¿Está desconectada la Academia de la Sociedad?
Docentes e investigadores se marginaron de las discusiones, muchos quedaron sumidos en la depresión y en el anhelo de querer verse nuevamente en los pasillos, bibliotecas y cafeterías o dando sus magistrales clases con la acostumbrada elocuencia, pero ese malestar no trascendió hacia la construcción de las propuestas sobre cómo podría ser o se podría volver antes de que fuera demasiado tarde para la economía de muchos. Bueno, seguramente se creyó, a mi juicio erróneamente, que no hacían parte de las soluciones y que ellas le correspondían a los recién posesionados gobernantes aunque carecieran muchos de toda formación científica y aunque su experiencia en gobernar fuera nula, poca o insuficiente.
La academia como fuente de conocimientos, centro por excelencia de investigación y pensamiento, no propuso con base científica modelos de retorno al comercio, al campus, a la vida espiritual, cultural, deportiva, entre otras, sino que recibió pasivamente la propuesta de anormalidad y normalidad que la clase política asentada en el gobierno ha mandado, así lo mandado no tuviera sentido, ni significado. También acogió sin resistir lo que el comercio le diseñó para su protección y cuidado personal, ello sin pensar, pero pensados.
Seguramente todo pasará a estudio de caso y a reflexiones y análisis posteriores sobre cómo pudieron ser las cosas, pero ya a destiempo de la realidad que se ha vivido.
Tal vez con ocasión de ese silencio, también quedará en la memoria que la sociedad tristemente no reclamó la apertura de las instituciones educativas, sino de bares con licor, centros comerciales, piscina de pelotas para niños, carruseles, parques de diversión, crispetas y estadios. ¿Está desconectada la academia de la sociedad?
Abogada Gloria Yaneth Vélez Pérez
Directora www.vozjuridica.com