A toda marcha
Por: Abogada Gloria Yaneth Vélez Pérez
El ejercicio de ese derecho, sí… derecho y fundamental, decidieron ejercerlo muchos durante varios días: 28, 29 y 30 de abril y el 01 de mayo y una de las principales razones para las manifestaciones y protestas públicas, es la reforma tributaria que el gobierno impulsa con nota de urgencia en el Congreso de la República, que apodó “reforma para la solidaridad sostenible” pero que no encierra ni lo solidario, ni lo sostenible, y que por lo tanto, es un eufemismo que sirve de fachada a una antitécnica, inapropiada y desproporcionada reforma, porque el Gobierno no consideró reestructuraciones al aparato administrativo del Estado, ni acciones concretas de austeridad, sino que se volcó a afectar mínimos vitales y a no considerar programas sociales a su cargo como opciones para no generar más cargas impositivas.
Justa causa le asiste al Pueblo colombiano para mostrar repudio a esa propuesta de reforma tributaria y para deslegitimar su alcance, sobre todo porque se expide en una de las peores épocas para la economía familiar, con ocasión de los efectos e impactos negativos de la pandemia.
Por las anteriores razones, muchos han sido los llamados al gobierno, en cabeza del Presidente Iván Duque, para que retire la reforma, pero su posición ha sido ciega, sorda y muda, pero no lenta, porque la propuesta la radicó con mensaje de urgencia.
Esa radical postura del Presidente condujo a una alteración grave y flagrante del orden público, de la democracia y de la institucionalidad, porque todos hemos presenciado, de lejos, otros de cerca, una toma de las calles en distintas ciudades en ejercicio del derecho a manifestarse que como ya recordamos, es un derecho fundamental que por ser tal, debería estar garantizado por el Estado a través de sus autoridades legítimas, sin embargo, este derecho es más lo censurado que lo apoyado y respaldado.
Entrando en una reflexión concreta en relación con lo que quiero llamar la atención advertimos en todo lo que ha sucedido que:
Mientras el gobierno “a toda marcha” impulsa una reforma tributaria, inoportuna, antitécnica, desproporcionada e injusta, hace manifestaciones de censura a “toda marcha” que se organizó con el fin protestar y rechazar dicha reforma.
A “toda marcha” le fue comunicada una orden de una Juez de la República, que la produjo “a toda marcha” y por eso no pudo verificar los yerros ortográficos y de fecha que su renombrado auto tenía, sin embargo, los efectos de esa decisión no alcanzaron las marchas que de todas formas salieron “a toda marcha.”
La mayoría de los marchantes lanzaron sus consignas, gritaron, pintaron y sentaron su rechazo con respecto a la reforma tributaria y otros tantos y muchos reclamos que se tenían inventariados. Lo infortunado de todo esto, es que en medio de los marchantes pacíficos, entraron en escena los que no lo son y afectando a “toda marcha” emprendieron “a toda marcha” acciones de destrucción a bienes públicos y privados, atentados a las autoridades y un sin número de actos que sumaron a la inseguridad biológica que hoy se padece. Ante esto, el ESMAD y la Policía los enfrentó “a toda marcha” sin distinguir que afectaba a “toda marcha” pacífica, causando con ello vulneración de derechos humanos, más de 850 como lo reportó el Diario El Espectador en: https://www.elespectador.com/noticias/politica/al-menos-10-personas-muertas-por-la-policia-el-balance-de-temblores-de-las-marchas/ al publicar un informe de la ONG Temblores.
Y en la aparente misma frase: “a toda marcha” y a “toda marcha” que bien leídas permiten identificar los actores que caben en una y otra, se relacionan todos los sucesos acontecidos por ambas partes y que socavan la democracia y la institucionalidad. De ambos lados se extrae un negativo balance en relación con las afectaciones y agresiones mutuas que se causaron y por ello, es necesario censurar a “toda marcha” que con el pretexto de protestar en contra del gobierno por la reforma tributaria, a su paso dañaron, destruyeron, maltrataron y hurtaron y golpearon a las autoridades, pero también merece censura el gobierno que “a toda marcha” impulsa la reforma tributaria y que no solamente se muestra indolente con los efectos e impactos que tales medidas pueden causar en la economía de las personas, que se muestra sordo a las protestas, a las reacciones de partidos y movimientos políticos y de Congresistas. Y se le censura también el abuso de la fuerza pública, las detenciones arbitrarias y las agresiones físicas a los manifestantes.
No se trata de atacar a “toda marcha” por salir a defender sus derechos, sino por no tener una logística de bioseguridad para no poner en riesgo los derechos de los demás y también por no tomar medidas para evitar que los vándalos siempre aprovechen las marchas para destruir bienes, públicos y privados, y maltratar a la autoridad.
Tampoco se trata de reprocharle al gobierno la gestión tributaria, de hecho es su deber, sino que lo que se le reprocha es que lidere “a toda marcha” una reforma tributaria con la pretensión de querer tapar huecos fiscales, no a partir de gestionar mejor, ahorrar, optimizar y perseguir la elusión y la evasión, sino que lo haga enfocado en el dinero de las personas trabajadoras que se esfuerzan para lograr una apretada subsistencia.
Con lo acontecido, se concluye que ni el gobierno, ni los marchantes, han cumplido con el imperativo categórico kantiano: “Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal”. Por tal motivo, ninguno de los dos extremos puede legitimarse, ni aceptarse, ni tolerarse en este caso, porque como lo dijo Tomás Mann “la tolerancia se convierte en un crimen cuando lo que se tolera es el mal”. Así que: Ni daño por parte del gobierno, ni daños por parte de los marchantes.
PD1: No obstante el rechazo a los dos extremos, se deja claro que es toda la ciudadanía, aunque no haya salido a las calles a marchar, la que está deslegitimando la injusta reforma tributaria y de paso a sus promotores e impulsores @IvanDuque y Ministro de Hacienda y los Congresistas deben, con su voto negativo, demostrar que son la representación del pueblo y no del gobierno.
PD2: Colombianos sin gobierno y gobierno sin Colombianos. Una infortunada tragedia para la democracia. Eso es lo que ha logrado la Deforma Tributaria, el gobierno le dice Reforma para la solidaridad sostenible, pero los hechos de los últimos días han probado lo insostenible que es.