Estudia: El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos serás cada día un poco menos abogado.
Piensa: El derecho se aprende estudiando y se ejerce pensando.
Trabaja: La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.
Lucha: Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día en que encuentres en conflicto el Derecho con la justicia, lucha por la justicia.
Se leal: Para con tu cliente, al cual no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario aún cuando él sea desleal para contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices y que en cuanto al derecho una que otra vez debe confiar en el que tú le invocas.
Tolera: Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieras sera tolerada la tuya.
Ten paciencia: El tiempo se venga de las cosas que se hace sin su colaboración.
Ten fe: Ten fe en el Derecho como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia como el destino normal del derecho, en la paz como sustitutivo bondadoso de la justicia y, sobre todo, ten fe en la libertad sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz.
Olvida: La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras cargando tu alma de rencores, llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido el combate olvida tu victoria, como tu derrota.
Ama tu profesión: Trata de considerar la abogacía de tal manera, que el día en que tu hijo te pida un consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado.
Eduardo J. Couture
Nuestro deber ser como Abogados
Algunos decálogos y normas que nos recuerdan el valor de nuestra profesión