La Injusticia por mano propia
Por: Abogado Víctor David Aucenon Liberato
Será que cuando los linchados y torturados dejen de ser los marginados de siempre (ladrones de celulares que son jóvenes en la miseria con pocas oportunidades) y las turbas furibundas comiencen a linchar a los delincuentes de cuello blanco (con educación y oportunidades) casados con importantes periodistas, amigos y familiares de todo el poder político, entonces si veremos una reacción y estrategia de pedagogía desde el estado y los medios para evitar la justicia por mano propia?
Hace unos días se presentó en Cali un hecho cargado de un gran simbolismo lúgubre, propio de una película de terror “gore” o una escena de la edad media, le amputaron las manos con un machete a un supuesto ladrón, como castigo por su delito, una acción incoherente ni siquiera compatible con la retaliación que exige la ley primitiva del “ojo por ojo, diente por diente” que requiere una pena idéntica al delito, el ladrón debió ser despojado de sus bienes, el asesino asesinado, el violador...
Gran cantidad de colegas se han esforzado ante la oleada de linchamientos por explicar a las masas, no solo la ilegalidad tácita de la justicia por mano propia si no la inconveniencia y la inmoralidad de la aplicación de la misma, que representa una renuncia a la civilización y a la razón misma, aclarando las diferencias entre la permitida legítima defensa y la ilegal justicia por mano propia, pero tales esfuerzos son en vano, la información termina por convencer a los ya convencidos y no tiene ninguna repercusión en las mayorías, como si lo tendrían los medios de comunicación con sus noticias amarillistas con apoyo sutil al linchamiento o el silencio cómplice del Estado.
La imagen del joven debe re ser la gota que rebosa la copa y generar una reacción, aunque este hecho atroz no es un hecho aislado, es la cúspide de un proceso anterior en Colombia de justicia por mano propia (el paramilitarismo), que sin embargo, en los últimos meses ha escalado de manera dramática, esta vez no contra las guerrillas, sino contra los ladrones de poca monta (los eslabones mas bajos de las cadenas delincuenciales y quienes generan mas impacto mediático y rabia) llamados por las furibundas masas como “ratas” despojándolos de su humanidad, no contra corruptos u otro tipo de delitos que aunque más gravosos para la sociedad, no son tan despreciados, se han empezado a conformar grupos en Facebook y whatsapp organizados por una especie de comités, para difundir y aplicar esta justicia primitiva ”caza ratas” que aunque delante de las autoridades, grabados y publicados no parece haber mucho interés por judicializarlos.
El transcurso del tiempo desde que ocurrió el deplorable hecho nos permite concluir que las autoridades poco y nada van a hacer para luchar contra este fenómeno, lo primero que se debe aceptar es que es popular, a la gente le gusta ver esos espectáculos violentos e inhumanos y tal vez, parte de esa rabia viene de la inoperancia de esas mismas autoridades, por lo que seria muy poco probable que a un año de elecciones se atrevieran a contrariar al equivocado pueblo, aunque sería lo correcto.
Es tal el contexto de aceptación que tiene la justicia por mano propia, que dichas acciones tienen ya un nombre aceptado: “ la paloterapia” que se refiere a las lesiones o la tortura física a la que será sometido quien sea acusado de hurto, acusado y condenado por la turba sin ningún tipo de proceso como han ocurrido en las peores dictaduras o en las épocas mas oscuras de nuestras sociedades antiguas, la paloterapia es una medida que se está instituyendo como norma no escrita, cuya justificación es siempre la misma por parte de sus defensores, la rabia contra el hurto que lleva al proceso de igualarse al delincuente para vengarse de él, y la desconfianza en contra de las autoridades de policía, los jueces, los fiscales y hasta el inpec. El proceso para llegar a ese sistema de apoyar la justicia primitiva es primario y efectista, por lo tanto no admite el análisis profundo que requiere un asunto de tal complejidad.
Ambas razones tanto la sed de venganza e igualarse al delincuente como la desconfianza en las autoridades, se agravan, además, por la profunda ignorancia de estas masas sobre el funcionamiento de la ley, muchos no saben siquiera que deben interponer una denuncia, o que la justicia por mano propia es una negación del pacto social en el cual están incluidos, y por el cual aceptaron que para vivir en paz otorgarían al Estado la potestad de la justicia y si se someten a castigar sin juicio a los demás, lo mismo les podrá pasar a ellos o sus seres queridos cuando tengan cualquier conflicto, desde una multa de tránsito hasta una deuda entre particulares, en la que podrían ser sometidos a tortura o golpizas por las mismas razones que usaron antes, rabia y desconfianza en las autoridades, "Con la vara que midas serás medido"…
Hace unos días se presentó en Cali un hecho cargado de un gran simbolismo lúgubre, propio de una película de terror “gore” o una escena de la edad media, le amputaron las manos con un machete a un supuesto ladrón, como castigo por su delito, una acción incoherente ni siquiera compatible con la retaliación que exige la ley primitiva del “ojo por ojo, diente por diente” que requiere una pena idéntica al delito, el ladrón debió ser despojado de sus bienes, el asesino asesinado, el violador...
Gran cantidad de colegas se han esforzado ante la oleada de linchamientos por explicar a las masas, no solo la ilegalidad tácita de la justicia por mano propia si no la inconveniencia y la inmoralidad de la aplicación de la misma, que representa una renuncia a la civilización y a la razón misma, aclarando las diferencias entre la permitida legítima defensa y la ilegal justicia por mano propia, pero tales esfuerzos son en vano, la información termina por convencer a los ya convencidos y no tiene ninguna repercusión en las mayorías, como si lo tendrían los medios de comunicación con sus noticias amarillistas con apoyo sutil al linchamiento o el silencio cómplice del Estado.
La imagen del joven debe re ser la gota que rebosa la copa y generar una reacción, aunque este hecho atroz no es un hecho aislado, es la cúspide de un proceso anterior en Colombia de justicia por mano propia (el paramilitarismo), que sin embargo, en los últimos meses ha escalado de manera dramática, esta vez no contra las guerrillas, sino contra los ladrones de poca monta (los eslabones mas bajos de las cadenas delincuenciales y quienes generan mas impacto mediático y rabia) llamados por las furibundas masas como “ratas” despojándolos de su humanidad, no contra corruptos u otro tipo de delitos que aunque más gravosos para la sociedad, no son tan despreciados, se han empezado a conformar grupos en Facebook y whatsapp organizados por una especie de comités, para difundir y aplicar esta justicia primitiva ”caza ratas” que aunque delante de las autoridades, grabados y publicados no parece haber mucho interés por judicializarlos.
El transcurso del tiempo desde que ocurrió el deplorable hecho nos permite concluir que las autoridades poco y nada van a hacer para luchar contra este fenómeno, lo primero que se debe aceptar es que es popular, a la gente le gusta ver esos espectáculos violentos e inhumanos y tal vez, parte de esa rabia viene de la inoperancia de esas mismas autoridades, por lo que seria muy poco probable que a un año de elecciones se atrevieran a contrariar al equivocado pueblo, aunque sería lo correcto.
Es tal el contexto de aceptación que tiene la justicia por mano propia, que dichas acciones tienen ya un nombre aceptado: “ la paloterapia” que se refiere a las lesiones o la tortura física a la que será sometido quien sea acusado de hurto, acusado y condenado por la turba sin ningún tipo de proceso como han ocurrido en las peores dictaduras o en las épocas mas oscuras de nuestras sociedades antiguas, la paloterapia es una medida que se está instituyendo como norma no escrita, cuya justificación es siempre la misma por parte de sus defensores, la rabia contra el hurto que lleva al proceso de igualarse al delincuente para vengarse de él, y la desconfianza en contra de las autoridades de policía, los jueces, los fiscales y hasta el inpec. El proceso para llegar a ese sistema de apoyar la justicia primitiva es primario y efectista, por lo tanto no admite el análisis profundo que requiere un asunto de tal complejidad.
Ambas razones tanto la sed de venganza e igualarse al delincuente como la desconfianza en las autoridades, se agravan, además, por la profunda ignorancia de estas masas sobre el funcionamiento de la ley, muchos no saben siquiera que deben interponer una denuncia, o que la justicia por mano propia es una negación del pacto social en el cual están incluidos, y por el cual aceptaron que para vivir en paz otorgarían al Estado la potestad de la justicia y si se someten a castigar sin juicio a los demás, lo mismo les podrá pasar a ellos o sus seres queridos cuando tengan cualquier conflicto, desde una multa de tránsito hasta una deuda entre particulares, en la que podrían ser sometidos a tortura o golpizas por las mismas razones que usaron antes, rabia y desconfianza en las autoridades, "Con la vara que midas serás medido"…