De acuerdo con el Artículo Primero de la Constitución Política “Colombia es un Estado social de derecho,... democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general.” (resaltado fuera de texto).
Agrega la Constitución en el Artículo Segundo que “son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución;”… además, también prescribe que “Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.” Y se agrega a lo anterior lo dispuesto en el Artículo 11 según el cual “El derecho a la vida es inviolable”. (Resaltado fuera de los textos).
Y aunque lo establecido en estos artículos de la Constitución parece estar tan claro y que se espera se cumpla de forma fiel, sino por todos, sí por las autoridades legítimamente constituidas en quienes la mayoría ponemos la esperanza de un poco de seguridad, justicia y paz, lo que tristemente hallamos, infortunadamente con cierta frecuencia, es una evasión y abuso de las normas constitucionales y lo más reciente es cómo en Colombia ha muerto un Abogado, luego de ser maltratado en manos de quien debió protegerlo, en manos de personas investidas de autoridad, una autoridad ejercida no solo de forma desproporcionada, sino al margen de la ley por su exceso y por ello violatoria de los derechos humanos y del Estado Constitucional y Democrático.
¿Qué esperanza queda si quienes tienen que proteger la vida, la afectan, la violan como derecho y hasta la apagan como si fuese una vela inservible en lugar de ponerla en el lugar más alto para que ayude a iluminar a todos?
Hoy y ojalá cada día, necesario es evocar al Maestro Francesco Carnelutti, que con acierto indicó en su obra Cómo Nace el Derecho, que “el derecho nace bajo el signo de la contradicción: se sirve de la guerra para combatir la guerra; para que el bandido no ataque al caminante (persona de a pie y de bien), el carabinero (Estado, fuerza pública legítima) ataca al bandido”, no obstante, lo que hayamos es algunos carabineros, porque por fortuna no son todos, haciendo de bandidos, disparándole al caminante (disparos eléctricos) y no solo en Colombia, porque hace solo algunos meses vimos también el abuso de autoridad que se le infligió en Estados Unidos a un hombre afroamericano. Son sucesos y prácticas infortunadas, que se llevan a cabo y que lo único que permite concluir es ¿Son personas que se creen de mejor condición porque son autoridades en el papel y por eso se comportan como bandidos en la calle?
Nota: La Revista Jurídica Digital WWW.VOZJURIDICA.COM expresa su sentimiento de dolor por el indigno trato que recibió de unos agentes de la Policía colombiana el estudiante de derecho Javier Ordóñez, quien luego falleció en un Centro Médico de Bogotá. El derecho está de luto. Nuestros sentimientos de consideración para los familiares y amigos del Abogado Ordóñez y nuestro reproche por el abuso de autoridad que nos aleja de la paz que anhelamos.
Temas relacionados:
- Policía y Protestas Sí, pero No Así. Columna jurídica de la Abogada Gloria Yaneth Vélez Pérez
- Delincuentes de Uniforme. Columna Jurídica de la Abogada Diana Muñoz Castellanos
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Y aunque lo establecido en estos artículos de la Constitución parece estar tan claro y que se espera se cumpla de forma fiel, sino por todos, sí por las autoridades legítimamente constituidas en quienes la mayoría ponemos la esperanza de un poco de seguridad, justicia y paz, lo que tristemente hallamos, infortunadamente con cierta frecuencia, es una evasión y abuso de las normas constitucionales y lo más reciente es cómo en Colombia ha muerto un Abogado, luego de ser maltratado en manos de quien debió protegerlo, en manos de personas investidas de autoridad, una autoridad ejercida no solo de forma desproporcionada, sino al margen de la ley por su exceso y por ello violatoria de los derechos humanos y del Estado Constitucional y Democrático.
¿Qué esperanza queda si quienes tienen que proteger la vida, la afectan, la violan como derecho y hasta la apagan como si fuese una vela inservible en lugar de ponerla en el lugar más alto para que ayude a iluminar a todos?
Hoy y ojalá cada día, necesario es evocar al Maestro Francesco Carnelutti, que con acierto indicó en su obra Cómo Nace el Derecho, que “el derecho nace bajo el signo de la contradicción: se sirve de la guerra para combatir la guerra; para que el bandido no ataque al caminante (persona de a pie y de bien), el carabinero (Estado, fuerza pública legítima) ataca al bandido”, no obstante, lo que hayamos es algunos carabineros, porque por fortuna no son todos, haciendo de bandidos, disparándole al caminante (disparos eléctricos) y no solo en Colombia, porque hace solo algunos meses vimos también el abuso de autoridad que se le infligió en Estados Unidos a un hombre afroamericano. Son sucesos y prácticas infortunadas, que se llevan a cabo y que lo único que permite concluir es ¿Son personas que se creen de mejor condición porque son autoridades en el papel y por eso se comportan como bandidos en la calle?
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