“Tanto peca el que paga por el premio como…”
Por: Abogado Nelson Hurtado Obando
Twitter: @abogadohurtado
Bastaría la anterior anécdota para iniciar y terminar esta columna sin agregar más líneas.
En cuanto a los asuntos públicos en los últimos tiempos hemos tenido la percepción de estar en calidad de ciudadanos-administrados como comensales en cocina de restaurante “corrientazo”.
Tres o cuatro días atrás bajo el prosopopéyico nombre comercial de The Washington Academy of Political Arts & Sciences [Academia de Artes Políticas y Ciencias de Washington] en “solemne acto” en la ciudad de Washington [EE. UU] se dieron a conocer a los “ganadores de los premios 2021” en diversas categorías.
Entre los ganadores “cayeron” nueve [9] colombianos como “beneficiarios de los premios gordos”: un ministro, secretarios de alcaldías y afines [Medellín], varios politólogos-comunicadores-publicistas- mercaderistas electorales-, etc., todos los que podrían agruparse por aquello de lo “reputacional” en el contexto de “artistas y científicos” del mise en scene [puesta en escena] o “arte y ciencia” de la tramoya o del “engaño concluyente” y no solo asociado al tipo penal propio, sino también a la defraudación comunicacional política y gubernamental.
Imaginamos que los galardonados han dicho de sus condecoraciones [a símil de M. de Unamuno «Gracias, The Washington Academy of Political Arts & Sciences, nos las merecemos» y con asombro The Washington Academy of Political Arts & Sciences les ha replicado: «Caramba, hasta ahora todos los premiados me habían dicho que no merecían este honor» solo que ahora existe la certeza que ni uno solo de los galardonados 2021 ha podido replicar y menos al unísono que: «Y tenían razón» como lo hizo M. de Unamuno.
En la mayoría de las “actuales conciencias”, no está, ni siquiera como referencia la “recompensa de la virtud”principio del “derecho premial” y motor para la evitación del delito como lo concibió C. Beccaria en su obra “De los delitos y de las penas”.
Los galardones o premios otorgados por The Washington Academy of Political Arts & Sciences son otra de las muchas expresiones de la “sociedad líquida, de la sociedad del espectáculo” de las nuevas “tecnotramoyas”del marketing, el branding, el merchandising, etc., en manos de “autoerigidos nuevos teóricos de la democracia, del Estado, de la justicia, útiles del empresarismo electorero” para obtener como producto [mercancía] que cada quien asuma y se asuma como: “No soy lo que soy, sino que soy el logro mismo del cómo la gente quiere verme, escucharme, sentirme”, o como dice J. Bezos [Amazon] es “lo que dicen de ti cuando no estás en la sala” como un sobretodo que cubre “lo que se sabe y se dice de ti cuando no estás en la sala” o el hombre, el ser humano, la persona humana como “marca personal” como si se tratara de una “caja de mantequilla, un chorizo santarrosano o un bocadillo veleño”, en cuya etiqueta de “componentes calóricos” <<no aparecen los kilos de grasa en el alma, ni los gramos de estabilizantes y conservantes del presupuesto público, ni los gramos de “ají…que suele llevar la receta tradicional colombiana>>, ni las “licencias de aptitud, idoneidad y virtud” expedidas por academias y universidades ovni.
Hemos sostenido que: un cínico no es más que un pobre hombre prófugo de su conciencia; los logros, los premios que la democracia otorga a sus mejores ciudadanos, a sus mejores autoridades, no requieren de: inscripción-pago, ni de patrocinios o auspicios, ni de encuestas, ni de “elecciones por internet” y no hacen tanto ruido como hacen ahora tantos “artistas y científicos” del mise en scene [puesta en escena] o “arte y ciencia” de la tramoya o del “engaño concluyente” que en nuestro sentir -y por muchas citas filosóficas a que recurran- no acompasan con las convicciones económicas del interés y el lucro personal que les anima y que derivan desde contextos ajenos al humanismo [psicología del consumo] y con grave daño a la democracia y al bien común.
Tampoco entendemos cómo existen y se otorgan “otros premios”, como los entregados por www.innopolitica.com con supuesta sede en Cali.
Así, como se ha concebido y es probable el “derecho premial como recompensa de la virtud” también es probable la “democracia premial” como honra, prez y gloria personal y social, pero no del modo como se ha relatado para que con don Miguel de Unamuno sea cierto y real "Que hombres no fracasados, sean quienes nos gobiernen" porque como ha enseñado la sabiduría popular en la mayoría de las veces “la alabanza propia es vituperio” o de otro modo y parafraseado que: “tanto peca el que paga por el premio como el que premia por la paga”. Sería otro capítulo a la “Teoría de la hijoputez”.
NOTA BENE. Desde 1896 a la fecha la “educación y la seguridad vial” no solo constituye uno de los más grandes fracasos de la humanidad, sino también el indetenible desangre del erario. No existen “accidentes de tránsito”, ni siniestros viales, contexto en el que florecen prósperas industrias. Los caminos, las calles fueron transformadas en vías, territorios enemigos de la vida. Insistimos, como promesa de la civilización que: de lo último que deberíamos enseñar y aprender, sería de señales y normas de tránsito. La paz vial, la educación y la seguridad viales no son asuntos de “estrellitas negras o amarillas” y menos de devorar los jueces desde los amplificadores del Peligroso Populismo Punitivo Periodístico [PPPP]