Des-gremio ante el populismo punitivo
Por: Abogado Víctor David Aucenon Liberato
En Colombia las noticias judiciales inundan todos los días la agenda noticiosa, en especial en materia penal, homicidios, violaciones y hurtos, esto crea una sensación de indefensión y la vez un deseo de venganza en la ciudadanía que pide a gritos una solución, cualquiera sea…. por lo tanto, periódicamente se aprueban leyes populistas que no tienen en cuenta el criterio de los expertos y académicos del derecho sobre los temas, sino que se legisla con la mayor de las irresponsabilidades ante temas complejos. Sin importar la ideología muchos congresistas y gobernantes apoyan medidas poco eficaces, y ¡lo peor! inconstitucionales con tal de quedar bien ante sus posibles votantes, como la cadena perpetua, judicialización de la protesta social, la penalización del piropo…
Existe una pulsión a penalizar todas las conductas indeseables en una sociedad como un oasis llamativo para la opinión, para aparentar que se está haciendo algo contra tales problemas por parte de los políticos, aunque en realidad no es así, no se está haciendo nada y peor, esas soluciones superfluas que anuncian con tanto bombo, no son otra cosa que una cortina de humo que evita dar una discusión real y profunda sobre esas problemáticas, queda entonces el derecho penal que debería ser la última ratio, convertido en la primera línea para atender todo tipo de problemas sociales, drogadicción, falta de educación sexual, protesta, hambre y demás que deberían corresponder a otras áreas e instituciones como la salud pública, la educación, la seguridad social, la familia.
Son tan contradictorios que los mismos políticos que día a día critican el hacinamiento están al mismo tiempo aprobando leyes para encarcelar por cualquier motivo, y se hacen llamar demócratas y liberales algunos. No creo que ninguna concepción realmente liberal del Estado pretenda ver a media población tras las rejas.
Igualmente critican la mano dura de la policía y el gobierno autoritario y al mismo tiempo piden la mano dura y autoritaria de los jueces. Contradicciones que pasan de agache ante la unanimidad de todas las vertientes políticas en seguir aprobando leyes para ganarse un aplauso y no para arreglar el país y si esta tendencia sigue aumentando y se siguen midiendo la calidad de un legislador por la cantidad de leyes que saca y no por su calidad o por sus resultados, en un futuro tendremos una catástrofe social peor que la recientemente vivida.
Siento que existe un consenso entre la mayoría de litigantes y académicos del derecho en cuestionar esta irresponsabilidad del populismo punitivo, pero falta convergencia y unión para emitir comunicados en conjunto, dar declaraciones contundentes y tomar acciones positivas que trasciendan más allá de un trino o una columna en una revista de derecho que solo leen abogados y por eso hay que llegarle a las masas con menos tecnicismos y en horario prime time. Ahora existen más agremiaciones de litigantes y ese es un buen comienzo, pero falta más contundencia para criticar esos temas que tanto afectan al país y a los abogados, o ¿qué puede sentir un juez al tener que condenar a alguien por un piropo, o a un drogadicto enfermo?
Los Abogados somos quienes más sufrimos al ver como se atropellan todos los principios del derecho en la expedición de leyes, que como mínimo deberían debatir y tener en cuenta las observaciones de quienes más saben sobre esas áreas y en los casos que menciono, a los abogados penalistas por ejemplo. También un buen inicio para lograr esta unión sería que las facultades de derecho, las agremiaciones de litigantes y abogados en general apoyáramos una iniciativa legislativa para despenalizar la droga, una de las prohibiciones más absurdas y populistas que existe en contra de las libertades individuales, pues a nadie se le obliga a consumir, con enormes gastos para el fisco (y pérdidas de impuestos al no regular la venta legal) y con nulos resultados, pues el consumo que se supone es lo que se busca evitar, es lo que más ha aumentado con daños colaterales insostenibles (asesinatos, corrupción, recrudecimiento de la guerra), o les harán mucha falta los grandes narcos a los políticos y a algunos pocos litigantes…
Existe una pulsión a penalizar todas las conductas indeseables en una sociedad como un oasis llamativo para la opinión, para aparentar que se está haciendo algo contra tales problemas por parte de los políticos, aunque en realidad no es así, no se está haciendo nada y peor, esas soluciones superfluas que anuncian con tanto bombo, no son otra cosa que una cortina de humo que evita dar una discusión real y profunda sobre esas problemáticas, queda entonces el derecho penal que debería ser la última ratio, convertido en la primera línea para atender todo tipo de problemas sociales, drogadicción, falta de educación sexual, protesta, hambre y demás que deberían corresponder a otras áreas e instituciones como la salud pública, la educación, la seguridad social, la familia.
Son tan contradictorios que los mismos políticos que día a día critican el hacinamiento están al mismo tiempo aprobando leyes para encarcelar por cualquier motivo, y se hacen llamar demócratas y liberales algunos. No creo que ninguna concepción realmente liberal del Estado pretenda ver a media población tras las rejas.
Igualmente critican la mano dura de la policía y el gobierno autoritario y al mismo tiempo piden la mano dura y autoritaria de los jueces. Contradicciones que pasan de agache ante la unanimidad de todas las vertientes políticas en seguir aprobando leyes para ganarse un aplauso y no para arreglar el país y si esta tendencia sigue aumentando y se siguen midiendo la calidad de un legislador por la cantidad de leyes que saca y no por su calidad o por sus resultados, en un futuro tendremos una catástrofe social peor que la recientemente vivida.
Siento que existe un consenso entre la mayoría de litigantes y académicos del derecho en cuestionar esta irresponsabilidad del populismo punitivo, pero falta convergencia y unión para emitir comunicados en conjunto, dar declaraciones contundentes y tomar acciones positivas que trasciendan más allá de un trino o una columna en una revista de derecho que solo leen abogados y por eso hay que llegarle a las masas con menos tecnicismos y en horario prime time. Ahora existen más agremiaciones de litigantes y ese es un buen comienzo, pero falta más contundencia para criticar esos temas que tanto afectan al país y a los abogados, o ¿qué puede sentir un juez al tener que condenar a alguien por un piropo, o a un drogadicto enfermo?
Los Abogados somos quienes más sufrimos al ver como se atropellan todos los principios del derecho en la expedición de leyes, que como mínimo deberían debatir y tener en cuenta las observaciones de quienes más saben sobre esas áreas y en los casos que menciono, a los abogados penalistas por ejemplo. También un buen inicio para lograr esta unión sería que las facultades de derecho, las agremiaciones de litigantes y abogados en general apoyáramos una iniciativa legislativa para despenalizar la droga, una de las prohibiciones más absurdas y populistas que existe en contra de las libertades individuales, pues a nadie se le obliga a consumir, con enormes gastos para el fisco (y pérdidas de impuestos al no regular la venta legal) y con nulos resultados, pues el consumo que se supone es lo que se busca evitar, es lo que más ha aumentado con daños colaterales insostenibles (asesinatos, corrupción, recrudecimiento de la guerra), o les harán mucha falta los grandes narcos a los políticos y a algunos pocos litigantes…