No todo lo del Pobre es Robado
Por: Abogada Diana Muñoz Castellanos
Esto ocurre en Tasajera, un poblado del Magdalena donde antes la vegetación era abundante y la naturaleza permitía a sus habitantes hacerse la vida y llevar el pan al plato de sus hijos, ahora viven en una miseria tan desgarradora como el fuego abrasador que arrancó de sus hogares a más de treinta hombres de todas las edades, porque como es costumbre, la llegada del progreso para unos, significa la ruina de otros, en el caso de Tasajera, la construcción de la carretera sin planeación ambiental cercenó sus fuentes hídricas y con ello la fuente de ingresos de prácticamente toda la comunidad.
La criminología ha intentado por siglos entender el comportamiento desviado que por su gravedad es elevado a la categoría de delito, y con el paso de los años se nos han revelado distintas respuestas, casi siempre insuficientes, desde Lombroso que consideraba las características físicas de las personas para determinar si eran proclives a delinquir, hasta llegar en nuestros días al estudio del delito desde la criminología crítica que entiende la necesidad de examinar una multiplicidad de factores que explicarían el comportamiento desviado, uno de esos factores por supuesto es la pobreza.
La pobreza como factor para la delincuencia es un hecho suficientemente estudiado y decantado, sin embargo, no puede justificar al delincuente, porque existiendo tantísimas personas viviendo en la miseria, una pequeña proporción opta por la empresa criminal como proyecto de vida, los demás, los que se encuentran en una pobreza extrema pero que no delinquen los vemos a diario en las calles sobreviviendo, vendiendo bolsas de basura en los semáforos, pidiendo caridad cristiana en una esquina o montándose a los buses a cantar ese horrible rap conciencia que se inventaron, en el trabajo mal pago, en la mendicidad, incluso en la prostitución, pero no delinquiendo, los que delinquen son la minoría.
Esa minoría que delinque, no puede arroparse con la cobija de la miseria para lograr impunidad, sin embargo, la marginalidad, la ignorancia y la pobreza extremas si se erigen como circunstancia de menor punibilidad y permiten una rebaja sustancial en la pena a imponer, situación que dista mucho el hurto famélico que es impune absoluto y obedece a un estado de necesidad, donde además lo hurtado ha de ser de primera necesidad y no puede realizarse mediante la violencia.
La pobreza puede ser factor que explica el comportamiento del delincuente, pero no excluye su responsabilidad, esos hombres que sobrevivieron a la tragedia de Tasajera han de ser judicializados con todo y sus heridas que son fruto de una decisión irresponsable y criminal, dentro de un acto de saqueo que se sigue repitiendo en esa carretera, hordas furiosas arrasando con mercancía, destruyendo carros, un comportamiento irracional e inhumano que ni tiene en consideración la posibilidad de socorrer al accidentado sino que busca la forma de aprovechar el infortunio, como si un humilde conductor de camión fuera el responsable de décadas de saqueos de las clases políticas que nos han gobernado.