Educación, ¿sin “los piojos del otro”?
Por: Abogado Nelson Hurtado Obando
Con el doctor Luis Pérez (@Luis_Perez_G), se puede estar o no de acuerdo. Ejecutor y polémico, admirado y controvertido.
Hace muchos años sostenemos que: ¡Maravilloso que el mundo haya cambiado!, lo malo, es que haya dividido a los hombres y de manera perversa, entre: los que se avienen con el cambio y de él, se lucran. Los que se resisten al cambio. Los incuantificables que no se han dado cuenta de él y el infinito, de aquellos en los que su humanidad sucumbió a la tecnología; que sea una proposición absolutamente lógica y completa, más en su adscripción que en la descripción del mundo actual, es lo que plantea la discusión, el debate, la controversia, incluido el derecho de los demás hasta de juzgar de nuestra cordura.
Al punto, don @sergio_fajardo ha afirmado más recientemente que no hay que ocupar el cerebro con una cantidad de saberes e informaciones inútiles, como las longitudes de ríos, altura de montañas, etc. cuando “todo eso se encuentra en Google”.
En esa misma línea y con enorme convicción, el exalcalde de Cartagena, una de nuestras ciudades patrimonio histórico, le dijo al mundo: “tenemos que darle herramientas a los muchachos para que verdaderamente puedan salir adelante, un muchacho de esos que estudie filosofía ¿de qué le sirve la filosofía? Si este es un muchacho que se las tiene que salir es a jugar en la calle…” (https://www.youtube.com/watch?v=8Xi2dDQ1n2A)
No obstante, en su columna escrita en @PublicoRevista y en @minuto30.com, el doctor Luis Pérez G., consigna para la posteridad y respecto de la actual crisis del sistema de educación, lo siguiente: "Un curso bien elaborado para educación digital no necesita profesores tradicionales. La plataforma guía al estudiante, lo orienta, lo regaña, lo disciplina, lo forma, lo evalúa, le hace un seguimiento total, y le resuelve todas las preguntas sin ponerse de mal genio".
Seres perfectos para construir planes de negocios, pero nunca jamás formados para forjar proyectos de vida.
Estoy de acuerdo con él en lo esencial de su afirmación; esa es la educación que se impulsa en el mundo, una educación de taller-telar, de fábrica sin altas murallas y sin chimeneas, de no-“ser ahí”, sin las complejidades de un alumno preguntón que altere el curso de las "certezas normalizadas" en el reino de las incertidumbres, una educación homogeneizada y homogeneizante, una educación sin “actos de habla”, sin dialogicidad, sin sociabilidad, sin reflexión, una educación “sin el otro”, en tanto toda posible interacción estará mediada por el “banco de respuestas” de la gran bigdata educativa, para la alta competitividad y la eficiencia y el consecuente “ahorro del Estado” de recursos por nómina oficial de profesores/pie de fuerza y de construcción y mantenimiento de grandes plantas físicas de escuelas, colegios y universidades. La educación digital, no precisará de “profesores tradicionales”, ni de niños tradicionales, ni del recreo tradicional, ni de la algarabía tradicional de los niños en sus juegos y travesuras, ni de los amigos y compañeros tradicionales, ni de los amores escolares tradicionales…la escuela habrá muerto, que al fin el último maestro hace décadas fue muerto y sepultado en la propia aula de clase.
Que todos hagan, desde sus casas, teleeducación, teletrabajo; ese espacio-tiempo llamado vivienda, hogar, convertido en centro de adiestramiento para el hacer y bajo los “enormes estímulos” del ahorro de combustible, de viajes, de gastos de transporte, de uniformes, de loncheras, de “neutralización de inseguridad”, sin la “mezcla” de los hijos de los unos, con los hijos de los otros, por lo que a las cabecitas de unos muy probablemente no las habitarán los piojos de los otros, todo lo que luce demasiado atractivo, salvo el papel de los padres ahora sí convertidos en “hacedores de tareas escolares”.
Inútil insistir; Fajardo con su “Medellín la más educada” y luego “Antioquia la más educada” y bien publicitada en las etiquetas del “Aguardiente Antioqueño”, dejó los famosos “parques educativos”, una aplicación práctica de los sugeridos por el gran estratega Z. Brzezinski, con sus tittytainment, con lo que parece que nada más ayer Litchtenberg hubiese dicho que: “Hoy en día, en todas partes se celebra el conocimiento. ¿Quién sabe, si algún día llegarán a crearse Universidades para volver a instaurar la ignorancia?” Hoy no tenemos en Medellín y Antioquia por lo menos el terror de Pablo Escobar, pero tampoco vivimos en un espacio-tiempo de no-necesidad y de no-temor. La pandemia dejó al desnudo nuestras carencias y perversidades, como individuos, como familia, como sociedad y así el discurso de la educación, per se, es de máxima incertidumbre. De aquí la preguntadera sobre si la pandemia siguió cursos causales naturales o artificiales y artificiosos. La frase de Mandela sobre la educación a que todos recurren, ya no puede ser bandera, ni causa en los tiempos que corren, es lo que de otro modo sentencia Luis Pérez.
Preocupa la “certeza” de muchos padres de familia, en la adscripción de una “inteligencia superior” respecto de un hijo de 5 o más años, que maneja a la perfección el celular, el play station, el exbox y sobre todo de cómo sale “campeón” en toda suerte de videojuegos, etc.
Muchos se asombraron de la imagen viral de un gorila que igual usa a la perfección un teléfono celular; a otros realmente lo que logró asombrarnos es cómo el celular maneja a a la gran mayoría de los nuevos “monos”.
No está equivocado Saramago al decir que: “El mundo se está convirtiendo en una caverna igual a la de Platón: todos mirando imágenes y creyendo que son la realidad”.
Así las cosas y hacia el año 2022, próximas elecciones presidenciales en Colombia, la única incertidumbre no es otra que saber, quién entre los dos: Luis Pérez y Sergio Fajardo será candidato a presidente y a vicepresidente, pues no puedo entender la proposición de Luis Pérez que he comentado, sino como la presentación mejorada, con más estilo y más buen gusto del que es el básico monotema de Sergio Fajardo. Esa decisión dependerá muy probablemente de algún tercero. “En política lo que no sea posible, es un error”.
CODA. Para tranquilidad de los posibles lectores, digo que: ni personal, ni profesionalmente estoy adscrito a ningún “ismo”, ni a ninguna “ista”, político electoral; pienso que: buscar, producir y difundir información y conocimiento, es al espíritu del hombre, lo que el aire a sus pulmones.
ÑAPA 1. Hay padres de familia que han expresado estar “encartados” con los hijos en sus viviendas, durante estos tres meses de “confinamiento, encierro o destierro” y porque además en los centros comerciales los sitios hoy paradigmáticos para “el encuentro familiar y recreación de los niños”, están cerrados.
ÑAPA 2. Al niño se le regaló un PC portátil, porque en su pueblo sus padres no tenían $4.000 diarios para pagar sala de internet para sus tareas; ahora sus padres no tienen cómo pagar $80.000 mensuales de internet en su hogar. [email protected]