El Camino es la DesinTOXICOAcción
Muchos salieron a rasgarse las vestiduras porque en la Cámara de Representantes de Colombia se cayó el proyecto de ley con el que se pretendía legalizar la marihuana con fines recreativos. Expresiones como que el negocio se mantendrá en manos de los delincuentes y no de empresarios (nuevos empresarios, bueno también los viejos) que paguen impuestos, están dentro del conjunto de las manifestaciones que se leyeron en las redes sociales, incluso expresadas por parte de encumbrados académicos, abogados y docentes que en sus textos tienen otros discursos, es decir: doble moral.
Seguramente la marihuana para los dolores es efectiva o en algo ayuda (aunque algunos dicen que no). Lleve la marihuana que cura la reumatoides, quita la vena várice, elimina las arrugas, limpia los poros, lo lleva a las estrellas, le sazona las tortas mejor que las frutas cristalizadas y la esencia de vainilla y desplaza las envinadas, le cura la impotencia, abre el apetito, cura la diabetes, baja de peso y le saca las carcajadas que en su sano juicio nunca tendría. Y así cual discurso culebrero se le pueden añadir, con artificios, todos los beneficios que para justificar su consumo se puedan encontrar y hasta en cátedras abiertas, justificadas académicas, podrán pensar.
No obstante, la marihuana, se mire por donde se mire, altera los sentidos y causa daño a los sistemas: cardiovascular, nervioso y respiratorio, afecta los pulmones con daño irreparable, produce tos, disnea y esputo y saca a las personas de la realidad. Es que la salud y la vida también son derechos. No es un tema de moral (de bueno o de malo) es un asunto de salud pública. Si las personas quieren acabar con su propia salud, que sea una elección personal, pero que no hagan de ello una norma de carácter general que refunde la moral social con el pretexto de que hace parte de la sana recreación, ya que muchos se recrean también con la tortura, la trata de personas, la violación y pornografía infantil, entre otros, y, entonces por eso y en la misma lógica de la marihuana, tendrían que legalizarse estas prácticas porque ¿lo importante es que paguen impuestos?.
La marihuana crea adicción, dependencia o a lo sumo el trastorno por consumo y el riesgo de adición de otras sustancias que aumentan la adicción y que hacen y harán que muchos para mantenerla, acudan a la comisión de crímenes y eso sin contar que hurtan hasta los bienes de la casa, agreden a los familiares y pierden todo respeto por los demás y por ellos mismos, porque venden como subasta inversa hasta su propia ropa y dignidad, agravado muchas veces por la presión de grupo que reta en las fiestas y faenas a consumir la hierbita para estar a la moda o para recrearse, claro que luego no los apoyan en sus consecuencias y las expresiones serán “se dejó llevar, le pudo, no supo parar” y tendremos otra vida para rescatar.
Que el libre desarrollo de la personalidad debe respetarse y por lo tanto la marihuana debe legalizarse, es otro verso que sale sin esfuerzo y que se escucha y lee en ese pretendido anhelo de querer verse ajustado a la ley al consumir marihuana o de querer montar negocio sin ser tratado como delincuente. Sin embargo, se cree, naturalmente respetando lo que los demás decidan creer, que el camino no es legalizar todo lo que es dañino o nocivo, solamente con el pretexto del libre desarrollo de la personalidad y menos de la libertad de empresa. La naturaleza da ejemplo de libertad, pero también de límites: cada río o quebrada tiene su cauce, cada árbol, arbusto o especie tiene su lugar y los planetas se mantienen en su propia órbita, saber que “todo se puede pero que no todo se debe” eso es libertad.
Hay que pensar en sociedades sanas, menos alienadas y menos salidas de la realidad. Hay que crear escalas de valores sobre todo más humanas, pero también más conscientes. La huida de la realidad hace que el control lo asuman otras conciencias.
Los que se recrean con la marihuana y quieren dar ese ejemplo a sus hijos y a los niños, niñas y adolescentes, deberían mejor desintoxicarse y dar esa clase de ejemplo que es más sano, menos dañino, más prometedor, más motivador y más esperanzador, así también tengan que desintoxicarse del licor y dejar de tener como excusa que por estar éste legalizado es que todo tiene que correr la misma suerte.
¿Legalizar la marihuana elimina el narcotráfico? eso es como legalizar el hurto para acabar con los ladrones y luego ponerlos a pagar impuestos. De hecho, se cree, para combatir el narcotráfico y el consumo ilegal de drogas, lo que hay que hacer, así sea más difícil y también más complejo, es desintoxicar a los adictos y educar y crear conciencia en quienes no lo son para que no se sumen a esa masa crítica. Es que una adicción de esa naturaleza jamás será una solución a nada, aunque se argumente que ellas hacen una sociedad más civilizada.
Hay que tomar acción para lograr la desintoxicación, por eso el camino es la DesinTOXICOAcción, término que uso con mis acostumbradas mayúsculas, con el propósito de señalar que es indispensable pensar en acciones estatales fuertes para desintoxicar a las personas y convertir esas acciones en políticas públicas, en política de Estado que no cese en su ejecución para crear una sociedad menos alienada, más libre y mejor.
ÑAPA 1: Los Congresistas sí están para ayudar a forjar una mejor sociedad, quien crea que no es así está en el lugar equivocado.
ÑAPA 2. No hay que ofender a los que no compartimos la legalización de la marihuana, nosotros no ofendemos a quienes quieren hacerlo o consumirla.
ÑAPA 3. El negocio se mantiene en manos de los delincuentes porque es ilegal y afecta la salud y eso los hace penalmente responsables.
Seguramente la marihuana para los dolores es efectiva o en algo ayuda (aunque algunos dicen que no). Lleve la marihuana que cura la reumatoides, quita la vena várice, elimina las arrugas, limpia los poros, lo lleva a las estrellas, le sazona las tortas mejor que las frutas cristalizadas y la esencia de vainilla y desplaza las envinadas, le cura la impotencia, abre el apetito, cura la diabetes, baja de peso y le saca las carcajadas que en su sano juicio nunca tendría. Y así cual discurso culebrero se le pueden añadir, con artificios, todos los beneficios que para justificar su consumo se puedan encontrar y hasta en cátedras abiertas, justificadas académicas, podrán pensar.
No obstante, la marihuana, se mire por donde se mire, altera los sentidos y causa daño a los sistemas: cardiovascular, nervioso y respiratorio, afecta los pulmones con daño irreparable, produce tos, disnea y esputo y saca a las personas de la realidad. Es que la salud y la vida también son derechos. No es un tema de moral (de bueno o de malo) es un asunto de salud pública. Si las personas quieren acabar con su propia salud, que sea una elección personal, pero que no hagan de ello una norma de carácter general que refunde la moral social con el pretexto de que hace parte de la sana recreación, ya que muchos se recrean también con la tortura, la trata de personas, la violación y pornografía infantil, entre otros, y, entonces por eso y en la misma lógica de la marihuana, tendrían que legalizarse estas prácticas porque ¿lo importante es que paguen impuestos?.
La marihuana crea adicción, dependencia o a lo sumo el trastorno por consumo y el riesgo de adición de otras sustancias que aumentan la adicción y que hacen y harán que muchos para mantenerla, acudan a la comisión de crímenes y eso sin contar que hurtan hasta los bienes de la casa, agreden a los familiares y pierden todo respeto por los demás y por ellos mismos, porque venden como subasta inversa hasta su propia ropa y dignidad, agravado muchas veces por la presión de grupo que reta en las fiestas y faenas a consumir la hierbita para estar a la moda o para recrearse, claro que luego no los apoyan en sus consecuencias y las expresiones serán “se dejó llevar, le pudo, no supo parar” y tendremos otra vida para rescatar.
Que el libre desarrollo de la personalidad debe respetarse y por lo tanto la marihuana debe legalizarse, es otro verso que sale sin esfuerzo y que se escucha y lee en ese pretendido anhelo de querer verse ajustado a la ley al consumir marihuana o de querer montar negocio sin ser tratado como delincuente. Sin embargo, se cree, naturalmente respetando lo que los demás decidan creer, que el camino no es legalizar todo lo que es dañino o nocivo, solamente con el pretexto del libre desarrollo de la personalidad y menos de la libertad de empresa. La naturaleza da ejemplo de libertad, pero también de límites: cada río o quebrada tiene su cauce, cada árbol, arbusto o especie tiene su lugar y los planetas se mantienen en su propia órbita, saber que “todo se puede pero que no todo se debe” eso es libertad.
Hay que pensar en sociedades sanas, menos alienadas y menos salidas de la realidad. Hay que crear escalas de valores sobre todo más humanas, pero también más conscientes. La huida de la realidad hace que el control lo asuman otras conciencias.
Los que se recrean con la marihuana y quieren dar ese ejemplo a sus hijos y a los niños, niñas y adolescentes, deberían mejor desintoxicarse y dar esa clase de ejemplo que es más sano, menos dañino, más prometedor, más motivador y más esperanzador, así también tengan que desintoxicarse del licor y dejar de tener como excusa que por estar éste legalizado es que todo tiene que correr la misma suerte.
¿Legalizar la marihuana elimina el narcotráfico? eso es como legalizar el hurto para acabar con los ladrones y luego ponerlos a pagar impuestos. De hecho, se cree, para combatir el narcotráfico y el consumo ilegal de drogas, lo que hay que hacer, así sea más difícil y también más complejo, es desintoxicar a los adictos y educar y crear conciencia en quienes no lo son para que no se sumen a esa masa crítica. Es que una adicción de esa naturaleza jamás será una solución a nada, aunque se argumente que ellas hacen una sociedad más civilizada.
Hay que tomar acción para lograr la desintoxicación, por eso el camino es la DesinTOXICOAcción, término que uso con mis acostumbradas mayúsculas, con el propósito de señalar que es indispensable pensar en acciones estatales fuertes para desintoxicar a las personas y convertir esas acciones en políticas públicas, en política de Estado que no cese en su ejecución para crear una sociedad menos alienada, más libre y mejor.
ÑAPA 1: Los Congresistas sí están para ayudar a forjar una mejor sociedad, quien crea que no es así está en el lugar equivocado.
ÑAPA 2. No hay que ofender a los que no compartimos la legalización de la marihuana, nosotros no ofendemos a quienes quieren hacerlo o consumirla.
ÑAPA 3. El negocio se mantiene en manos de los delincuentes porque es ilegal y afecta la salud y eso los hace penalmente responsables.