¿En red o enredados?
Por: Abogada Gloria Yaneth Vélez Pérez
La única forma hallada como posible para mantener un poco lo que se tenía en lo académico y en lo laboral, fue la virtualidad y el trabajo remoto, en fin… las despreciadas TIC por parte de muchos y que era el privilegio de pocos (me cuento). Sin embargo, rápidamente se le dio acogida a la tecnología, tanto en software como en hardware y, por su puesto, se habilitó el internet porque para qué una tecnología bien sofisticada si con ella no se puede interactuar con el mundo exterior que para lo académico y lo laboral, es más que estar en un grupo de telegram o de whatsapp o de cualquier otro medio de mensajería instantánea.
A la internet, conocida como la red de redes, se le dio un vuelco total porque en ella se empezó a depositar todo lo que se tenía físicamente acumulado y dispuesto y se construyó, en un corto tiempo, un mundo paralelo que ha permitido, por aquello de la adaptación de las especies, mantener, al menos por muchos, una actividad no solo laboral y académica, sino también social y comercial con un aumento exponencial de consumidores, porque atrajeron a quiénes antes les era imposible considerar que la virtualidad y lo remoto era posible, porque lo más cercano que de inalámbrico conocían era el control remoto del televisor.
Todo lo que describo, también ha posibilitado aumentar contactos, conexiones, adherir a grupos, eventos, nuevos comercios, en fin… nueva redes, no obstante, la premura por aparecer, estar y sonar, mantener vigencia como dicen algunos, no ha permitido hacer el filtro que nos enseñaron desde la niñez… no se junte con desconocidos, aún así lo hemos hecho; o lo que nos dicen los expertos en ciberseguridad: no entregue sus datos por la red, pero también lo hemos hecho, sin mirar barreras y sin considerar fronteras, sobre todo cuando el comercio y servicios lejanos, el internet los volvió cercanos.
Y en ese orden de ideas, sin mirar a quién y con quién nos estamos juntando, compartiendo, divirtiendo, comunicando y socializando, hoy el inventario nos indica que no son pocos los grupos a los que nos hemos unido, las nuevas personas que seguimos y nos siguen y los nuevos aprendizajes que por esa causa hemos obtenido. Y... ¿bueno o malo? ¿quién sabe? De todas maneras, con pandemia o sin ella, siempre hay que ser cautos.
Particularmente, he conocido y descubierto Colegas y Académicos increíbles de quiénes he aprendido bastante y lo sigo haciendo, porque es la obra y el autor juntos como una realidad concreta y maravillosa, pero, tristemente, también he perdido otro tanto de esos nuevos conocidos porque las complicaciones que causa el COVID-19 a veces no dan otra oportunidad, por eso para ellos que, por fortuna, se les descubrió sólo lo bueno, un gracias, un abrazo y un paz descansen en la eternidad y se les recordará su legado.
Para los que quedan y con quiénes hoy estamos enredados, es decir con quiénes hoy hemos podido, desde el significado positivo de la palabra enredar, esto es, enlazar y entretejer simpatía académica, laboral, comercial y social, la invitación es a trascender en un constructo en red, para salir de la pasajera conexión que no nos tiene en red, sino enredados y que por bien enredados que estemos, demanda empezar a consolidarse como comunidad, esa nueva comunidad que se ha gestado en redes y que será de los aspectos positivos que nos queden de lo que estamos vivenciando con ocasión de la pandemia, eso si... siempre que le apostamos a un positivo tejido.
Desde hoy pensemos la respuesta a la siguiente pregunta: ¿de la pandemia salimos en red o enredados?.
PD: Seguramente muchos dirán que esta columna no es jurídica, pero argumento en su favor que sí lo es, porque está construida desde una realidad fáctica y desde el riesgo, sin perder el valor que la confianza tiene para construir nuevas amistades y redes de cooperación.