El país no aguanta más. Columna del Abogado Nelson Hurtado Obando. Red X: @abogadohurtado
Es posible considerar el derecho, esa estructura moldeada por los infortunios históricos de la humanidad, desde una perspectiva distinta. Podría interpretarse como un símbolo del fracaso inherente a la humanidad, al humanismo y a la civilización misma. Su existencia, más allá de sus deterioros teóricos y legales, podría atribuirse a la incapacidad de la humanidad, la cultura y la civilización para dominar las pulsiones más primarias del ser humano, a pesar de su dotación de razón, racionalidad e inteligencia. Además, no podemos ignorar los "defectos de fábrica" que abordan disciplinas como la psicología, la psiquiatría y la neurología.
No resulta convincente afirmar que estas tendencias sean simplemente "asuntos de ADN". Tampoco es admisible argumentar, bajo “la carpa del circo”, que el derecho esté divorciado de la ética, o que el derecho, incluido el derecho penal, se reduzca exclusivamente a un conjunto de normas legales. El estudio del derecho, en todas sus facetas, trasciende las limitaciones de las normativas jurídicas y debe ser abordado con la profundidad y la amplitud que merece.
Hablar de "desprisionización" o de la posibilidad de que el Estado brinde el servicio público de alojamiento de condenados en cárceles y prisiones de propiedad privada es tema discutible desde lo plausible, pero, para lo que no hay razón es que corrientes doctrinales como el "garantismo" y el "buenismo" y ahora "el derecho de la izquierda" sigan promoviendo exacerbadamente la "prisión intrafronteras" y a cielo abierto en cada país, pero, quien lo creyera, prisión para sus ciudadanos no delincuentes o en remota probabilidad de serlo.
Gran número de ciudadanos, no delincuentes y ciudadanos cuya probabilidad de delinquir es por lo menos remota, son ahora prisioneros de la "industria criminal" bajo la "vigilancia de sus delincuentes", sea que estén en prisión extramural, en "casa por cárcel" o aún en "prisión intramural", pero, disfrutando de todos los servicios tecnológicos para la "prosperidad de sus emprendimientos criminales", sin fronteras, sin barreras, dominando el mundo exterior.
Ese postulado de "la libertad es la norma, su privación es la excepción" es divisa inamovible del "garantismo", del "buenismo" y ahora de "el derecho de la izquierda".
Este postulado, nutrido por los fundamentalismos presentes en ciertas cortes internacionales, ha llevado a que en muchas constituciones nacionales se encierre una falacia inherente al dogma del llamado "bloque de constitucionalidad", una transferencia del ethos nacional a un poder externo y foráneo. La aplicación de estas doctrinas ha resultado en una distorsión de la justicia y una pérdida de soberanía en la interpretación y aplicación de las leyes dentro de las fronteras nacionales.
Al paso que crece la "desprisionización" [en aras de un Estado austero y respetuoso de los DD.HH.] quedan sujetos los ciudadanos no sólo de la inseguridad, sino prisioneros de un doble estado de no-libertad por la "necesidad-temor", el primero, por la justicia del Estado y el segundo, por el paraestado de la justicia criminal, esto es, ciudadanos sin libertad y sin autonomía.
Existe la percepción y el sentir entre los ciudadanos, que, en caso de ser autores de la comisión de un delito en aras de defender su propia vida, su libertad, sus bienes, deben comparecer y comparecen ante la justicia que los juzgará del modo que enseñó “el juez Bolaños: En Colombia las pequeñas causas se juzgan con severidad mientras los grandes crímenes se negocian".
En esta proposición y desde hace tiempo rechazamos toda expresión de justicia privada o por “manu propria”, la que ha escalado ya como rutina de la vida diaria alcanzando algún grado de “legitimidad”. Primero fue la “paloterapia” a ladronzuelos a los que jamás se tendrá el derecho de herir y matar y en ese esquema escala posiciones el ataque contra las misma autoridades de policía y ejército por el sólo hecho de intentar cumplir unos “deberes constitucionales y legales”, que son ya física y “presidencialmente” imposibles de cumplir, como también es justicia privada o por “manu propria” los ataques y los “cercos humanitarios” a la Corte Suprema de Justicia, propiciados por las turbas ecolálicas nacionales del petrismo y por la intromisión abusiva de supuestas “cortes y comisiones” internacionales con inocultables sesgos ideológicos, “cortes y comisiones” frente a las cuales crece el hastío en Latinoamérica.
Raro, que Zaffaroni y ante la “prisión abierta intrafronteras” impuesta a los ciudadanos no delincuentes o con remota probabilidad de serlo, por la mescolanza o convergencia de todas las formas de criminalidad en el dominio del Estado, no haya considerado que las penas oprobiosas, perversas e infamantes que impone sin fórmula de juicio la “industria político-criminal”, sean una venganza per se alimentadas sólo por obsesiones ideológicas, políticas y de oscuros intereses económicos.
ÑAPA: En buen criterio, María Jimena Duzán, si es tanto su patriotismo y sentir democrático debe concurrir mañana ante la Fiscal Mancera [“muero pero no me doblego”] y para que de curso a la Cámara a ratificar la siguiente denuncia que hace hoy en revista Semana contra la Corte Suprema de Justicia en los siguientes términos: "La única razón por la cual la Corte Suprema de Justicia no ha elegido a la nueva fiscal es porque todavía no han podido cuadrar con ninguna de las ternadas cuál es la tajada del ponqué que les toca": @MJDuzan