Plumas y bocas, sin esfínteres
Por: Abogado Nelson Hurtado Obando
No es mero asunto de twitter, de tuitear o de retuitear o de dar “likes”, señores abogados, silentes y silenciados y algarabiadores, en especial aquellos que en todo ven, sin mirar, una violación a DD.HH, al DIH, al debido proceso, al derecho de defensa, a la presunción de inocencia, a la garantía de no autoincriminación, a la seguridad jurídica, etc., etc., etc.
Tampoco es como dice el apreciado y respetado colega @pipecab en su tuit de hoy:” … pero por nada del mundo se dañen el día con las columnas de los odiadores dominicales”.
Quienes abogan por el desprecio de lo escritural, no alcanzan a comprender que, al hombre en su existencia, digna y libre, no le bastó el lenguaje oral, ni el pictográfico, ni siquiera el arte rupestre, ni la complejidad de los jeroglíficos que descubrió Champollión en la famosa “Piedra de Roseta”.
Pues bien, el señor José Torres (@1jftorres) en su columna de @Ambitojuridico, de visu se aprecia que carece de toda formación jurídica y que, si tal lo fuera, ha hecho una columna excremental contra la universidad y contra la abogacía, como vocación que se ejerce profesionalmente.
Su excremental texto, es del siguiente tenor: “Las respuestas a estas preguntas no las tenemos los abogados. Todo lo contrario, en las facultades de Derecho nos enseñan que entre más enredado sea el concepto, el contrato o la sentencia, mucho mejor. El sistema legal, al igual que la justicia, es demasiado importante para dejárselo a los abogados. (Negrillas y subrayas que yo agrego al texto original).
Excremental, porque, respecto de la universidad y de la más humana de las vocaciones que ha de ejercerse profesionalmente, la abogacía, nadie puede en contra de ellas, hacer de su boca o de su pluma, un ano más y sin esfínteres.
Excremental, por mentiroso y avieso y suponiendo que es abogado desde lo que escribió con su “anopluma” que: “Las respuestas…no las tenemos los abogados… (y)…en las facultades de derecho nos enseñan…”(negrillas, (y), ajenas al texto), es pérfido, respecto de su universidad, de sus colegas, de los fiscales, de los jueces, de la sociedad por entero.
Nosotros no renegamos de la tecnología, al contrario, ya dijimos que soñamos un software, creímos en él, lo creamos y lo pusimos en funcionamiento y funcionó hasta que una magistrada consideró que “con la información pública judicial, no se podían enriquecer los particulares”.
¿Qué diría la ya hoy exmagistrada y exdocente, de la columna que se critica, cuya finalidad no es otra que a la pregunta de: “¿Imaginas a la justicia preparando fórmulas perfectas?”, darnos la respuesta que el autor de la columna quiere y por boca de que: “En este punto van a pensar que me enloquecí. Pero Charlie Munger es uno de los inversionistas más inteligentes y exitosos de todos los tiempos”.(Negrillas fuera del texto).
Pues para esa justicia de “fórmulas perfectas”, señor José Torres, en Colombia no necesitaríamos de algoritmos, ni de “legaltech, ni de “Ex fellow del Legal Desing Lab de la Universidad de Stanford”, pues para eso en abundancia tenemos: brujos, horoscopistas, curanderos, ungüentos y pomadas, el indio amazónico, la señora que lee el tabaco, los riegos y baños, los amarres de amor y sus solturas, las velas para la suerte y la abundancia, las tiradoras del tarot y de las cartas, a “Javis”, al “espíritu de Walter Mercado”, a “Laura en América” y a las “doctoras xxx, yyy, zzz” y otros y ahora también “los bitcoins” y… sin tanto Charlie Munger.
Excremental su diagnóstico, pero pútrido diagnóstico en su coprología del derecho y la justicia. Cómo es de fácil volver mierda la historia de la humanidad que lleva cosida a su piel el derecho. Señor Torres, usted no distingue entre los logros de la civilización y “los éxitos” del mercado; estos últimos son de caminos cortos y tiempos breves, no le estamos censurando, ni impidiendo que aproveche su “cuarto de hora”, bien que sabemos que: ”un técnico es un hombre sin ideas y sin ideales, una pieza de un engranaje”, no hay duda que a usted, como a García Márquez, les faltó “pelo pa´la moña”, para hacerse abogados y “no porque no les gustara la letra menuda”, sino porque solo contaron con los dos ojos de la cara.
No aspiro a “la desclasificación de esta columna”, si en el sentir del gran colega y amigo @pipecab, (nunca me lo ha dicho expresamente) pueda clasificar entre las que pueden ser “columnas de odiadores de domingo”, por la generalización de su tuit. No falto jamás a decir como abogado, que, respecto del derecho y la ley y de boca de cada abogado, el ciudadano solo ha de: “Escuchar lo que debe escuchar, no lo que quiera escuchar y hacer, lo que debe hacer, no lo que desearía hacer”.
Nosotros no nos resignaremos a “la creencia tecnológica” de que solo bastan los dos ojos de la cara y la imagen en todas las redes sociales y en todos los medios: ser abogado-juez, cuesta mucho más; ¡cuesta dolor y sangre y el “grito liberador!, por eso no creemos en la fórmula de la pusilanimidad: “…si el 90 % de los conflictos se origina por el tono de voz (o por lo que se escribe)…”, ergo, nada más peligroso que ¡el silencio!
Nos recuerda señor Torres, una columna que leímos hace muchos años, no recordamos si en la Revista “Cromos o en Semana”, no lo recordamos, en la que el hoy escritor Héctor Abad Faciolince, igual se despachó con toda la adjetivación posible, en contra de los abogados.
Respecto de su columna señor Torres, creemos que G. Lichtenberg (1742-1799), está celebrando, porque con usted ha demostrado que: si era posible que la humanidad llegara a celebrar “…el regreso de la ignorancia a la universidad…”
Usted mismo es una contradicción: “Esto no es una cuestión de forma únicamente, es de fondo. La complejidad no está únicamente en el lenguaje que usamos los abogados o en los documentos largos. La complejidad también nace porque no nos estamos sentando a reflexionar, a pensar en profundidad”. (Subrayas y negrillas fuera de texto)
¿Sobre qué puede reflexionar y pensar “en profundidad” un técnico “poseído”, por la economía que carece de ética, pero no de “utilidad y lucro” y de un “inversionista exitoso”?
Dicen, solo dicen que: “una sola golondrina no hace verano”, pero como a ellas ni a nosotros como abogados, nos asusta ni el invierno, ni el infierno.
¿Maestros y profesores y estudiantes de derecho y abogados y fiscales y jueces y ciudadanos, no leyeron la columna de Torres?
Con razón estamos como estamos. Con nuestra alma, por la universidad, por el Derecho, por el orden legal, por los enormes jueces y fiscales que tenemos, por los Maestros y por la vocación de abogado que no puede ser simplemente “customizada”, ni ser objeto del “e-commerce”, por los “ciudadanos alpargatócratas”, ¡por el “grito liberador!, con todo nuestro afecto.