado para desplazar de la asamblea, -presencial o virtual- a los copropietarios, para sacarlos de la asamblea, para mandarlos a dormir temprano, pues es un orden del día para agotarlos, cansarlos y dormirlos con la cantidad de irrefragables informes numérico-contables, balances, presupuestos etc., cuya “claridad” (nunca lo entenderán los copropietarios) termina imponiéndose muchas veces sobre la realidad de no pocos gastos y manejos non sanctos del empleado-administrador con “su consejo de administración”.
 
De otro modo, en los órdenes del día se sirve y de primero a los copropietarios asambleístas, un vino con sabor a moho: pesados, ininteligibles, incomprensibles informes numérico-contables y les enciman las largas y babosas explicaciones que tiene que dar sobre cifras muertas, el empleado-administrador; pronto en la asamblea, no quedarán sino “los asambleístas propios y devotos del empleado-administrador”; los demás los habrá sacado de la asamblea por físico sueño y cansancio.
 
Y entonces llega la hora de la cena, del plato fuerte y de servir y derramar el buen vino: elegir, designar o apuntar a dedo a los miembros del “nuevo”, pero mismo viejo “consejo de administración”, quien luego nombrará al “nuevo”, pero mismo viejo empleado-administrador, con la diferencia que lo hará con nuevo presupuesto y más altas cuotas de administración, para que continúe la misma cadena de contratistas y proveedores y la misma cadena de comisiones y descuentos que nunca se reflejan contablemente a favor de la copropiedad.
 
Pero, si al estratégico “orden del día” elaborado por el empleado-administrador, además los copropietarios dejan en sus manos el micrófono, pueden tener los asambleístas la certeza que perdieron la asamblea, que sucumbieron sus derechos y que su papel o su rol, como verdaderos propietarios, lo han perdido.
 
Al empleado-administrador, no se le puede dejar el micrófono en sus manos; el empleado-administrador, solo deberá tener y usar el micrófono para lo que compete a sus informes, presupuesto, etc. El administrador no puede dirigir, ni gobernar la asamblea.
 
Sabemos que existen muchos y competentes administradores de propiedad horizontal, personas naturales y jurídicas, pero también sabemos que existen esos administradores “extractivos”, que no reconocen límites, aquellos para los cuales el ordenamiento jurídico de la República, puede ser “degollado” impunemente; administradores que terminan autoconvencidos que la administración de la propiedad horizontal, es un usufructo establecido a su favor.
 
Hemos podido palpar, cómo muchos empleados-administradores, convierten las unidades residenciales cuya administración se les ha confiado, en sus “pequeños feudos electorales”, de tal modo que la preparación de las asambleas de copropietarios y su realización se convierte en un espectáculo electoral, donde no falta la propaganda sucia, el chisme, la conseja, la acción arbitraria, pero por sobre todo se hace visible que es el empleado-administrador, que por asegurar su cucaña, es el que divide y hasta enfrente a los copropietarios, en bandos rivales.
 
Señores copropietarios, tengan en cuenta que no basta el orden del día, ni basta un pc, una conexión a internet y un enlace de video conferencia para que se realice la asamblea virtual; hay otras reglas.
 
Es lamentable, pero hay que decirlo; es en la propiedad horizontal donde deberían estar las primeras vivencias de la vida democrática, más cercanas a los niños, los jóvenes y los adultos, pero desgraciadamente, eso no le interesa a gran número de empleados-administradores y al contrario, es en la propiedad horizontal donde se asienta gruesa capa del lodo pútrido que ensombrece la misma democracia de la República. Lo que pasa adentro, pasa afuera.
 
Copropietarios, sean inteligentes, quítenle en las asambleas el micrófono al empleado-administrador, modifiquen el orden del día, ocúpense primero de lo esencial y luego de lo más importante. Recuerden El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”.

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Entre el Poder y el Miedo. Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando @abogadohurtado

2/7/2021

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Entre el Poder y el Miedo

Por: Abogado Nelson Hurtado Obando
En 1986, la promesa de un cambio y de la transformación de la vida de la comunidad municipal, se centró en la Juntas Administradoras Locales (JAL) y en el acto legislativo que propició la primera elección popular de alcaldes. Al menos, en sus comienzos, fueron los mecanismos de contención de un país permanentemente incendiado por los llamados “paros cívicos”, demandando de las autoridades departamentales y nacionales, atención y recursos para paliar las carencias de infraestructuras en salud, educación, vivienda, comunicaciones, vías, etc.
 
Se auguraba como una primavera, duradera y estable a la comunidad de vida municipal, de justicia, paz, orden, progreso y prosperidad y la materialidad de la solidaridad constitucional desprendida del sentido de caridad cristiana y se presentía como desfilando en pasarela el esquivo bien común.
 
Todo apuntaba a que el cambio hacia un Estado Social de derecho, democrático y participativo, por lo menos propiciaría la transformación del alma municipal y que cada comunidad elegiría a sus mejores ciudadanos (lo que no requiere tanta academia), aunque imperfectos y falibles como el resto de mortales, pero con la bondad y la sabiduría o al menos con el sentido común a flor de piel, para liderar y ser verdaderos artífices del mejoramiento de la calidad de vida de todos y cada uno de sus conciudadanos.
 
Asumían las comunidades municipales, la enorme responsabilidad de ser ellas mismas, las únicas y exclusivas responsables de su propio progreso o fracaso. Allá ustedes si se equivocan al elegir el alcalde. Se les dotó en boca de algunos de “autonomía” fiscal, presupuestal y de iniciativa y participación en la gobernanza del municipio.
 
Se aspiraba a superar ese estado de cosas que discurría como Entre el Poder y el Miedo.
 
Pronto se dio sepultura a los partidos políticos, sin considerar que a la democracia le eran inherentes, que, sin ellos, la democracia no puede subsistir y entre “gallos y media noche”, los expertos en el arte del ardid y la trampa, conformaron los nuevos “emprendimiento y empresarismo electoral”, vestidos de “movimientos cívicos, ciudadanos, verdes, amarillos…”, que terminaron convirtiéndose en auténticos clanes, carteles, trusts y monopolios y hasta llegar no solo a la percepción, sino a la sensación, sentimiento y vivencia ciudadana, de ser ciudadanos impotentes ante el llamado   “Estado secuestrado por las empresas electorales”: burocracia, presupuesto, contratación pública de municipios, entidades y empresas del sector descentralizado, empresas sociales del estado (ESE), empresas de servicios públicos (ESP).
 
Entre el Poder y el Miedo, continuamos los ciudadanos, elección tras elección de alcaldes; más que la incertidumbre propia del devenir electoral, democrático, elección tras elección, más que errores provenientes de nuestra falibilidad como seres humanos, vemos, sentimos y padecemos como seres humanos y ciudadanos, que la elección popular de juntas administradoras locales y la elección popular de alcaldes, se ha convertido por los elegidos en el simple “cuarto de hora” y en el “trampolín electorero” desde el cual empiezan a preparar y “financiar” el salto hacia otras dignidades. “Que el elegido llega a gobernar con sus amigos, sí, es cierto, pero no con todos sus amigos y menos aún, solo para sus amigos”.
 
Entre el Poder y el Miedo, pero hay que decirlo y así bajo la misma sombra de la misma Constitución y de las mismas leyes, los ciudadanos hemos sido conducidos y convertidos en meros instrumentos para “legitimar con nuestros votos” a quienes “previamente han sido elegidos a dedo” y en no pocas ocasiones, en alianzas empresariales electorales, en verdaderos cocteles de “ruedas públicas de negocios privados”, de las cuales, en alguna ocasión por lo menos, han brotado las pútridas aguas de lo ilícito.
 
Entre el Poder y el Miedo, no hemos dejado de convivir y coexistir los seres humanos y ciudadanos, ni después de la elección popular de alcaldes y al contrario ese vivir Entre el Poder y el Miedo, se ha incrementado en los últimos años, no solo por el incremento de incertidumbres y otros riesgos o por la aparición de lo insospechado y del azar y en las acciones gubernamentales administrativas y de gobierno, que dejan serias dudas respecto de la coherencia, la honradez, la sinceridad y la bondad de los gobernantes, que se abren como verdaderas “Cajas de Pandora” y bajo la sola marca de sus personales convicciones personales e ideológicas, precarias.
 
Entre el Poder y el Miedo (EPM), “estamos ahí” todos en Medellín.
 
EPM, la de la cuña radial publicitaria de muchos años atrás: “Fuente vital de bienestar y progreso”, la “Joya de la corona”, la expresión que nos basta a los medellinenses y antioqueños, para expresar y resumir su valiosidad, sin importarnos conocer su dimensión de coloso, sin tener que ser expertos y sin necesidad de explorar, en todos sus ámbitos vitales y de interrelación con: naturaleza, medio ambiente, salud, higiene, investigación, ciencia y tecnología, planeación, recursos humanos, usuarios, mercados, economía y finanzas, negocios, en fin, que legos en esos complejos asuntos, las personas y los ciudadanos de Medellín y hoy de Antioquia, llevamos a EPM como símbolo de una joya perfectamente tallada por el sudor, esfuerzo, constancia, disciplina, honradez y tesón de unas generaciones que nos precedieron, desde lo cual podemos postular que así el precio de EPM sea fabuloso en billones, ninguna cantidad de ellos podría pagar el VALOR que es, en el corazón y en el sentimiento de los ciudadanos de Medellín y Antioquia; es el valor de la institucionalidad.
 
Entre el Poder y el Miedo (EPM), no es solo por el “edificio inteligente”, ni por sus estados financieros; Entre el Poder y el Miedo (EPM),   son también muchos municipios lejanos, son sus represas, su generación de energía y prestación de servicios en muchos de ellos; no son solo los billones que transfiere a Medellín, son también los billones que llegan a los municipios que participan en generación de energía; son nuevos asentamientos productivos y generadores de empleo en los municipios atendidos y de actividades diversas como: turismo, hotelería, paradores de carretera que nacen y crecen bajo un bombillo en los que es “epm la que alumbra”, estufa que funciona a gas, como energía vital al funcionamiento de nuestros hospitales, es ese todo, del cual solo se puede afirmar con orgullo paisa: es nuestra joya de la corona.
 
¿Qué se han querido “robar” a EPM? Es posible.
 
Y por eso y con gran acierto, el pacto de “gobierno corporativo” público, -aunque no participemos del todo, del concepto- fue, además, como una premonición de los tiempos difíciles que podrían llegar a la empresa.
 
Que el GEA, que los miembros de la junta directiva, que el gerente…que las licitaciones y los contratos, para todo ese mar de dudas, quedaban las legítimas autoridades públicas, en sede administrativa y en sede judicial, no solo por vía derecho administrativo, sino también comercial y penal.
 
Entre el Poder y el Miedo (EPM), porque, por muy buenas que sean las intenciones del alcalde frente a EPM, su actuación frente a otras entidades municipales, que ya se forjan como “instituciones”, ha dejado en evidencia su talante, frío y calculador y la evidencia de ser un hombre que no reconoce límites civilistas, cívicos, ni ciudadanos y dispuesto siempre a repetir “saltos” para sortear todo lo que le signifique, talanquera, barrera, vallado o alambrada, sean constitucionales, legales, reglamentarias e incluso las de las buenas maneras y no solo desde el poder nominador de su burocracia, sino desde el ámbito de la contratación pública, en la que muchos asuntos no quedan claros para la ciudadanía.
 
El antecedente de insubsistencia del gerente general de EPM, de nuevo nos pone Entre el Poder y el Miedo (EPM), porque no es el argumento del “regionalismo paisa” el que cobre fuerza, pero no tiene el alcalde ninguna explicación y menos una justificación para hacer creíble que varios actuales servidores públicos del municipio de Medellín, sean “bogoteños”, ni siquiera bogotanos y hasta venezolanos como en la ESU.
 
Entre el Poder y el Miedo (EPM), porque si el argumento del alcalde para declarar insubsistente al gerente general, su amigo de más de 15 años, fue el de haber querido “favorecer a Camargo Correa”, facilitando su “despatrimonialización”, también ha puesto en duda a los actuales miembros de la junta directiva, que no han dicho ni mu, ni han expedido un comunicado, puntual, claro y coherente, sobre si es cierto, que ese fue el “florero de Llorente”: el acto de favorecimiento del ya exgerente al contratista-demandado. Al contrario, pensaríamos, que no quieren ser removidos por la causal de “por no copiarle al alcalde”.
 
Entre el Poder y el Miedo (EPM), porque no existe redistribución de la riqueza social, cuando en el municipio de Medellín, existen verdaderos carteles de la contratación en el área de seguros, favoritismo en los de obras públicas, favoritismo en la creación de burocracia y en la provisión de cargos.

Entre el Poder y el Miedo (EPM), porque en Medellín, existiendo medios de control y hasta controles ciudadanos, no hay control, ninguno funciona, ninguno es eficaz, ni oportuno.
 
Entre el Poder y el Miedo (EPM), porque en Medellín, no alcanza el ciudadano común y desprevenido a vislumbrar lo que se esconde o que lo que hay detrás del lenguaje que utilizan tanto el alcalde, como sus “servidores que sí, le copian”, en sus virulentos tuits en redes sociales.
 
Entre el Poder y el Miedo (EPM), porque si el alcalde de Medellín, representa a la “nueva política”, si el lleva las banderas, como otros, de la “nueva juventud política”, entonces todo está perdido, porque las actuaciones recientes dejan en evidencia que “la nueva política, no es más que la vieja política, reciclada y aumentada en sus peores vicios y en sectarismo y ayudada por numerosos algoritmos”.
 
EPM (Entre el Poder y el Miedo), que esto es la actual y la verdadera “EPMestamosahí”, la “joya de la corona”, de la incertidumbre, de una sociedad que no sale de los “asaltos y sobresaltos” y en manos de un alcalde que se asfixia enredado en su propia telaraña, que se resta credibilidad desde su propia palabra, que confunde liderazgo con euforia, que no escatima epíteto generalizador y por sobre todo, insistimos que confunde la legitimidad electoral con una “patente de corso”, cuyo propósito pareciera la destrucción del maltrecho orden jurídico de la República. Como dicen ya en la calle: “ese man no come cuento de constitución, ni de ley, ni de ciudadano, nada de nada”. 

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