NO a que se marchiten mujeres
Recientemente se creó el Ministerio de la Igualdad en Colombia que tendrá como Ministra a la actual Vicepresidente de Colombia, Abogada Francia Márquez. Sobre el particular y muy a pesar de la robustez de su diseño en estructura y la numerosa microestructura, no encuentro reparo con la creación del Ministerio porque Colombia tiene la igualdad como uno de sus derechos fundamentales y desde la nueva cartera se puede empezar a reflexionar de manera más seria sobre lo que la igualdad significa.
Ahora bien, no todo parece claro en la estructura del Ministerio de la Igualdad porque incluyeron una dirección para las trabajadoras sexuales, asunto que no puede pasarse por alto porque no es de poca consideración y no por moralismo, sino porque de entrada, esa sutil dirección, sugiere que el Estado defenderá la prostitución, el comercio sexual, la explotación sexual y a sus promotores, con el agravante de que no tendrá a las mujeres que la practican por necesidad y fuerza, como víctimas, sino que les dará estatus de comerciantes, trabajadoras seguramente con subordinación y dependencia y para otras, probablemente, estará la orden de servicios con talonario y sello de régimen simplificado y también el contrato de prestación de servicios, que nada raro que en su clausulado implicará que se compre algún seguro de vida y hasta de responsabilidad civil… porque vaya uno a saber qué más están pensando para darle alcance a las pretensiones de regulación de la explotación sexual, dado que no puede ser llamada de otra manera aunque la Vicepresidenta en reciente mensaje publicado en twitter haya dicho que se trata de “actividades sexuales pagas” como si argumentar con la definición del término, hiciera o implicara alguna diferencia de sustancia, ya que recuérdese que manteniéndonos en la generalidad: prostitución es actividad sexual paga con dinero, objetos, servicios o favores. Siempre hay un quid pro quo.
Por fortuna un valioso número de mujeres, expertas en el tema, han salido a reprochar el intento regulacionista de la explotación sexual en Colombia, y lo han hecho con fundamentos y valiosos testimonios, pero también desde el compromiso por una mejor calidad de vida y el bienestar general. Y, la verdad, con independencia de la ideología, las vivencias, el credo, entre otros, todas las mujeres, solamente por serlo, deberíamos protestar por el hecho de que desde un Ministerio se pretenda promover, impulsar o respaldar lo que puede traducirse en comercio sexual, explotación sexual, prostitución y trata de personas. Y aunque la Vicepresidenta, Abogada Francia Márquez, haya dicho buscando matizar que: “Varias direcciones del Viceministerio de las Mujeres se articularán para garantizar los derechos de las mujeres en actividades sexuales pagas, para que vivan sin violencias, ni estén sometidas a la trata o la explotación, y para que tengan autonomía y alternativas económicas si así lo desean”, lo cierto es que tal argumento ni matiza, ni explica, ni resuelve el hecho claro de querer regular el comercio y explotación sexual, todo lo cual es algo absolutamente reprochable porque, no consideran, bajo ninguna arista, lo indignante que es para las mujeres prostituidas (sexualmente explotadas) tener que acudir a esa actividad económica que ya, muy seguramente y para seguir sumando, será, incluso, gravada con IVA, porque fijo no solamente está en los objetivos regularlas, sino también convertirlas en verdaderos negocios de los que se deriven no solamente deducibles para los proxenetas, perdón para los “managers”, sino que una parte importante irá para el Estado y el contador y otros profesionales, salvo, claro, que se acuda al “trueque”.
He hecho esta reflexión porque duele que en un Estado social de derecho como Colombia, se encuentren gobernantes que solamente privilegian los estados de indignidad so pretexto de estar cumpliendo injustas leyes y sentencias.
Cierro indicando que fueron bastante atinadas algunas estrofas, a mi juicio todas, de la canción interpretada por Jorge Oñate (QEPD), intitulada: “Mujer Marchita” en la que acertadamente dice “La sociedad que te corrompe luego te margina”, con la diferencia de que ahora el Estado es el que margina a las mujeres víctimas de la explotación sexual, al no impulsar para ellas la oportunidad de una mejor calidad de vida que no implique vender el cuerpo por un pedazo de pan.
Ahora bien, no todo parece claro en la estructura del Ministerio de la Igualdad porque incluyeron una dirección para las trabajadoras sexuales, asunto que no puede pasarse por alto porque no es de poca consideración y no por moralismo, sino porque de entrada, esa sutil dirección, sugiere que el Estado defenderá la prostitución, el comercio sexual, la explotación sexual y a sus promotores, con el agravante de que no tendrá a las mujeres que la practican por necesidad y fuerza, como víctimas, sino que les dará estatus de comerciantes, trabajadoras seguramente con subordinación y dependencia y para otras, probablemente, estará la orden de servicios con talonario y sello de régimen simplificado y también el contrato de prestación de servicios, que nada raro que en su clausulado implicará que se compre algún seguro de vida y hasta de responsabilidad civil… porque vaya uno a saber qué más están pensando para darle alcance a las pretensiones de regulación de la explotación sexual, dado que no puede ser llamada de otra manera aunque la Vicepresidenta en reciente mensaje publicado en twitter haya dicho que se trata de “actividades sexuales pagas” como si argumentar con la definición del término, hiciera o implicara alguna diferencia de sustancia, ya que recuérdese que manteniéndonos en la generalidad: prostitución es actividad sexual paga con dinero, objetos, servicios o favores. Siempre hay un quid pro quo.
Por fortuna un valioso número de mujeres, expertas en el tema, han salido a reprochar el intento regulacionista de la explotación sexual en Colombia, y lo han hecho con fundamentos y valiosos testimonios, pero también desde el compromiso por una mejor calidad de vida y el bienestar general. Y, la verdad, con independencia de la ideología, las vivencias, el credo, entre otros, todas las mujeres, solamente por serlo, deberíamos protestar por el hecho de que desde un Ministerio se pretenda promover, impulsar o respaldar lo que puede traducirse en comercio sexual, explotación sexual, prostitución y trata de personas. Y aunque la Vicepresidenta, Abogada Francia Márquez, haya dicho buscando matizar que: “Varias direcciones del Viceministerio de las Mujeres se articularán para garantizar los derechos de las mujeres en actividades sexuales pagas, para que vivan sin violencias, ni estén sometidas a la trata o la explotación, y para que tengan autonomía y alternativas económicas si así lo desean”, lo cierto es que tal argumento ni matiza, ni explica, ni resuelve el hecho claro de querer regular el comercio y explotación sexual, todo lo cual es algo absolutamente reprochable porque, no consideran, bajo ninguna arista, lo indignante que es para las mujeres prostituidas (sexualmente explotadas) tener que acudir a esa actividad económica que ya, muy seguramente y para seguir sumando, será, incluso, gravada con IVA, porque fijo no solamente está en los objetivos regularlas, sino también convertirlas en verdaderos negocios de los que se deriven no solamente deducibles para los proxenetas, perdón para los “managers”, sino que una parte importante irá para el Estado y el contador y otros profesionales, salvo, claro, que se acuda al “trueque”.
He hecho esta reflexión porque duele que en un Estado social de derecho como Colombia, se encuentren gobernantes que solamente privilegian los estados de indignidad so pretexto de estar cumpliendo injustas leyes y sentencias.
Cierro indicando que fueron bastante atinadas algunas estrofas, a mi juicio todas, de la canción interpretada por Jorge Oñate (QEPD), intitulada: “Mujer Marchita” en la que acertadamente dice “La sociedad que te corrompe luego te margina”, con la diferencia de que ahora el Estado es el que margina a las mujeres víctimas de la explotación sexual, al no impulsar para ellas la oportunidad de una mejor calidad de vida que no implique vender el cuerpo por un pedazo de pan.
“Mujer marchita
Cuando va a comenzar la noche comienza tu día
Maquillada con mil colores para lucir más
Contame donde está lo alegre de tu triste vida
Vendiendo puñados de amores pa', ganar el pan
La sociedad que te corrompe luego te margina
Muchacha autómata del vicio, para dónde vas
Cicatrizaron en tu cara todas tus heridas
Pero la que lleva tu alma nunca sanará
Desde niña, te marchaste de tu casa
Convencida, de que habrías de regresar
Y hoy la vida, te ha mostrado sus espaldas
Tu partida, sigue su recta final
Mujer marchita, de alma y fecunda
Pobre criatura sin ninguna redención
Sola entre la multitud
Que comercia con tu amor
Al irse tu juventud, baja tu valoración.”
Cuando va a comenzar la noche comienza tu día
Maquillada con mil colores para lucir más
Contame donde está lo alegre de tu triste vida
Vendiendo puñados de amores pa', ganar el pan
La sociedad que te corrompe luego te margina
Muchacha autómata del vicio, para dónde vas
Cicatrizaron en tu cara todas tus heridas
Pero la que lleva tu alma nunca sanará
Desde niña, te marchaste de tu casa
Convencida, de que habrías de regresar
Y hoy la vida, te ha mostrado sus espaldas
Tu partida, sigue su recta final
Mujer marchita, de alma y fecunda
Pobre criatura sin ninguna redención
Sola entre la multitud
Que comercia con tu amor
Al irse tu juventud, baja tu valoración.”
Crudamente la última estrofa citada cierra con “al irse tu juventud, baja tu valoración” porque así se intensifica la humillación de las mujeres sexualmente explotadas. (¿ya pensó en eso la Vicepresidenta?)
Reitero lo que expresé en reciente tuit: “están siendo discriminadas las mujeres que han tenido que verse obligadas a prostituirse u obligadas a hacerlo y que no ven esperanza en el Ministerio de la Igualdad para salir de la más antigua, pero también más baja e indigna práctica a la que han sido sometidas las #Mujeres de todas las edades, condición social y raza.
Pregunto, entonces: ¿Qué sigue en humillación para las mujeres de todos los tiempos y de todas las luchas? ¿De pronto formalizar el oficio de trabajo sexual en el SENA, convertir los prostíbulos en centros de práctica y a los proxenetas nombrarlos como instructores?. ¿Actualizar el RUT?. ¿Pagar industria y comercio? ¿Pagar impuesto por tablero y aviso por si de pronto alguna "comerciante o trabajadora sexual" tiene un tatuaje distintivo?.
Ojalá se logre enmendar ese error de diseño institucional porque mejorar no equivale a igualarnos con el mal, sino de crear igualdad en el bien ser, bien hacer, bien estar, bien tener y bien saber.
Abogada Gloria Yaneth Vélez Pérez
Directora Revista Jurídica
WWW.VOZJURIDICA.COM
Esta Editorial no compromete en nada el pensamiento autónomo y la libertad de expresión de todos los columnistas de la Revista Jurídica Digital VOZ JURÍDICA.
Reitero lo que expresé en reciente tuit: “están siendo discriminadas las mujeres que han tenido que verse obligadas a prostituirse u obligadas a hacerlo y que no ven esperanza en el Ministerio de la Igualdad para salir de la más antigua, pero también más baja e indigna práctica a la que han sido sometidas las #Mujeres de todas las edades, condición social y raza.
Pregunto, entonces: ¿Qué sigue en humillación para las mujeres de todos los tiempos y de todas las luchas? ¿De pronto formalizar el oficio de trabajo sexual en el SENA, convertir los prostíbulos en centros de práctica y a los proxenetas nombrarlos como instructores?. ¿Actualizar el RUT?. ¿Pagar industria y comercio? ¿Pagar impuesto por tablero y aviso por si de pronto alguna "comerciante o trabajadora sexual" tiene un tatuaje distintivo?.
Ojalá se logre enmendar ese error de diseño institucional porque mejorar no equivale a igualarnos con el mal, sino de crear igualdad en el bien ser, bien hacer, bien estar, bien tener y bien saber.
Abogada Gloria Yaneth Vélez Pérez
Directora Revista Jurídica
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