Dejen de estar llorando por un solo ojo y más si es el izquierdo
Por: Abogado Manuel Esteban Flórez Insignares
Desde el 28 de abril de la presente anualidad se ha vivido en nuestro país una manifestación en contra de la desigualdad, el desempleo, la falta de educación, la falta de la garantía para hacer cumplir, de forma efectiva, los derechos fundamentales. Es decir, una manifestación en contra de la falta de efectividad de nuestra Constitución Política.
Dichas manifestaciones han sido reprimidas por parte de las fuerzas policiales las cuales, en su afán de hacer cumplir las órdenes y no la Constitución, han disparado en contra de los manifestantes pacíficos. A raíz de dicho despliegue de la fuerza, desproporcionado e innecesario, en contra de los manifestantes pacíficos, se realizó hace unos días una moción de censura en contra del actual ministro de la defensa Dr. Diego Molano y como era de esperarse, dicha moción de censura no prosperó en contra del ministro pero, lo que llamó más la atención fue la declaración que hizo la senadora Paola Holguin quien manifestó, con respecto a la susodicha moción de censura que: “…dejen de estar llorando por un solo ojo” frase que deja mucho que desear y más cuando, una de las funciones principales de las que gozan los congresistas es la unión, función que es otorgada por el constituyente primario a quienes dejan de ser personas unitarias para convertirse en personas plurales.
En ese orden y citando al filósofo Jesús Silva-HerzogMarquez, quien parafraseando a Bobbio, logra una interpretación exquisita con respecto a la izquierda y la derecha de la siguiente forma:
¿Qué significa estar a la derecha en teatro ideológico? ¿Quién es un hombre de izquierda? Recogiendo el uso común de las palabras, podría decirse que derecha es conservación, un amor por las tradiciones que deben defenderse frente a los quejumbrosos que quieren cambiarlo todo. La izquierda es denuncia de lo existente, rebeldía frente a lo acostumbrado. Unos ven el futuro como amenaza, los otros pretenden emanciparnos de las cadenas de la historia. La derecha se somete a las imperfecciones de nuestra condición natural; la izquierda denuncia las injusticias de nuestra circunstancia. El pecado de la derecha es el cinismo; el pecado de la izquierda es la ingenuidad. Un derechista, apuntó Ambrose Bierce en su diccionario endiablado: es un político enamorado de los males existentes. Se distingue así del izquierdista, que quiere remplazarlos por nuevos males.
Nótese que, el subargumento o subtexto destacable en aquellas líneas de exquisita procedencia, es la unión que debe ser ejercida por todos aquellos que se encuentran dentro de una esfera de poder general o de una esfera de poder particular. No lanzar frases que, si bien es cierto son detestables y clasistas e independiente al significado real que pueda contener la frase ya citada por parte de la honorable senadora, no podemos desconocer el contexto en el que nos encontramos en la actualidad: no estamos al frente de una lucha de clases, porque esa lucha se inicia desde que nacemos, estamos al frente de unos reclamos justos o injustos (dependiendo de quién los mire) y, para el caso de la moción de censura en contra del ministro de defensa, se trataba de unos reclamos que tenían cabida por parte de la población desarmada.
Manifestar "no anden llorando por un solo ojo" cuando existen varias ONGS que han retratado la violencia desatada en contra de la población civil y que, además de ello han establecido el sinnúmero de lesiones oculares producidas por parte de las armas portadas por parte del ESMAD de nuestro país, es algo inaceptable, reprochable o al menos de muy mal gusto.
No se pueden desconocer, tampoco, que las lesiones oculares producidas en contra de la humanidad de los manifestantes pacíficos, pueden generar demandas por parte de aquellos en contra del Estado. Ellos, a través del medio de reparación directa pueden manifestar las fallas del servicio y, de esa forma, que se declare administrativamente y patrimonialmente al Estado responsable por la antijuridicidad administrativa establecida en el artículo 90 de nuestra Constitución Política, tomando como base principalmente el fallo constitucional que protege la protesta pacífica en nuestro país.
Lo que hizo la honorable senadora con la tan mentada frase es colocar una cortina de humo, es decir, no ataca los motivos fundamentales de las manifestaciones sino por el contrario, justifica el proceder de la fuerza pública en contra de los izquierdosos y de los vagos. Quienes hoy día reclaman por derechos que, en principio, se encuentran consagrados en nuestra carta política y que es deber de los representantes públicos hacerlos cumplir o, por lo menos, dar una garantía de cumplimiento.
No podemos perder de vista que ellos, todos ellos, llegan al poder gracias a nuestro voto y que el voto, quieran aceptarlo o no, es el famoso contrato social que los liga con nosotros.
En ese orden y citando al filósofo Jesús Silva-HerzogMarquez, quien parafraseando a Bobbio, logra una interpretación exquisita con respecto a la izquierda y la derecha de la siguiente forma:
¿Qué significa estar a la derecha en teatro ideológico? ¿Quién es un hombre de izquierda? Recogiendo el uso común de las palabras, podría decirse que derecha es conservación, un amor por las tradiciones que deben defenderse frente a los quejumbrosos que quieren cambiarlo todo. La izquierda es denuncia de lo existente, rebeldía frente a lo acostumbrado. Unos ven el futuro como amenaza, los otros pretenden emanciparnos de las cadenas de la historia. La derecha se somete a las imperfecciones de nuestra condición natural; la izquierda denuncia las injusticias de nuestra circunstancia. El pecado de la derecha es el cinismo; el pecado de la izquierda es la ingenuidad. Un derechista, apuntó Ambrose Bierce en su diccionario endiablado: es un político enamorado de los males existentes. Se distingue así del izquierdista, que quiere remplazarlos por nuevos males.
Nótese que, el subargumento o subtexto destacable en aquellas líneas de exquisita procedencia, es la unión que debe ser ejercida por todos aquellos que se encuentran dentro de una esfera de poder general o de una esfera de poder particular. No lanzar frases que, si bien es cierto son detestables y clasistas e independiente al significado real que pueda contener la frase ya citada por parte de la honorable senadora, no podemos desconocer el contexto en el que nos encontramos en la actualidad: no estamos al frente de una lucha de clases, porque esa lucha se inicia desde que nacemos, estamos al frente de unos reclamos justos o injustos (dependiendo de quién los mire) y, para el caso de la moción de censura en contra del ministro de defensa, se trataba de unos reclamos que tenían cabida por parte de la población desarmada.
Manifestar "no anden llorando por un solo ojo" cuando existen varias ONGS que han retratado la violencia desatada en contra de la población civil y que, además de ello han establecido el sinnúmero de lesiones oculares producidas por parte de las armas portadas por parte del ESMAD de nuestro país, es algo inaceptable, reprochable o al menos de muy mal gusto.
No se pueden desconocer, tampoco, que las lesiones oculares producidas en contra de la humanidad de los manifestantes pacíficos, pueden generar demandas por parte de aquellos en contra del Estado. Ellos, a través del medio de reparación directa pueden manifestar las fallas del servicio y, de esa forma, que se declare administrativamente y patrimonialmente al Estado responsable por la antijuridicidad administrativa establecida en el artículo 90 de nuestra Constitución Política, tomando como base principalmente el fallo constitucional que protege la protesta pacífica en nuestro país.
Lo que hizo la honorable senadora con la tan mentada frase es colocar una cortina de humo, es decir, no ataca los motivos fundamentales de las manifestaciones sino por el contrario, justifica el proceder de la fuerza pública en contra de los izquierdosos y de los vagos. Quienes hoy día reclaman por derechos que, en principio, se encuentran consagrados en nuestra carta política y que es deber de los representantes públicos hacerlos cumplir o, por lo menos, dar una garantía de cumplimiento.
No podemos perder de vista que ellos, todos ellos, llegan al poder gracias a nuestro voto y que el voto, quieran aceptarlo o no, es el famoso contrato social que los liga con nosotros.