El Derecho, lo legal y lo tecnológico
Por: Abogada Clara Patricia Cano
Twitter @Clara2020
Los cambios vertiginosos en materia de tecnología y de comunicaciones ha requerido que todas las disciplinas incorporen en su conocimiento cambios profundos para ir a la par de estos y para facilitar el trasegar por el diario vivir.
El Derecho no es ajeno a esta situación y frente a ello, las tecnologías como el Blockchain, y la Inteligencia Artificial, entre otras, ofrecen múltiples oportunidades, pero también grandes retos que implican visualizar qué necesidades existen para regular aspectos en donde se ve involucrado la afectación de la persona en su intimidad o en sus derechos al acceso, al conocimiento y a la seguridad.
Lo anterior, resulta ser un problema para los gobiernos y sus estamentos porque las multinacionales y las instituciones internacionales que entran al país o aun desde la distancia, mediante tecnologías avanzadas utilizan la información y los datos de las personas del territorio para el desarrollo de productos, para aumentar el consumo de estos y obtener de una u otra forma un control casi imperceptible por parte de cada persona.
No obstante, las distintas plataformas, las redes sociales trasladan cualquier responsabilidad al usuario, es decir, es quien utiliza las tecnologías el que debe protegerse para que su vida no esté tan expuesta al otro y evitar que otros puedan manipular la información. No quiere decir que plataformas o redes como Facebook o Instagram se eximan de toda responsabilidad, no, estas plataformas protegen el acceso a los usuarios de tal forma que no es posible entrar a un perfil sin pasar unas barreras de seguridad y hasta ahí llega su cuidado, esto por poner un ejemplo.
Pese a lo antes dicho, la creación de nuevas formas, herramientas o aplicaciones, para adquirir información sí contribuyen a las distintas disciplinas para agilizar su labor, pero si no se tiene un control ético, se puede sobrepasar la individualidad e intimidad de la persona.
Una de las tecnologías qué más avanza en este momento es la aplicación Google Lens[1] la cual permite, a partir de una imagen, ya sea de texto, fotografía, gráfico aun voz, buscar en toda la red otros referentes o imágenes parecidos o iguales a la imagen de referencia, para ello, se tiene una base de datos de gran volumen un BIG DATA. Es una consulta que se apoya en la base datos de Google y lens entra a este almacenamiento de datos a buscar la información para arrojar un resultado inmediato[2]. Pero ¿qué pasa su una imagen de una persona que anda en la red es puesta en un cuerpo o en una situación que nada tiene que ver ella? ¿El Derecho debe entrar a regular esta conducta? y ¿cómo lo haría?
Si bien es cierto existe regulación que combate el ciber crimen y que prevé la intercomunicación digital y la protección a la libre expresión, es la responsabilidad de cada persona velar por qué elementos da a conocer en la red, determinar quienes son sus usuarios y asumir que lo llega a internet allí se queda, lo que puede implicar que en un futuro su vida personal, laboral puede verse afectada.
Referencias:
[1] https://lens.google/intl/es-419/
[2] https://youtu.be/kQSOXlhtRUs
El Derecho no es ajeno a esta situación y frente a ello, las tecnologías como el Blockchain, y la Inteligencia Artificial, entre otras, ofrecen múltiples oportunidades, pero también grandes retos que implican visualizar qué necesidades existen para regular aspectos en donde se ve involucrado la afectación de la persona en su intimidad o en sus derechos al acceso, al conocimiento y a la seguridad.
Lo anterior, resulta ser un problema para los gobiernos y sus estamentos porque las multinacionales y las instituciones internacionales que entran al país o aun desde la distancia, mediante tecnologías avanzadas utilizan la información y los datos de las personas del territorio para el desarrollo de productos, para aumentar el consumo de estos y obtener de una u otra forma un control casi imperceptible por parte de cada persona.
No obstante, las distintas plataformas, las redes sociales trasladan cualquier responsabilidad al usuario, es decir, es quien utiliza las tecnologías el que debe protegerse para que su vida no esté tan expuesta al otro y evitar que otros puedan manipular la información. No quiere decir que plataformas o redes como Facebook o Instagram se eximan de toda responsabilidad, no, estas plataformas protegen el acceso a los usuarios de tal forma que no es posible entrar a un perfil sin pasar unas barreras de seguridad y hasta ahí llega su cuidado, esto por poner un ejemplo.
Pese a lo antes dicho, la creación de nuevas formas, herramientas o aplicaciones, para adquirir información sí contribuyen a las distintas disciplinas para agilizar su labor, pero si no se tiene un control ético, se puede sobrepasar la individualidad e intimidad de la persona.
Una de las tecnologías qué más avanza en este momento es la aplicación Google Lens[1] la cual permite, a partir de una imagen, ya sea de texto, fotografía, gráfico aun voz, buscar en toda la red otros referentes o imágenes parecidos o iguales a la imagen de referencia, para ello, se tiene una base de datos de gran volumen un BIG DATA. Es una consulta que se apoya en la base datos de Google y lens entra a este almacenamiento de datos a buscar la información para arrojar un resultado inmediato[2]. Pero ¿qué pasa su una imagen de una persona que anda en la red es puesta en un cuerpo o en una situación que nada tiene que ver ella? ¿El Derecho debe entrar a regular esta conducta? y ¿cómo lo haría?
Si bien es cierto existe regulación que combate el ciber crimen y que prevé la intercomunicación digital y la protección a la libre expresión, es la responsabilidad de cada persona velar por qué elementos da a conocer en la red, determinar quienes son sus usuarios y asumir que lo llega a internet allí se queda, lo que puede implicar que en un futuro su vida personal, laboral puede verse afectada.
Referencias:
[1] https://lens.google/intl/es-419/
[2] https://youtu.be/kQSOXlhtRUs