¿Cuándo la ciencia no alcanza lo mejor es la eutanasia?
Por: Abogada Gloria Yaneth Vélez Pérez
Twitter: @JuridicaAsesora
Las dos personas tuvieron una muerte asistida por sus IPS. Ambos renunciaron a la vida por sus múltiples dolores o padecimientos provocados por enfermedades degenerativas, crónicas, incurables, es decir, de esas para las que aún no hay remedio, ni siquiera los de los culebreros que dicen curarlo todo. A ellos no les llegó ni la ambición de los políticos que aunque podrían estar preocupados por dos votos perdidos, seguramente no lo están “porque saben que de todas formas ya votaron”… en favor de la eutanasia, por su puesto.
Hoy muchos están de fiesta o regocijados sobre estos dos hechos porque lo ven como una conquista y materialización del derecho a la muerte digna y respetable es su posición aunque no dejo de advertir sobre lo valientes que son para luchar hasta lograr la muerte y lo cobardes para hacer una lucha que obtenga como resultado que se invierta en la salud y en la vida hasta el extremo, pero en Colombia lo único que importa son los extremos ideológicos.
Las muertes asistidas que llevó a cabo Colombia relativizan todavía más el derecho a la vida que ya no es inviolable, sino “tutelable” para poder acabar con ella. Esa relativización de la vida, si se analiza con detalle, es el producto de un sistema de salud descuidado, con poca inversión en infraestructura y equipos y esto lo podemos confirmar con lo sucedido durante la pandemia en Bogotá y en Medellín en donde las mejoras prometidas no se lograron y los recursos que se invirtieron se convirtieron en ilusión “un día se mostraron y días siguientes se desmontaron” como ocurrió con la famosa e inexistente cama “1000” que en twitter la vimos, pero en la clínica no la percibimos y también está el improvisado hospital en Corferias.
El sistema de salud requiere una buena administración y una amplia inversión en ciencia. No debe escatimarse en recursos públicos y privados para financiar suficiente investigación que ayude a curar enfermedades y a prolongar la vida en niños, jóvenes, adultos, adultos mayores y por la enfermedad que fuese o fuere.
Por lo anterior, reitero lo que dije el 10 de octubre en una editorial “Yo si le pido a Dios rezando que mi Mamá no se muera. Así que mi lucha será por hacer lo que tengo que hacer y entre esas luchas está exigir una buena administración y una destinación de lo que corresponde para que con ciencia y con conciencia se disponga todo, no solo lo necesario sino lo que haga falta, para procurar la vida y la vida digna y no tolerar la negligencia y la falta de inversión en la salud y luego justificar esto con un errado y conveniente discurso de la muerte digna. A esa lucha invito.
No podemos ser los más valientes para renunciar a una vida y los más cobardes para exigir que la vida se garantice con todo lo que eso implica.”[1]
La elección de gobernantes idóneos será una oportunidad para trabajar en pro del sistema de salud y ello redundará en una vida más óptima, más sana y más plena. Debemos recuperar el deseo de vivir y crear esa masa crítica que permee las instituciones para lograr que ese deseo se materialice todos los días.
Referencias:
[1] VÉLEZ PÉREZ, Gloria Yaneth. La eutanasia reemplazó la canción “yo le pido a Dios rezando que mi Mamá no se muera” https://www.vozjuridica.com/wwwvozjuridicacom/la-eutanasia-reemplazo-la-cancion-yo-le-pido-a-dios-rezando-que-mi-mama-no-se-muera