No tienen vergüenza ni persecución penal
Por: Abogada Diana Muñoz Castellanos
El Fiscal General Francisco Barbosa lleva menos de un semestre en el cargo y ya ha merecido la atención de todos los medios de comunicación y de la comunidad académica y judicial, no por su gestión en el cargo sino por los errores que a diario nos escandalizan y que suele salir a tapar a los berridos, dándoselas de importante, de imprescindible, de irrepetible, y la verdad es que los únicos que creen que esas declaraciones repletas de autoalabanzas tienen impacto social es él y el comité de aplausos que tímidamente lo respalda.
Pero no es único ni irrepetible, es solo un ejemplo visible de lo que ya se convirtió en la regla general, funcionarios públicos que sin méritos ocupan cargos de relevancia nacional y que, como dijo una funcionaria diplomática a una compatriota que rogaba su repatriación, no basta estudiar.
Esta generación de burócratas ya lo reconoce así sin ninguna vergüenza, no basta estudiar, se necesita estar en la rosca, tener las palancas, los amigos, dárselo a algún litigante que salga en el noticiero con ínfulas de rockstar, así están llegando a consulados, a ministerios, a universidades dizque a enseñar, no solamente cobrando lo que no deben sino privando a la ciudadanía de funcionarios que realmente merezcan ostentar esos cargos, funcionarios que entiendan que el servicio púbico es por y para la ciudadanía y no para recibir una colección de privilegios que les permitan impunemente delinquir.
Se nos convirtió en paisaje que los servidores públicos de más alto nivel usen sus cargos para favorecer a sus cercanos más que a los ciudadanos, pareciera judicialmente tolerada esa evidente corrupción que ha permitido nombramientos diplomáticos que funcionan como caja menor de los políticos ignorando de tajo los méritos de quienes juiciosamente han realizado carrera en la función pública, haciéndole un daño inmenso a la institucionalidad. La academia y la burocracia son una mezcla supremamente peligrosa, que tristemente nos muestra como, el apetito puestero y ególatra de algunos, puede impactar de manera negativa a toda una institución impunemente.
Gracias a la borrachera de poder del Fiscal Francisco Barbosa tuvimos que ver a miembros del CTI patrullando un centro comercial con música dramática de fondo, como si de un capítulo de CSI se tratara, gracias a él también nos estremecimos al saber que por salir a tiempo en el noticiero con mas sintonía se imputó de manera equivocada el acceso carnal violento agravado que padeció la menor indígena en Risaralda, también nos tocó verlo en una conferencia de prensa totalmente errática en San Andrés, conferencia que perfectamente podía haber sido un correo electrónico, un comunicado de prensa o en últimas una videoconferencia.
A los cuatro vientos se anunció persecución penal contra la alcaldesa Claudia López por el delito de violación de medida sanitaria, por haber salido a hacer la compra con su esposa, y muy clarito nos quedó, porque lo vociferó el Fiscal Barbosa, que esa conducta no podía permitirse, pues diáfano resultaría ahora hacer para él la misma imputación, no por el paseo, que ya lo quiere justificar usando como chivo expiatorio al Gobernador de San Andrés, sino por llevar además en el paseo a su esposa, a su hija y de ñapa a la amiga de su hija.
Pero nada pasa, aquí nada pasa, porque han conformado un swinger de impunidad, se han encargado de blindarse entre ellos, esa recua de funcionarios mediocres y puesteros se cubren las espaldas y reclaman vociferando su derecho al privilegio, su derecho a nombrar a los amigos sin méritos, su derecho a usar los bienes del Estado para transportar a los invitados de una fiesta infantil, su derecho a irse de paseo familiar en plena pandemia, mientras todos nos recorremos la casa en un tour que parece no acabar jamás, allá están ellos tomando coco loco y brindando por su impunidad, porque el uso recursos públicos es sagrado para todos menos para ellos, porque ya no tienen vergüenza y tampoco tienen ni tendrán persecución penal.
Pero no es único ni irrepetible, es solo un ejemplo visible de lo que ya se convirtió en la regla general, funcionarios públicos que sin méritos ocupan cargos de relevancia nacional y que, como dijo una funcionaria diplomática a una compatriota que rogaba su repatriación, no basta estudiar.
Esta generación de burócratas ya lo reconoce así sin ninguna vergüenza, no basta estudiar, se necesita estar en la rosca, tener las palancas, los amigos, dárselo a algún litigante que salga en el noticiero con ínfulas de rockstar, así están llegando a consulados, a ministerios, a universidades dizque a enseñar, no solamente cobrando lo que no deben sino privando a la ciudadanía de funcionarios que realmente merezcan ostentar esos cargos, funcionarios que entiendan que el servicio púbico es por y para la ciudadanía y no para recibir una colección de privilegios que les permitan impunemente delinquir.
Se nos convirtió en paisaje que los servidores públicos de más alto nivel usen sus cargos para favorecer a sus cercanos más que a los ciudadanos, pareciera judicialmente tolerada esa evidente corrupción que ha permitido nombramientos diplomáticos que funcionan como caja menor de los políticos ignorando de tajo los méritos de quienes juiciosamente han realizado carrera en la función pública, haciéndole un daño inmenso a la institucionalidad. La academia y la burocracia son una mezcla supremamente peligrosa, que tristemente nos muestra como, el apetito puestero y ególatra de algunos, puede impactar de manera negativa a toda una institución impunemente.
Gracias a la borrachera de poder del Fiscal Francisco Barbosa tuvimos que ver a miembros del CTI patrullando un centro comercial con música dramática de fondo, como si de un capítulo de CSI se tratara, gracias a él también nos estremecimos al saber que por salir a tiempo en el noticiero con mas sintonía se imputó de manera equivocada el acceso carnal violento agravado que padeció la menor indígena en Risaralda, también nos tocó verlo en una conferencia de prensa totalmente errática en San Andrés, conferencia que perfectamente podía haber sido un correo electrónico, un comunicado de prensa o en últimas una videoconferencia.
A los cuatro vientos se anunció persecución penal contra la alcaldesa Claudia López por el delito de violación de medida sanitaria, por haber salido a hacer la compra con su esposa, y muy clarito nos quedó, porque lo vociferó el Fiscal Barbosa, que esa conducta no podía permitirse, pues diáfano resultaría ahora hacer para él la misma imputación, no por el paseo, que ya lo quiere justificar usando como chivo expiatorio al Gobernador de San Andrés, sino por llevar además en el paseo a su esposa, a su hija y de ñapa a la amiga de su hija.
Pero nada pasa, aquí nada pasa, porque han conformado un swinger de impunidad, se han encargado de blindarse entre ellos, esa recua de funcionarios mediocres y puesteros se cubren las espaldas y reclaman vociferando su derecho al privilegio, su derecho a nombrar a los amigos sin méritos, su derecho a usar los bienes del Estado para transportar a los invitados de una fiesta infantil, su derecho a irse de paseo familiar en plena pandemia, mientras todos nos recorremos la casa en un tour que parece no acabar jamás, allá están ellos tomando coco loco y brindando por su impunidad, porque el uso recursos públicos es sagrado para todos menos para ellos, porque ya no tienen vergüenza y tampoco tienen ni tendrán persecución penal.