¡Extraterrestres!
Por: Abogado Nelson Hurtado Obando
Twitter: abogadohurtado
Ingresé a la cocina aprovechando la ausencia de mi “trinidad femenina” para hacer un experimento culinario en la maravillosa “Air fryer” de Oster que en más de un año no había logrado seducir.
Cada cinco minutos interrumpía el proceso para cerciorarme de no exceder “el tiempo técnico”.
Entre “ires y venires” empecé a extrañar las volteretas que sin aparente razón dan las frituras en ese océano de aceite caliente en la vasija que resiste el moderno fuego azul del gas “no contaminante”, como si obtuvieran el mismo placer que siente una dama en sus finas volteadas en la playa para luego presumir que “llevan el sol en la piel”.
Sin razón y sin imaginación, sin causa, estaba como acompañando a Verne dando su “vuelta al mundo en ochenta días” y sin sobresalto ninguno nos topamos con C. Sagan que se hallaba paseando por el mundo con sus demonios.
En la décima maravilla de Oster, como si fuera el mismo infierno, crujían a doscientos grados y después de diez minutos aún faltaban quince para que “técnicamente” mi receta alcanzara ese “punto, color y sabor”, crujiente, como recomiendan los “científicos del reality”.
En esa mágica soledad, a mis anchas, me cuidaba de ir limpiando el mesón mientras el “reloj invisible” de la freidora cada vez más lento daba como la señal de rendirse y no poder llegar a la meta. Qué eternidad es un segundo.
Para nacer y respirar autónomamente, necesitamos por lo menos de un tiempo normal de nueve meses y para vivir, ¿cuánto tiempo necesitamos para vivir? Sin lugar a duda necesitamos de toda una vida, de la eternidad de un segundo, un segundo tan eterno que nos alcanza para ochenta y más años para no ser presuntuosos y con todo y eso, se trata del eterno segundo presente que no se acaba de consumir o del siguiente, en que puede aparecer el notario de la mortalidad, para terminar como la receta en la “Air Fryer” de cualquier cementerio tecnológicamente de vanguardia y debidamente “en-platado” al comentario de los dolientes de “lágrimas artificiales”.
No importan entonces los años; que, la vida incierta, solo nos regala con certidumbre la eternidad de un segundo.
Julio Flórez, magistral, nos anticipó en su poema: “Entonces presa de pavor y yerto/como un cadáver, mudo y pensativo, /en mi abstracción a descifrar no acierto/Si es que dormido estoy o estoy despierto, /si un muerto soy que sueña que está vivo/o un vivo soy que sueña que está muerto”.
Disolutos anteceden muchos de los signos y los símbolos y los fines y los ideales y las metas y objetivos líquidos bajo el dominio de los eternos segundos que marcan la vida y muy a pesar de que el reloj, dominusdel eterno segundo deje ver a nuestros ojos que su marcha es “sin prisa, pero sin pausa” como lo dijo el que sería hoy, el loquillo de Séneca.
Si en Verne no hay ciencia ficción, sino ficción y si con Sagan compartimos la hasta ahora no científicamente refutada inexistencia de “seres extraterrestres”, podríamos decir que no ocurre lo mismo con el fenómeno o poder de abducción que se refiere que tienen esas extrañas creaturas, que tantos beneficios han reportado a algunos gobiernos, a la prensa, revistas, ufólogos, publicistas.
Vale decir que como poder y siguiendo a un gran colombiano al que hace muchos años le finalizó su eterno segundo, “el poder es para poder”, que sigue su rumbo “sin prisa, pero sin pausa”.
Confieso que la “Air Fryer” me abdujo y sin ser tan siquiera un objeto o una cosa extraterrestre. No sé si todos tendrán la valentía para reconocerse y confesarse, aunque sea sotto voce que están o han sido abducidos en algún momento.
Jamás habrá como restarle méritos a C. Sagan, fallecido en 1996. No comprende uno, como un hombre tan sabio que habiendo formulado serias críticas a la TV., prensa, radio, etc., sobre el morbo utilitario de publicitar y explotar económicamente el tema de los extraterrestres no se acercó a la realidad de no requerirse de dichos seres para que la abducción de los humanos fuera mucho más grave que el viaje en “platillos voladores” o OVNI, lo que al menos incluía el “tiquete de regreso” a la tierra a comunicar el mensaje.
Hizo Sagan referencias a los “extraterrestres” y su relación con los problemas de la democracia y no precisó que los humanos a través de las técnicas del marketing y los “gallos tecnológicos” de Brzezinski su padre político iban a ser abducidos en nombre de la libertad, la dignidad humana y la democracia, bajo la promesa que cada eterno segundo presente o futuro no contendría incertidumbre y se quedaba cerca de alcanzar la inmortalidad.
Al punto y finalmente, basta escrutar la producción en serie de los llamados “influentes” en todos sus pelambres abduciendo los ciudadanos con las técnicas del “qué quieres, qué deseas oír de tu candidato” lo que puede ser confrontado en la actual realidad electoral colombiana inundada de imágenes y discursos de lugares comunes, frases y frasecillas, juegos de palabras, insustanciales, que acompasan como jingle a cada “debate”. Dijo uno de ellos: “…los corruptos deben ser enviados a los patios más peligrosos de las cárceles…”y ni siquiera el mundo se estremeció.
Toca repetir: ¡Maravilloso que el mundo haya cambiado! Lo MALO, es que haya dividido a los hombres y de manera perversa, entre: Los que se avienen con el cambio y solitarios de él se lucran. Los que se resisten al cambio. Los incuantificables que no se han dado cuenta de él y el infinito, de aquellos en los que su humanidad sucumbió a la tecnología.
No necesitamos extraterrestres, tenemos suficientes y para exportación, perfectamente adaptados a “la nube”.
Cada cinco minutos interrumpía el proceso para cerciorarme de no exceder “el tiempo técnico”.
Entre “ires y venires” empecé a extrañar las volteretas que sin aparente razón dan las frituras en ese océano de aceite caliente en la vasija que resiste el moderno fuego azul del gas “no contaminante”, como si obtuvieran el mismo placer que siente una dama en sus finas volteadas en la playa para luego presumir que “llevan el sol en la piel”.
Sin razón y sin imaginación, sin causa, estaba como acompañando a Verne dando su “vuelta al mundo en ochenta días” y sin sobresalto ninguno nos topamos con C. Sagan que se hallaba paseando por el mundo con sus demonios.
En la décima maravilla de Oster, como si fuera el mismo infierno, crujían a doscientos grados y después de diez minutos aún faltaban quince para que “técnicamente” mi receta alcanzara ese “punto, color y sabor”, crujiente, como recomiendan los “científicos del reality”.
En esa mágica soledad, a mis anchas, me cuidaba de ir limpiando el mesón mientras el “reloj invisible” de la freidora cada vez más lento daba como la señal de rendirse y no poder llegar a la meta. Qué eternidad es un segundo.
Para nacer y respirar autónomamente, necesitamos por lo menos de un tiempo normal de nueve meses y para vivir, ¿cuánto tiempo necesitamos para vivir? Sin lugar a duda necesitamos de toda una vida, de la eternidad de un segundo, un segundo tan eterno que nos alcanza para ochenta y más años para no ser presuntuosos y con todo y eso, se trata del eterno segundo presente que no se acaba de consumir o del siguiente, en que puede aparecer el notario de la mortalidad, para terminar como la receta en la “Air Fryer” de cualquier cementerio tecnológicamente de vanguardia y debidamente “en-platado” al comentario de los dolientes de “lágrimas artificiales”.
No importan entonces los años; que, la vida incierta, solo nos regala con certidumbre la eternidad de un segundo.
Julio Flórez, magistral, nos anticipó en su poema: “Entonces presa de pavor y yerto/como un cadáver, mudo y pensativo, /en mi abstracción a descifrar no acierto/Si es que dormido estoy o estoy despierto, /si un muerto soy que sueña que está vivo/o un vivo soy que sueña que está muerto”.
Disolutos anteceden muchos de los signos y los símbolos y los fines y los ideales y las metas y objetivos líquidos bajo el dominio de los eternos segundos que marcan la vida y muy a pesar de que el reloj, dominusdel eterno segundo deje ver a nuestros ojos que su marcha es “sin prisa, pero sin pausa” como lo dijo el que sería hoy, el loquillo de Séneca.
Si en Verne no hay ciencia ficción, sino ficción y si con Sagan compartimos la hasta ahora no científicamente refutada inexistencia de “seres extraterrestres”, podríamos decir que no ocurre lo mismo con el fenómeno o poder de abducción que se refiere que tienen esas extrañas creaturas, que tantos beneficios han reportado a algunos gobiernos, a la prensa, revistas, ufólogos, publicistas.
Vale decir que como poder y siguiendo a un gran colombiano al que hace muchos años le finalizó su eterno segundo, “el poder es para poder”, que sigue su rumbo “sin prisa, pero sin pausa”.
Confieso que la “Air Fryer” me abdujo y sin ser tan siquiera un objeto o una cosa extraterrestre. No sé si todos tendrán la valentía para reconocerse y confesarse, aunque sea sotto voce que están o han sido abducidos en algún momento.
Jamás habrá como restarle méritos a C. Sagan, fallecido en 1996. No comprende uno, como un hombre tan sabio que habiendo formulado serias críticas a la TV., prensa, radio, etc., sobre el morbo utilitario de publicitar y explotar económicamente el tema de los extraterrestres no se acercó a la realidad de no requerirse de dichos seres para que la abducción de los humanos fuera mucho más grave que el viaje en “platillos voladores” o OVNI, lo que al menos incluía el “tiquete de regreso” a la tierra a comunicar el mensaje.
Hizo Sagan referencias a los “extraterrestres” y su relación con los problemas de la democracia y no precisó que los humanos a través de las técnicas del marketing y los “gallos tecnológicos” de Brzezinski su padre político iban a ser abducidos en nombre de la libertad, la dignidad humana y la democracia, bajo la promesa que cada eterno segundo presente o futuro no contendría incertidumbre y se quedaba cerca de alcanzar la inmortalidad.
Al punto y finalmente, basta escrutar la producción en serie de los llamados “influentes” en todos sus pelambres abduciendo los ciudadanos con las técnicas del “qué quieres, qué deseas oír de tu candidato” lo que puede ser confrontado en la actual realidad electoral colombiana inundada de imágenes y discursos de lugares comunes, frases y frasecillas, juegos de palabras, insustanciales, que acompasan como jingle a cada “debate”. Dijo uno de ellos: “…los corruptos deben ser enviados a los patios más peligrosos de las cárceles…”y ni siquiera el mundo se estremeció.
Toca repetir: ¡Maravilloso que el mundo haya cambiado! Lo MALO, es que haya dividido a los hombres y de manera perversa, entre: Los que se avienen con el cambio y solitarios de él se lucran. Los que se resisten al cambio. Los incuantificables que no se han dado cuenta de él y el infinito, de aquellos en los que su humanidad sucumbió a la tecnología.
No necesitamos extraterrestres, tenemos suficientes y para exportación, perfectamente adaptados a “la nube”.