La línea Colombia – España. Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando. Twitter: @abogadohurtado
"Las masas nunca han sentido sed por la verdad. Se alejan de los hechos que no les gusta y adoran los errores que les enamoran. Quien sepa engañarlas será fácilmente su dueño, quien intente desengañarlas será siempre su víctima". Gustave le Bon
Exacerba el alma escuchar en este carnaval preelectoral a personajes ofertando “oportunidades”, así, desnudas, indefinidas, indefinibles e indeterminables como dice alguna cumbia de nuestro folclor que “no tienen cuerpo ni tienen corazón”.
“Oportunidades” ¿de qué?
1. ¿De empleo? ¿De educación? ¿De salud? ¿De vivienda? ¿De seguridad? ¿De alimentación? ¿De prosperidad económica personal? ¿De democracia política? ¿De democracia económica? ¿De libertad personal, económica, política? ¿De no-necesidad y de no-temor? ¡Escoged cada uno el orden y la prioridad con apego a estricta racionalidad!
Hoy en nuestra intervención en el programa dominical “Vida Pública” que dirige el gran amigo Edgar Jaramillo C., por Múnera Eastman Radio 790 am, tuvimos la oportunidad de interactuar con el exsenador Jorge Robledo y con el doctor Luis Guillermo Echeverri [Luigi].
En primer orden el exsenador Robledo y ahora candidato a la alcaldía de Bogotá, centra el tema de las “oportunidades” respecto a la generación de empleo atadas al tema de la seguridad en la capital de la República. Nuestra interpelación al respecto plantea que: es una falacia ofertar como programa de gobierno la “generación de empleo” formal y estable en el entendido que el generado por el Estado es marginal, coyuntural o de choque y temporal por lo general en obras públicas, programas y campañas con o sin sentido y a diferencia del empleo formal y más o menos estable en la estructura administrativa del Estado.
El problema de las “oportunidades” como empleo termina convertido en una “lotería política” cuya incidencia en los índices de inseguridad a la baja quedan a la voluntad de “quien lleve la cuenta o dé la información mediática”. En estas “oportunidades de empleo” poco o nada juega el grado de instrucción de los elegidos por la “tómbola de la repartija” aunque lo sorprendente es que en estas “escuadras” encontramos hasta personas con grados superiores técnicos y profesionales y entre los más afortunados los que llegan a formar parte de “UTL”, choferes de congresistas, gobernadores y alcaldes o subcontratistas de contratistas financiadores electorales o directores ejecutivos, presidentes y gerentes de no pocas ONG, periodistas y comunicadores, abogados, ingenieros, publicistas, recreacionistas, técnicos de luces y de sonidos y por supuesto que las “oportunidades” han de realizar aunque sea en lo mínimo el “derecho a la igualdad”, las mismas deben extenderse en igualdad de condiciones a las nuevas categorías de “gestores de paz” cuyo objetivo es “la paga para dejar de matar”, ¿no constituirá esto una desmejora de los “ingresos” y un factor de especulación en el “mercado criminal” por escasez de “mano de obra barata”?
Sustancialmente, ¿cuál la diferencia entre unos y otros “empleados, trabajadores oficiales, contratistas o subsidiados o subvencionados, gestores de paz” en términos de alguna “política pública”?
El Estado no tiene la capacidad de atender la generación de empleo para absorber significativamente la masa de cesantes, ni siquiera para garantizar a todos el llamado “mínimo vital” complejo, que no sólo es atendible con la especie dineraria.
Por esta vía de “oportunidades” lo hemos dicho en otras ocasiones lo que es o puede llegar a constituir derecho termina siendo una simple caricatura del derecho en el imperio de la “deseocracia”.
Puntualmente las “oportunidades de empleo” exigen además en el contexto del urbanismo la regulación profunda de la trinca formada por: “POT - programa de gobierno – plan de desarrollo económico y social”que ha degenerado en la que denominamos: la más grande rueda pública de negocios privados, con su incidencia determinante en la escasez del suelo, la especulación inmobiliaria y la corrupción en la alianza público-privada y hasta transnacional [Odebrecht].
Puntualizamos que ofertar seguridad en la relación: “oportunidades-educación-empleo” es una entelequia e insistimos que es abordar mal el problema por cuanto la seguridad no es un hecho, sino un valor y que el problema a enfrentar es el hecho de la inseguridad que en el contexto actual posee la suficiente capacidad para avasallar y arrasar el condicional soporte de “educación-empleo” si se considera que su “estructura académica” puede soportar variables económicas, pero es franqueable desde los componentes axiológicos, deontológicos y jurídico-legales, hoya casi todos cuestión de “éxito”.
Yo no sé cuántos grandes filósofos lleguen a levantarse de sus tumbas ante las herejías, que por lego en la materia expreso como que el ser humano y su existencia no es asunto de oportunidades, en tanto su ser y su existencia son la única oportunidad.
El ser y la existencia del hombre dependen de su libertad y de su autenticidad y nadie puede imponerle un destino o una esencia que no ha elegido. Sartre nos dice: "el hombre está condenado a ser libre" y Nietzsche cuando dice que "el que tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo".
El sentido y valor de la vida de cada hombre, su dignidad, no pueden depender de las “oportunidades” a la postre limitaciones reales que le imponen otros hombres.
En esto coincidimos con el doctor Luigi y es un absurdo encontrar en el escenario político electoral actual de Colombia, masas de conciudadanos que a pesar de lo que ven con sus ojos sostengan que “es de día aunque esté de noche” y que conlleva a un mayor consumo de recursos humanos, intelectuales, familiares, sociales, culturales, económicos y políticos a fin de contrarrestar el “cisma y el sismo” que podría generar la “licuefacción de la democracia”.
Cada semana el actual gobierno pone un “hito de desmarque” con la democracia y la institucionalidad colombiana hasta tal punto que el “anexo constitucional” del “acuerdo de Santos con las farc” lo ha elevado a la categoría de “tratado internacional” que restriega en la cara a los colombianos a través de la TV pública por lo mismo que no le merece, ni al ministro de defensa, ni siquiera una palabra de “exhaustivo emputecimiento” ante los actos criminales de terrorismo, extorsión, secuestro y de desbordada corrupción en su gobierno.
Destacable algunas ejecutorias del fiscal general de la Nación y de la Corte Constitucional, pero no suficientes a contrarrestar el “nadaíto de perro” del progresismo en cabeza de Petro y sus “socios” y la salvaguarda del Estado Social de derecho, democrático colombiano. Sin propiedad privada o con una propiedad privada más limitada no hay empresarios, ni hay empresas, ni empleos, ni producción de alimentos, ni abastecimiento, ni poder adquisitivo perfilándose “la fila, el ficho, el carné” y el control total.
El mal gobierno, el terrorismo, la corrupción, el tráfico de influencias, la escasez, la carestía, etc., no harán mella en el gobierno y es mejor por lo menos considerarlo como probabilidad antes que perecer por exceso de confianza en la desconfianza que dicen expresar los propios electores de Petro.
Quizás en el anterior sentido los resultados electorales que se obtengan hoy en España sean el campanazo de alerta para Colombia diezmada políticamente por la justificada ausencia de credibilidad en los políticos tradicionales que diría que esperan como los pescadores que octubre les traiga “el río revuelto”.