No solo es con Ciencia, también debe ser con Conciencia
Por: Abogada Gloria Yaneth Vélez Pérez
Del Estado Absolutista pasamos a un Estado Liberal de Derecho con algunas variantes y de este Estado a uno Social de Derecho que en Colombia se adoptó constitucionalmente en 1991 con grandes aspiraciones sociales, al menos prescriptivas.
No obstante, 30 años después de la entrada en vigencia de la Constitución, Colombia se encuentra en una preocupante crisis, desatada por falta de tacto en el gobierno nacional que no supo escuchar a tiempo el malestar que provocó una propuesta de reforma tributaria, la cual, luego de haber sido retirada, perdió la importancia que en principio le fue otorgada, pero lo que sí empezó a tomar fuerza son las proclamas en relación con todo lo que el gobierno no ha hecho y muchas de esas deudas son deudas históricas, incluso, anteriores al nacimiento de los actuales gobernantes, así lleven gobernando 20 años.
Ahora, en relación con ¿cuánta verdad hay en lo que se reclama?, lo que se puede decir es que la desigualdad social en Colombia parece no tener remedio. Que, en efecto, hay centenares de colombianos pobres, viviendo en tugurios y en zonas de frontera económica marginal, también están en las calles, hacinados con sus familiares, llenos de deudas, muchos llenos de dolor por la muerte violenta de sus familiares y amigos, por la pérdida de sus negocios y empleos y por no ver una oportunidad distinta a hacer la fila para reclamar un subsidio o un certificado de defunción. Y esto sumado a tratos crueles, inhumanos, degradantes, discriminatorios y excluyentes. Todo este panorama no es cuento, tiene ciencia, es decir, obedece a los resultados que muchos investigadores han mostrado y demostrado como parte de sus trabajos de grado e investigativos, de los que se deduce una abrumadora brecha entre ricos y pobres que lejos tiene la posibilidad de cerrarse, aunque se hagan paros el resto del siglo XXI y dichos paros se sustenten en toda la ciencia que se encuentre hasta ahora acumulada sobre las problemáticas sociales que aquejan con tanta fuerza a Colombia.
Motivos para hacer marchas, protestas y paros, sin duda, hay muchos. Ahora, para mantenerse en paro, gritar hasta lastimar las cuerdas vocales, exhibir toda la literatura posible para demostrar cada problemática y ratificar cuánta razón hay, no tiene objeción, porque abunda evidencia en cuánta investigación científica existe, pero no solo en ella, sino en toda la realidad que le sirve de sustento.
Y si de más ciencia se tratara, hoy Colombia acumula mandatarios, legisladores, diputados, concejales y jueces, con Maestría, Doctorado, inglés, aunque sea machacado, y en fin… una cantidad de títulos, contratos que acreditan experiencia investigativa y un cúmulo de libros, artículos, capítulos de libros, innovaciones tecnológicas y otro tanto de productos útiles para clasificarse en Minciencias, antes COLCIENCIAS, pero inútiles para mantener y recuperar orden, restablecer La Paz, la comunicación, la concordia, la cooperación, la confianza en los gobernantes y en la fuerza pública y la justicia.
Pero también podemos sumar ciencia asomándonos a las marchas porque en ellas también hay marchantes con idénticos títulos de maestría y doctorado y hasta con más resultados y productos de investigación, que encumbran significativamente cada reclamo y seguramente los validan con suficiente ciencia, la cual está apoyada con el arte y la cultura que vienen dispensando muchos y muchas que transitan por esos caminos y que cantan para que nada pare, pero que no paran para ser representantes cuando a dialogar en nombre de los pobres se les ha invitado, esos pobres que tienen lágrimas, pero que, a veces, no tienen palabras.
Lo cierto es que hay mucha ciencia en gobierno y en marchantes, pero lo que no hay, a nuestro juicio, es suficiente conciencia en ninguna de las dos partes en relación con el daño que le hace a la sociedad, a la economía, a la institucionalidad y a la democracia, no saber parar, no saber detenerse a conversar, a dialogar y a llegar a esos puntos de convergencia que pueden permitir, por vías legítimas, válidas y eficaces, un restablecimiento de la Paz, de la confianza, de la esperanza, del orden y de un poco de justicia social, menos populista como la educación superior gratuita para los estratos 1, 2 y 3 que sin empleo, transporte, alimentación y la satisfacción de otras necesidades, difícilmente podrán aprovechar de forma adecuada la oferta gratuita y terminarán marchando para reclamar lo que falta.
Y es que marchantes que obstruyen vías en nombre de la igualdad, gobierno que mata ciudadanos en nombre del orden, marchantes que destruyen bienes públicos para reclamar igualdad aunque eso implique acabar con el transporte público que nos iguala, gobierno a través de la fuerza pública con Policías acusados de abuso sexual, entre otros usos abusivos de la fuerza, son unas formas llevadas a cabo por personas, tal vez, con mucha ciencia, pero con muy poca conciencia.
Así que aunque se sumen todas las tesis doctorales y las investigaciones en las que sus resultados demuestran los estados de vulnerabilidad de la población y se cualifiquen todos los mandatarios y marchantes con títulos de científicos, lo claro es que para construir una mejor sociedad no es suficiente con la ciencia, también se requiere conciencia.