Libertad absolutista de expresión más peligrosa que la censura
Por: Abogado Víctor David Aucenon Liberato
Sigue el debate muy intenso por la supuesta censura a la que se vio sometido Trump, lo que es sumamente interesante, igualmente, es una oportunidad gigantesca para que las mayorías se interesen y conozcan los límites de la libertad de expresión, la libertad en general y el por qué esos límites son necesarios, aunque impopulares.
Lo primero que debemos comprender es que ningún derecho puede ser absoluto y que nuestra libertad termina donde empiezan los derechos de los demás. Los límites a la libertad de expresión no son una novedad de tuiter 2021, ni son ilegales per se, por el contrario, los jueces en países democráticos con censura prohibida con contadas excepciones diariamente obligan eliminar cientos de mensajes basados en esas excepciones y eliminan hasta cuentas de redes sociales por injuriar, calumniar o amenazar.
No solamente los jueces, las redes sociales tienen una normatividad que debe estar ajustada a derecho y que debe ser aceptada por quien las usa, estas reglas incluyen vanear o eliminar sin necesidad de orden judicial, como por ejemplo, contenido inapropiado y hasta ilegal como la pornografía infantil o la invitación a cometer delitos, crímenes de odio, invitación a suicidio, a terrorismo, spam, vender drogas, etc. … un ejemplo muy claro, en Colombia tenemos libertad de locomoción pero no podemos ingresar arbitrariamente a la casa del vecino o entrar a una base militar, o salirnos si queremos de la prisión a la que fuimos condenados, hay excepciones limitantes necesarias a esa libertad, que igual como ocurre en tuiter no requieren de la validación o intermediación de un juez para ser aplicado el límite, igual pasa con la libertad de expresión.
El debate es enriquecedor siempre que se usen argumentos y no las tripas y la pasión de un fanático caudillista, quienes creen que puede existir alguien (su líder) por encima de las normas, como lo demuestra la contradicción de quienes en Colombia virulentamente criticaron la censura a Trump, argumentando la necesidad de permitir libertad de expresión total y sin restricciones, sin importar los riesgos, y al otro día cuando tuiter eliminó la cuenta del disidente Márquez, lo celebraron sin sonrojarse siquiera, y ¿la libertad total solo era para ellos?.
Algunos detractores del presidente gringo lo apoyaron, incluso implícitamente dicen con aires libertarios que contradicen sus ideologías, que la aplicación no debería tener reglas, esto no tiene en cuenta que uno de los principios del derecho es que ningún derecho se ejerce de manera absoluta y sin regulación, y que basado en mi libertad no puedo vulnerar derechos de otros, desconocen que tuiter y otras plataformas ya han censurado contenido peligroso en miles de ocasiones anteriores contra lideres igualmente muy influyentes que como Trump no respetaron las reglas, como siempre en búsqueda de la popularidad, sin importarles quebrantar las normas, de tuiter y de la Constitución y la ley como ha quedado demostrado judicialmente aquí mismo en Colombia.
Otro argumento fútil es que, si se censura no deben ensañarse con Donald Trump, por qué no censuran otros líderes del odio de otras corrientes ideológicas, demuestra esta premisa el desconocimiento profundo del tema de la mayoría que se queda solo con el titular: “¡histórica decisión!” si tuiter desde que se inició, ha censurado correctamente a millones de personas y cientos de líderes de las más diversas tendencias políticas sin contemplación alguna como debe ser, el mismo Trump ya había sido sancionado y advertido antes, no hay cosa tal como un precedente histórico en esta decisión más que una muestra que las normas deben ser para todos incluso para el hombre más poderoso del mundo del mismo país de la aplicación donde pueden ser sancionados por una persecución, demostrando que por lo menos en este tema las aplicaciones han actuado de manera aceptable.
Otro argumento que encuentro fuera de base es que tuiter si debió censurarlo por su invitación al odio y al crimen demostrada con los hechos posteriores, pero que tuiter se equivocó en la oportunidad, eligió un muy mal momento, de ánimos muy caldeados (cuasi golpe de estado)que además enervaría mucho más a sus seguidores furibundos, aquí le están endilgando unas obligaciones que no le son exigibles a la empresa, no es ella que debe tener la mesura o diplomacia serena que se le debe exigir a un líder de gobierno, la plataforma debe cumplir sus propias reglas prestablecidas, de no hacerlo si estaría faltando a sus propias reglas y cometiendo un favoritismo político que es lo que más le critican sus equivocados detractores.
El argumento más inocente es que Trump es un ciudadano cualquiera y que temen que ellos como ciudadanos cualquiera los censuren, tal apreciación no resiste ninguna revisión, no tiene en cuenta ningún contexto de influencia y poder, de liderazgo irresponsable y peligroso, y no, un presidente no es un ciudadano cualquiera y tampoco tiene más derechos que uno, por el contrario, el impacto de su irresponsable uso de la libertad de expresión tiene unas consecuencias mucho más catastróficas como pudimos ver en el asalto al capitolio de estados unidos.
Aunque la mayoría de críticas a la decisión de tuiter surjan de un profundo desconocimiento del tema y del contexto, existen unas muy valiosas que merecen un análisis serio, como por ejemplo la que dice que, si bien la mayoría podemos estar de acuerdo en que se elimine contenido peligroso e ilegal como amenazas o incitación al odio y delito, ¿quién decide e interpreta en las plataformas que es eso? ¿Cómo unificar o por lo menos volver más objetivos esos términos? Porque suelen utilizar términos muy ambiguos para burlar las normas e invitar al odio y delitos (no es el caso de Trump), por ejemplo, un término tan difuso como el terrorismo sin duda presentará una diversidad de interpretaciones no pacificas entre sí.
Otra critica que encuentro razonable es que tuiter y las aplicaciones son muy lentas para borrar este contenido llegando a ser displicente con fakes news y cuentas falsas o cuentas que son reiterativas violando las normas, sabiendo que se presentará estos problemas y se seguirán presentando, creo que el camino actual con todos sus problemas es menos dañino y peligroso que el salto al vacío a una libertad absoluta en las redes, que como demostró Trump puede llegar a ser muy peligrosa, como lo vivimos en Colombia que en medio de una protesta un líder con repercusión alentó a las autoridades a cometer una masacre “con sentido social”, en otra ocasión el mismo líder llamó violador de niños a un periodista critico por considerar “usando su libertad de expresión” que violaba los derechos de los niños, poniendo en peligro la vida de este periodista hasta que la justicia obligó a censurar ese mensaje, mostrándonos que en Colombia no somos ajenos de este uso arbitrario y peligroso de la libertad de expresión y que debemos trasegar con cautela esos senderos, que generalmente son utilizados por enemigos del estado derecho y en favor del estado de opinión.
Lo primero que debemos comprender es que ningún derecho puede ser absoluto y que nuestra libertad termina donde empiezan los derechos de los demás. Los límites a la libertad de expresión no son una novedad de tuiter 2021, ni son ilegales per se, por el contrario, los jueces en países democráticos con censura prohibida con contadas excepciones diariamente obligan eliminar cientos de mensajes basados en esas excepciones y eliminan hasta cuentas de redes sociales por injuriar, calumniar o amenazar.
No solamente los jueces, las redes sociales tienen una normatividad que debe estar ajustada a derecho y que debe ser aceptada por quien las usa, estas reglas incluyen vanear o eliminar sin necesidad de orden judicial, como por ejemplo, contenido inapropiado y hasta ilegal como la pornografía infantil o la invitación a cometer delitos, crímenes de odio, invitación a suicidio, a terrorismo, spam, vender drogas, etc. … un ejemplo muy claro, en Colombia tenemos libertad de locomoción pero no podemos ingresar arbitrariamente a la casa del vecino o entrar a una base militar, o salirnos si queremos de la prisión a la que fuimos condenados, hay excepciones limitantes necesarias a esa libertad, que igual como ocurre en tuiter no requieren de la validación o intermediación de un juez para ser aplicado el límite, igual pasa con la libertad de expresión.
El debate es enriquecedor siempre que se usen argumentos y no las tripas y la pasión de un fanático caudillista, quienes creen que puede existir alguien (su líder) por encima de las normas, como lo demuestra la contradicción de quienes en Colombia virulentamente criticaron la censura a Trump, argumentando la necesidad de permitir libertad de expresión total y sin restricciones, sin importar los riesgos, y al otro día cuando tuiter eliminó la cuenta del disidente Márquez, lo celebraron sin sonrojarse siquiera, y ¿la libertad total solo era para ellos?.
Algunos detractores del presidente gringo lo apoyaron, incluso implícitamente dicen con aires libertarios que contradicen sus ideologías, que la aplicación no debería tener reglas, esto no tiene en cuenta que uno de los principios del derecho es que ningún derecho se ejerce de manera absoluta y sin regulación, y que basado en mi libertad no puedo vulnerar derechos de otros, desconocen que tuiter y otras plataformas ya han censurado contenido peligroso en miles de ocasiones anteriores contra lideres igualmente muy influyentes que como Trump no respetaron las reglas, como siempre en búsqueda de la popularidad, sin importarles quebrantar las normas, de tuiter y de la Constitución y la ley como ha quedado demostrado judicialmente aquí mismo en Colombia.
Otro argumento fútil es que, si se censura no deben ensañarse con Donald Trump, por qué no censuran otros líderes del odio de otras corrientes ideológicas, demuestra esta premisa el desconocimiento profundo del tema de la mayoría que se queda solo con el titular: “¡histórica decisión!” si tuiter desde que se inició, ha censurado correctamente a millones de personas y cientos de líderes de las más diversas tendencias políticas sin contemplación alguna como debe ser, el mismo Trump ya había sido sancionado y advertido antes, no hay cosa tal como un precedente histórico en esta decisión más que una muestra que las normas deben ser para todos incluso para el hombre más poderoso del mundo del mismo país de la aplicación donde pueden ser sancionados por una persecución, demostrando que por lo menos en este tema las aplicaciones han actuado de manera aceptable.
Otro argumento que encuentro fuera de base es que tuiter si debió censurarlo por su invitación al odio y al crimen demostrada con los hechos posteriores, pero que tuiter se equivocó en la oportunidad, eligió un muy mal momento, de ánimos muy caldeados (cuasi golpe de estado)que además enervaría mucho más a sus seguidores furibundos, aquí le están endilgando unas obligaciones que no le son exigibles a la empresa, no es ella que debe tener la mesura o diplomacia serena que se le debe exigir a un líder de gobierno, la plataforma debe cumplir sus propias reglas prestablecidas, de no hacerlo si estaría faltando a sus propias reglas y cometiendo un favoritismo político que es lo que más le critican sus equivocados detractores.
El argumento más inocente es que Trump es un ciudadano cualquiera y que temen que ellos como ciudadanos cualquiera los censuren, tal apreciación no resiste ninguna revisión, no tiene en cuenta ningún contexto de influencia y poder, de liderazgo irresponsable y peligroso, y no, un presidente no es un ciudadano cualquiera y tampoco tiene más derechos que uno, por el contrario, el impacto de su irresponsable uso de la libertad de expresión tiene unas consecuencias mucho más catastróficas como pudimos ver en el asalto al capitolio de estados unidos.
Aunque la mayoría de críticas a la decisión de tuiter surjan de un profundo desconocimiento del tema y del contexto, existen unas muy valiosas que merecen un análisis serio, como por ejemplo la que dice que, si bien la mayoría podemos estar de acuerdo en que se elimine contenido peligroso e ilegal como amenazas o incitación al odio y delito, ¿quién decide e interpreta en las plataformas que es eso? ¿Cómo unificar o por lo menos volver más objetivos esos términos? Porque suelen utilizar términos muy ambiguos para burlar las normas e invitar al odio y delitos (no es el caso de Trump), por ejemplo, un término tan difuso como el terrorismo sin duda presentará una diversidad de interpretaciones no pacificas entre sí.
Otra critica que encuentro razonable es que tuiter y las aplicaciones son muy lentas para borrar este contenido llegando a ser displicente con fakes news y cuentas falsas o cuentas que son reiterativas violando las normas, sabiendo que se presentará estos problemas y se seguirán presentando, creo que el camino actual con todos sus problemas es menos dañino y peligroso que el salto al vacío a una libertad absoluta en las redes, que como demostró Trump puede llegar a ser muy peligrosa, como lo vivimos en Colombia que en medio de una protesta un líder con repercusión alentó a las autoridades a cometer una masacre “con sentido social”, en otra ocasión el mismo líder llamó violador de niños a un periodista critico por considerar “usando su libertad de expresión” que violaba los derechos de los niños, poniendo en peligro la vida de este periodista hasta que la justicia obligó a censurar ese mensaje, mostrándonos que en Colombia no somos ajenos de este uso arbitrario y peligroso de la libertad de expresión y que debemos trasegar con cautela esos senderos, que generalmente son utilizados por enemigos del estado derecho y en favor del estado de opinión.