¿Pero... y acaso vivimos en Democracia?
Por: Abogado Keivin Cardona Theran
El mes de septiembre desde que inicia conmemora celebraciones simbólicas e importantes para el mundo y en especial para Colombia, por ejemplo, se celebra en el país la semana de la paz en honor a San Pedro Claver y el pasado 15 de septiembre se celebró el día internacional de la democracia, día este que viene fijado por la Organización de las Naciones Unidas en la que se persigue entre otras cosas la protección del estado de derecho democrático de los diferentes países miembros velando por la promoción y prevención de los derechos humanos de la personas que integran ese país.
La Organización de las Naciones Unidas presentó en el marco del día internacional de la democracia un informe adiado 15 de septiembre del 2020 titulado “La COVID-19 y los derechos humanos, en esto estamos todos juntos” [1] en la que desarrolló una investigación atinente a verificar como se estaban comportando las democracias en medio de la lucha que se vive por la emergencia sanitaria que nos aqueja.
A grandes rasgos enfatizó que los Estados deben velar por la protección, cumplimiento y promoción de los derechos humanos de todas las personas, arrojando como resultado dicha investigación preocupaciones que fueron sintetizadas de la siguiente forma: “Distintas medidas para controlar la circulación de información y reprimir la libertad de expresión y la libertad de prensa en un contexto donde ya se está reduciendo el espacio cívico; El arresto, la detención, el enjuiciamiento o la persecución de opositores políticos, periodistas, personal médico y de salud, activistas y otros por supuesta difusión de “noticias falsas”…”.[2] Por lo anterior se propusieron planes de acción o de trabajo en conjunto con ONG y los Estados miembros para minimizar los actos de autoritarismos y maximizar actos que ayuden a restablecer la democracia.
Se establecen de igual forma en dicho informe de manera taxativa los planes que se han ideado como Organización Internacional para salvaguardar y mantener el orden constitucional en los Estados miembros mientras se pasa la terrible pesadilla de la pandemia llamada COVID-19, en ese punto se construyeron los siguientes planes, acciones y estrategias:
“El desarrollo de la alfabetización mediática y la seguridad digital
Luchar contra la desinformación y el discurso de odio, que se han multiplicado durante la crisis.
Capacitar a los periodistas de forma remota para informar sobre el impacto de la pandemia con una cobertura profunda y real, mientras se mantienen seguros en la primera línea.
Empoderar a las mujeres contra la violencia de género, que se ha disparado en medio de cierres, cuarentenas y presiones sociales y económicas del Covid-19.
Dar a conocer los desafíos de la desigualdad y la deficiente prestación de servicios agravados por la crisis, con un enfoque específico en las necesidades y derechos de las mujeres, los jóvenes, las minorías y otras poblaciones marginadas, para ayudar a que los gobiernos rindan cuentas.”[3].
Colombia como Estado miembro de la Organización de las Naciones Unidas debe velar por el cumplimiento de aquellas acciones y planes que dicha organización internacional se idee en pro de salvaguardar los derechos humanos, no sin antes indicar que nuestro país en la Constitución Política de Colombia se auto proclama como una República Democrática (Art. 1) y es Estado miembro de la ONU desde el 5 de noviembre del 1945, haciendo que los convenios y tratados que allí se suscriban y posteriormente el Congreso ratifique hagan parte del bloque de constitucionalidad tal como lo establece el artículo 93 de la Constitución Política de Colombia.
Realizada las anteriores precisiones es realmente penoso que en medio de todos estos actos cívicos que se celebran en el mundo haciendo un llamado al respeto y protección de derechos humanos y a minimizar actos de guerra y de autoritarismo de los agentes del Estado, en nuestro país eso no ocurra, antes por el contrario, se agudizan, a diario se debe convivir con las secuelas y las consecuencias del nefasto virus- COVID-19- y adicional a ello tenemos que lidiar y convivir con atropellos policiales en los cuales se arroja como consecuencia muerte de ciudadanos del común, aumento desproporcionado de violencia de género, casos de racismo, masacres de personas inocentes, malversación de fondos del Estado para inversión en lo público, actos delictivos de personas que políticamente nos representan, grandes rezagos de desigualdad, mala distribución de los factores de poder, necesidades básicas insatisfecha en aumento, creo que si continuo no finalizo esta lista, a lo que quiero llegar, es que, la Organización de las Naciones Unidas no puede convertirse en un artículo decorativo en un país o convidado de piedra, pues debe por la fuerza vinculante que tiene en la constitución de los Estados miembros hacer valer también sus reglas, debe velar por el acompañamiento a las personas que sus derechos día a día se ven lesionado, vulnerado o transgredido, deben convertirse en un arma de defensa para aquellos que a diario ven disminuido sus derechos por la actuación desfasada de los agentes que integran el Estado.
Y algo muy particular que debemos poner en práctica, de manera inmediata, es hacer un “STOP” al discurso de odio que manejamos internamente en el país y este discurso de odio es en todos los escenarios, radiales, políticos, en las redes sociales, informativos y hasta en nuestras familias eso hace que nuestra animadversión se acreciente y siempre queramos ver a quien piensa diferente como un enemigo haciendo que las brechas de paz se disminuyan y por el contrario se fortalezca la sensación de guerra.
Hagamos desde nuestra intimidad social que se cohesione la democracia, que se cumplan los objetivos del Estado social de Derecho y que con el pasar de los días Colombia sea ejemplo ante el mundo de un estado democrático genuino y autentico.
Referencias
[1] https://www.un.org/sites/un2.un.org/files/human_rights_and_covid19_spanish.pdf
[2] https://www.un.org/es/observances/democracy-day
[3] IBIDEM.
La Organización de las Naciones Unidas presentó en el marco del día internacional de la democracia un informe adiado 15 de septiembre del 2020 titulado “La COVID-19 y los derechos humanos, en esto estamos todos juntos” [1] en la que desarrolló una investigación atinente a verificar como se estaban comportando las democracias en medio de la lucha que se vive por la emergencia sanitaria que nos aqueja.
A grandes rasgos enfatizó que los Estados deben velar por la protección, cumplimiento y promoción de los derechos humanos de todas las personas, arrojando como resultado dicha investigación preocupaciones que fueron sintetizadas de la siguiente forma: “Distintas medidas para controlar la circulación de información y reprimir la libertad de expresión y la libertad de prensa en un contexto donde ya se está reduciendo el espacio cívico; El arresto, la detención, el enjuiciamiento o la persecución de opositores políticos, periodistas, personal médico y de salud, activistas y otros por supuesta difusión de “noticias falsas”…”.[2] Por lo anterior se propusieron planes de acción o de trabajo en conjunto con ONG y los Estados miembros para minimizar los actos de autoritarismos y maximizar actos que ayuden a restablecer la democracia.
Se establecen de igual forma en dicho informe de manera taxativa los planes que se han ideado como Organización Internacional para salvaguardar y mantener el orden constitucional en los Estados miembros mientras se pasa la terrible pesadilla de la pandemia llamada COVID-19, en ese punto se construyeron los siguientes planes, acciones y estrategias:
“El desarrollo de la alfabetización mediática y la seguridad digital
Luchar contra la desinformación y el discurso de odio, que se han multiplicado durante la crisis.
Capacitar a los periodistas de forma remota para informar sobre el impacto de la pandemia con una cobertura profunda y real, mientras se mantienen seguros en la primera línea.
Empoderar a las mujeres contra la violencia de género, que se ha disparado en medio de cierres, cuarentenas y presiones sociales y económicas del Covid-19.
Dar a conocer los desafíos de la desigualdad y la deficiente prestación de servicios agravados por la crisis, con un enfoque específico en las necesidades y derechos de las mujeres, los jóvenes, las minorías y otras poblaciones marginadas, para ayudar a que los gobiernos rindan cuentas.”[3].
Colombia como Estado miembro de la Organización de las Naciones Unidas debe velar por el cumplimiento de aquellas acciones y planes que dicha organización internacional se idee en pro de salvaguardar los derechos humanos, no sin antes indicar que nuestro país en la Constitución Política de Colombia se auto proclama como una República Democrática (Art. 1) y es Estado miembro de la ONU desde el 5 de noviembre del 1945, haciendo que los convenios y tratados que allí se suscriban y posteriormente el Congreso ratifique hagan parte del bloque de constitucionalidad tal como lo establece el artículo 93 de la Constitución Política de Colombia.
Realizada las anteriores precisiones es realmente penoso que en medio de todos estos actos cívicos que se celebran en el mundo haciendo un llamado al respeto y protección de derechos humanos y a minimizar actos de guerra y de autoritarismo de los agentes del Estado, en nuestro país eso no ocurra, antes por el contrario, se agudizan, a diario se debe convivir con las secuelas y las consecuencias del nefasto virus- COVID-19- y adicional a ello tenemos que lidiar y convivir con atropellos policiales en los cuales se arroja como consecuencia muerte de ciudadanos del común, aumento desproporcionado de violencia de género, casos de racismo, masacres de personas inocentes, malversación de fondos del Estado para inversión en lo público, actos delictivos de personas que políticamente nos representan, grandes rezagos de desigualdad, mala distribución de los factores de poder, necesidades básicas insatisfecha en aumento, creo que si continuo no finalizo esta lista, a lo que quiero llegar, es que, la Organización de las Naciones Unidas no puede convertirse en un artículo decorativo en un país o convidado de piedra, pues debe por la fuerza vinculante que tiene en la constitución de los Estados miembros hacer valer también sus reglas, debe velar por el acompañamiento a las personas que sus derechos día a día se ven lesionado, vulnerado o transgredido, deben convertirse en un arma de defensa para aquellos que a diario ven disminuido sus derechos por la actuación desfasada de los agentes que integran el Estado.
Y algo muy particular que debemos poner en práctica, de manera inmediata, es hacer un “STOP” al discurso de odio que manejamos internamente en el país y este discurso de odio es en todos los escenarios, radiales, políticos, en las redes sociales, informativos y hasta en nuestras familias eso hace que nuestra animadversión se acreciente y siempre queramos ver a quien piensa diferente como un enemigo haciendo que las brechas de paz se disminuyan y por el contrario se fortalezca la sensación de guerra.
Hagamos desde nuestra intimidad social que se cohesione la democracia, que se cumplan los objetivos del Estado social de Derecho y que con el pasar de los días Colombia sea ejemplo ante el mundo de un estado democrático genuino y autentico.
Referencias
[1] https://www.un.org/sites/un2.un.org/files/human_rights_and_covid19_spanish.pdf
[2] https://www.un.org/es/observances/democracy-day
[3] IBIDEM.